Mostrando entradas con la etiqueta Plan Colombia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Plan Colombia. Mostrar todas las entradas

lunes, 14 de marzo de 2016

General de mas alto rango de EEUU pasa revista a sus tropas en Colombia

General Dunford recibe un regalo del presidente Santos luego de reunion de rendicion de cuentas en la Casa de Narino

Si hubo algún colombiano que se enteró de la visita al país del oficial militar de mas alto rango de los EEUU, seguramente fue a través de los medios prepago, los que obviamente resaltaron la importancia de la visita del alto oficial presentándola como muestra de la gran confianza y cooperación que existe entre Colombia y EEUU. El oficial en cuestión, General Joseph F. Dunford Jr. es el Jefe del Estado Mayor Conjunto de los EEUU. 

Para quien tenga un mínimo de entendimiento del concepto de soberanía, una ceremonia militar en honor a un general extranjero es una vergüenza, y lo que demuestra es la sumisión absoluta de las fuerzas armadas colombianas al comando militar de EEUU. 
La siguiente foto lo dice todo: el general Dunford pasa revista a sus tropas acantonadas en la base militar mas grande de los EEUU: Colombia.


Porque el cuento de que el plan de las 7 bases militares que el gobierno del narcoparamilitar Alvaro Uribe quiso entregarles a los gringos nunca se concretó, es eso, puro cuento. En realidad los gringos terminaron con acceso y controlando todas las bases militares del país; de ahí que muchos analistas internacionales consideren a Colombia como la base militar gringa mas grande del planeta. 

Las declaraciones del jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, con ocasión de su visita a pasar revista a sus tropas colombianas, reflejan claramente los planes de su gobierno para el “posconflicto” y los objetivos reales de la segunda fase del Plan Colombia, eufemísticamente relanzado como Paz Colombia. 

A efecto de descifrar lo que realmente significa la visita del general Dunford a Colombia, traducimos a continuación algunas de sus declaraciones y de otros altos funcionarios gringos que lo acompañaron, y que fueron publicadas en el portal de internet del Departamento de Defensa de EEUU: 

Dice la nota del Departamento de Defensa que: “De acuerdo con funcionarios de la embajada de EEUU en Colombia, las FARC han sido derrotadas militarmente [resaltado nuestro] y solo cuentan con aproximadamente entre 6.000 y 7.000 guerrilleros.” 

“El general de la Infantería de Marina de EEUU Joseph F. Dunford Jr. le dijo a los reporteros que viajaban con él, que Colombia se encuentra en un punto de inflexión, y que los retos que enfrentan el gobierno y el ejército de Colombia no terminarán con el pacto” [Se refieren al acuerdo de paz que eventualmente se firme con las FARC]. 

Que vergüenza para el imperio mas poderoso del planeta, sentarse a negociar el fin de la guerra en Colombia con una guerrilla derrotada; y más vergonzoso aún, que las negociaciones en La Habana se hayan extendido por casi tres años!!. 

Sobre el posconflicto el general enfatiza: “La paz no será inmediata.”

“El énfasis es que el acuerdo es [parte de] un proceso de paz, no el final de todos los problemas. No es que ellos [el gobierno colombiano y sus fuerzas armadas] vayan a firmar un acuerdo y luego habrá paz. Ellos no van a entrar inmediatamente en un escenario de posconflicto. Ellos entienden que los retos para el ejército colombiano son retos de largo plazo.”

Aquí lo que el general Dunford está poniendo en boca de sus súbditos colombianos (cuando se refiere a ellos) es lo que él y particularmente, el gobierno de EEUU piensa, ve y tiene en mente: que el acuerdo con las FARC o con cualquier otro grupo insurgente no implica que se terminará la violencia y el terrorismo de estado contra el enemigo interno, término que para los EEUU y su gobierno testaferro que sostienen en Colombia incluye a los movimientos políticos de izquierda, las organizaciones populares y movimientos sociales que representan comunidades indígenas, afrocolombianos, campesinos, sindicalistas, estudiantiles, etc., cuyo único acto subversivo es reclamar paz con equidad y justicia social.

Sobre el Plan Colombia, el general Dunford expresa: “Hubo un gran debate sobre los recursos que íbamos a invertir en Colombia, y mucho escepticismo sobre si el Plan Colombia en realidad iba a cambiar la situación.”

Los funcionarios que lo acompañan agregan: “…. el aspecto más importante del Plan Colombia fue haber contado con un socio dispuesto. Colombia fue quien propuso el plan y nosotros estuvimos dispuestos a ponerle la sangre, el sudor y las lágrimas para hacerlo funcionar.”

Lo que revelan los funcionarios de la embajada no es nada nuevo: Colombia [el entonces gobierno servil de Andrés Pastrana] pidió el Plan Colombia, y los gringos de inmediato aceptaron. Como no iban a aceptar si era la oportunidad que estaban buscando para incrementar la militarización del país, la venta de armamento y equipamiento militar e incluso, la presencia de soldados y mercenarios en territorio colombiano. 

Así que cuando dicen que le pusieron sangre, sudor y lágrimas, no se refieren a esfuerzos altruistas que invirtieron para que el Plan Colombia se hiciera realidad, sino a los ríos de sangre, muerte, llantos y destrucción que causaron entre los mas de 7 millones de víctimas ha dejado el tan ovacionado plan de guerra. 

Con relación al costo del Plan Colombia, el general Dunford sostiene que los $10 US millones invertidos fueron bien gastados. 

“ las inversiones deben continuar aun luego de que el acuerdo de paz entre en vigor. Por el lado militar, los colombianos [resaltado nuestro] piden que el tipo de apoyo que los EEUU han suministrado como parte del Plan Colombia, continúe. Este apoyo requiere que miembros del ejército de Colombia continúen recibiendo cursos de entrenamiento en escuelas militares americanas, que continúen las estrechas relaciones con el Comando Sur de EEUU, y la ayuda en equipamiento.”

En estas declaraciones, el general Dunford usa la misma táctica que usan tanto el gobierno colombiano como los medios prepagos cuando, para referirse a algo que el establecimiento y sus élites mafiosas quieren justificar, defender, proponer o implantar, invocan la voluntad de todos los colombianos. “Los colombianos quieren/dicen esto, los colombianos piden….bla, bla, bla….”. Y no es que el general Dunford esté adoptando el lenguaje que usan los medios prepago; por el contrario, son los medios prepago y todos los funcionarios del narcoestado colombiano los que repiten fielmente el libreto propagandístico diseñado por el gobierno de EEUU. Y ese libreto exige que siempre hay que invocar (y repetir y repetir) que son todos los colombianos los que respaldan las posiciones o propuestas del establecimiento.

El punto central de la declaración anterior es que el general pone en boca de “todos los colombianos” lo que su gobierno ya ha decidido, o tiene ya de hecho planeado: asegurar la continuidad del control político y militar del país mediante el fortalecimiento del aparato militar y paramilitar colombiano, lo cual a su vez lo garantizan llevando a los oficiales de medio y alto rango a recibir entrenamiento en sus escuelas militares, donde los preparan para reprimir y contener cualquier tipo de amenaza contra su hegemonía y sus intereses económicos en el país. Una vez regresan al país, son esos oficiales los que planean y comandan los operativos para neutralizar fuerzas políticas y movimientos sociales opositoras al establecimiento, el espionaje, la represión, los asesinatos selectivos, las desapariciones, masacres, el desplazamiento forzado; en resumen, los operativos del terrorismo de estado.

Y por último, los apartes de la entrevista que más repulsión producen:

El general Dunford continua: “aunque la mayor parte de los recursos, y ciertamente el sacrificio que condujo a la derrota militar de las FARC y a llevarlos al punto donde se encuentran ahora, fue claramente colombiano, me tomó por sorpresa tantos agradecimientos con los EEUU y lo positivos que se mostraron.”

“Colombia es un importante aliado estratégico en la región”, continúa el general. “Ellos han incrementado su influencia estratégica en la región. Muchos países lo ven como un líder. Muchos países lo ven como ejemplo por las relaciones que tienen con los EEUU y porque son un modelo de cómo mantener relaciones con los EEUU de igual a igual.”

“Las tropas Colombianas son parte de la fuerza multinacional y de observación en el Sinaí. Participan en muchas operaciones de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas. Colombia también se comprometió con el entrenamiento de 5.000 soldados en actividades de mantenimiento de paz, y continua trabajando con países de América Central en el combate de influencias malignas.”

“Colombia no es solamente un aliado importante a nivel regional, también es importante como exportador de seguridad a nivel global. Con una inversión relativamente pequeña durante un tiempo, tenemos un país que consideramos nuestro socio más importante en la región.”

El general Dunford obviamente no podía perder la oportunidad de despacharse en elogios con las fuerzas armadas colombianas. Cómo no hacerlo si desde hace décadas y más intensamente con ocasión del Plan Colombia, los han venido entrenando para que hagan el trabajo sucio que antes hacían directamente los militares gringos. Entrenamiento en actividades de mantenimiento de paz, llama el general Dunford a las operaciones que adelantan miembros del ejército y la policía colombiana en Centroamérica y cuyo objetivo es crear y entrenar grupos paramilitares, y a las propias fuerzas estatales de esos países, para que ejecuten las mismas actividades terroristas y criminales que ejecutan en Colombia contra la población civil: masacres, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, etc..

Los resultados de esos entrenamientos en el exterior ayudando a “mantener la paz”, saltan a la vista: en México por ejemplo, los crímenes de estado ya pasaron la barrera de 100.000 desde el 2006; en Honduras, fuerzas especiales estatales y paramilitares han asesinado miles de civiles inocentes entre defensores de derechos humanos, activistas y opositores del régimen fascista que impuso EEUU en el 2009, y la violencia y terrorismo estatal es tan abierta que cientos de miles de hondureños optan por emigrar a EEUU, aun con el riesgo de morir en el intento.

El más reciente logro de las fuerzas militares y grupos paramilitares hondureños entrenados por el ejército colombiano, es el vil asesinato de Berta Cáceres, reconocida activista y defensora de DDHH y del medio ambiente.

Ummmmm…. Que orgullo ser colombiano!.......y el "mejor aliado" de los EEUU.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Celebración de aniversario del Plan Colombia en la Casa Blanca: Celebración de la muerte, del terrorismo de Estado

Un acto de cinismo extremo, repudiable, un insulto a todo el pueblo colombiano y particularmente a las millones de victimas, la celebración en Febrero proximo en la casa Blanca de un aniversario mas del denominado Plan Colombia.

En el inmoral evento estarán presentes obviamente los actuales presidentes y los expresidentes de Colombia y EEUU: Barak Obama, Juan Manuel Santos, George Bush, Alvaro Uribe, Bill Clinton y Andrés Pastrana..

A no ser que con ocasión de la firma ayer en La Habana del acuerdo de victimas y justicia transicional, el evento en la Casa Blanca se haya programado pero para que estos criminales, que han sido los artífices de los crímenes mas horrendos de la humanidad, confiesen su actuación y participación en las masacres, desapariciones, ejecuciones extrajudiciales, desplazamientos, asesinatos selectivos, paramilitarización, criminalización de la protesta social, y violaciones de derechos humanos, todos crímenes cometidos en Colombia desde que se puso en marcha el plan de terrorismo de estado, eufemísticamente denominado Plan Colombia.

Pero obviamente ese no es el propósito de esa reunión de criminales en la Casa Blanca.  Lo que verá la humanidad es un espectáculo con intercambio de elogios, de congratulaciones mutuas; y por parte, de los títeres gobernantes colombianos, los consabidos actos de agradecimiento que rayan en la humillación, por todos los invaluables “beneficios” que ha significado para Colombia la “ayuda” de su gran aliado y protector.

El espectáculo es tan predecible que hasta lo que tienen que decir los títeres colombianos esta ya escrito en la agenda de la reunión. Declaraciones que por lo demás ya se las saben de memoria pues hacen parte del  manual de propaganda gringa que tienen que recitar todos sus sirvientes.

Para la muestra, recordemos lo que hace unas semanas dijo sobre el Plan Colombia Juan Manuel Santos en una entrevista a un diario de EEUU; que no será diferente de lo que va a recitar en Febrero en la Casa Blanca……

"El papel de los EEUU ha sido esencial. Uno de las primeras personas con las que conversé hace cinco años (cuando comenzamos las negociaciones secretas con las FARC) fue el presidente Obama.  Los EEUU nos han acompañado en todo. Cuando el Plan Colombia comenzó en 2000 estábamos al borde de ser declarados un Estado fallido. Le puedo decir sin la mas mínima duda que el Plan Colombia ha sido la política internacional bipartidista mas exitosa de los EEUU de las ultimas décadas.  El proceso de paz es apenas la cereza de la torta."

Pero la verdad y realidad es diametralmente opuesta a todo lo que reza la propaganda gringa.  Esto es lo que opinaba sobre el Plan Colombia (cuando apenas iniciaba) el intelectual vivo mas reconocido del mundo Noam Chomsky:



Lean aqui, o en link que sigue, otro articulo sobre las falacias del Plan Colombia recientemente publicado en este blog:

http://lacolombiainvisible.blogspot.ca/2015/10/las-falacias-del-plan-colombia-como.html


miércoles, 28 de octubre de 2015

Las falacias del Plan Colombia como determinador del proceso de paz en curso

El propio presidente Santos, por supuesto todos los funcionarios de su gobierno, y todos los analistas, periodistas locales e internacionales defensores del establecimiento no pierden oportunidad para recordar que si las FARC están hoy sentadas en la mesa de negociaciones es por los exitosas operaciones militares derivadas del Plan Colombia.

Todos, como si leyeran un libreto único, recitan que la “ayuda” otorgada por el gobierno de los EEUU a través del Plan Colombia, en su mayor parte asignada a fortalecer, entrenar y equipar militarmente a las fuerzas armadas y paramilitares del país, produjo el debilitamiento de las guerrillas, principalmente como consecuencia de los bombardeos, reduciendo su numero de combatientes de 15.000 a aproximadamente 7.000 guerrilleros, según las cifras oficiales.

Las cifras de la reducción del pie de fuerza en la guerrilla no es lo que interesa controvertir. Es cierto que el denominador común de las operaciones militares desde el rompimiento de las negociaciones de El Caguan han sido los bombardeos de campamentos guerrilleros (en horas nocturnas especialmente), pero lo que es grotescamente falso es que los únicos objetivos y las únicas victimas de esos bombardeos hayan sido guerrilleros.  Miles de civiles inocentes, principalmente humildes campesinos (entre niños, mujeres y ancianos), que vivían en o cerca de las zonas bombardeadas también han sido victimas de esas masacres.

El cuento de las bombas de alta precisión dirigidas solamente a objetivos de alto valor (HVO = High Value Objective  es el eufemismo que usan los militares gringos para identificar y asesinar a quienes ellos consideran son lideres o combatientes de grupos armados o terroristas), ha quedado al descubierto en prácticamente todas las guerras genocidas que libra el gobierno gringo en todo el mundo. Abundan reportes sobre masacres como resultado de bombardeos en Afganistan, Pakistan, Irak, etc., donde la mayoría de victimas son mujeres, niños, ancianos, y hasta médicos, enfermeras y pacientes, como el reciente bombardeo de un hospital instalado y operado por Médicos Sin Fronteras en Afganistán.

Las bombas que utilizan las fuerzas armadas colombianas no son diferentes, son también fabricadas y vendidas por compañías estadounidenses. En Colombia, son incluso militares gringos los que diseñan y dirigen las operaciones aéreas y los bombardeos.

Tiene uno que ser extremadamente cínico, estar totalmente alienado por la propaganda gringa, o sufrir de discapacidad mental para tampoco ver los cientos de miles de colombianos inocentes que han sido vilmente asesinados como consecuencia de esos bombardeos y, en general, de la guerra sin cuartel desencadenada con ocasión de la implementación del Plan Colombia. 

El Plan Colombia, vendido como estrategia de acción contra la guerrilla y el narcotráfico, en realidad ha sido y sigue siendo una estrategia de escalamiento de la guerra y violencia contra todo lo que representa una amenaza para la hegemonía de EEUU en Colombia, los intereses económicos de sus multinacionales, y el poder político e intereses económicos de sus lacayos colombianos (oligarquías, y mafias políticas y empresariales).

Esa guerra abierta contra prácticamente todo el pueblo colombiano, que el establecimiento y sus analistas prepago (locales e internacionales) no quieren que la asociemos al Plan Colombia, ha dejado cientos de miles de victimas inocentes (entre masacres, ejecuciones extrajudiciales, desparecidos,…), millones de campesinos despojados de sus tierras y desplazados dentro del territorio, millones refugiados en otros países, miles de presos políticos, miles de judicializaciones ilegales……..

Es un insulto a las victimas y a sus familiares que el propio gobierno y sus analistas fletados sigan escondiendo los efectos devastadores que ha ocasionado el Plan Colombia y en general la destructora intervención e injerencia del gobierno de EEUU en el país. 

Es también un insulto a la inteligencia de las audiencias a las que se dirigen los analistas prepago que andan difundiendo y amplificando la propaganda del establecimiento colombiano y norteamericano, presentar el Plan Colombia (y en general la intervención norteamericana) como una estrategia o política exitosa de cooperación que ha coadyuvado a que hoy se esté desarrollando un nuevo proceso de paz.  Nada mas cínico y contrario a la verdad!!!

El Plan Colombia ha sido y sigue siendo el determinador del escalamiento de la violencia y represión contra el pueblo colombiano, del afianzamiento en el poder de las oligarquías y mafias políticas testaferros de los EEUU, y la agudización de la corrupción en todos los niveles estatales (incluyendo la justicia). 

Actualizacion Noviembre 1, 2015:

Difícil cambiarle la mentalidad al colombiano de a pie sobre su percepción respecto del Plan Colombia, cuando el presidente de la República no pierde oportunidad de elogiar y amplificar sus supuestos beneficios para el país. Lean apartes de lo que dice sobre Obama y el Plan Colombia en reciente entrevista al Washington Post cuando le preguntan sobre el papel que jugo el gobierno de los EEUU en el inicio y avances del proceso de paz en curso:

"El papel de los EEUU ha sido esencial. Una de las primeras personas con las que hable hace 5 anos (cuando empece las negociaciones secretas con las FARC) fue el presidente Obama. Los EEUU nos han acompanado en todo. Cuando el Plan Colombia comenzo en el ano 2000, nosotros estabamos al borde de ser declarados un estado fallido. Puedo afirmar sin la mas minima duda que el Plan Colombia ha sido la politica extranjera bipartidista de EEUU mas exitosa de las ultimas decadas. El proceso de paz es solo una cereza en la torta."

Quienes hayan la leído prensa norteamericana o escuchado declaraciones de funcionarios del gobierno de EEUU, notaran fácilmente que Juan Manuel Santos esta leyendo/repitiendo exactamente el mismo libreto propagandístico con el que la Casa Blanca vende el Plan Colombia, el cual con nombre diferente (Plan Merida) viene implementando en Mexico desde el 2006, también con cientos de miles de victimas inocentes.  

 

miércoles, 22 de julio de 2015

Re escribiendo la historia del Plan Colombia

-->
Muchas son las mentiras y verdades a medias que el gobierno de EEUU y sus gobernantes títeres colombianos han difundido durante las ultimas décadas sobre la guerra contra las drogas, la guerra contrainsurgente y sobre las buenas intenciones de la “ayuda” norteamericana para enfrentar esas guerras.  



El plan de asistencia norteamericana del que mas se comenta en los últimos años es el “Plan Colombia”, cuyos “exitosos resultados” son vendidos como un ejemplo a replicar no solo en la región sino en el mundo entero. La maquina de propaganda que hace parte del plan no descansa en su intento por presentar a las fuerzas militares colombianas como modelo en la lucha contra el “narcoterrorismo”, a tal extremo que hasta se ha planteado que participen en las guerras que EEUU libra contra el mundo musulmán.

  

Los miles de crímenes mas atroces que las fuerzas militares han cometido contra sus propios ciudadanos son ocultados o burdamente manipulados siguiendo los libretos formulados por los señores de la guerra norteamericanos, quienes son los que realmente trazan las políticas militaristas en Colombia, lo cual les da el control y comando absoluto sobre todas las fuerzas armadas y por añadidura del estado en conjunto.



En un reciente articulo publicado la ultima semana en el portal NACLA (North America Congress on Latinamerica) el reconocido periodista e investigador Steven Cohen hace un profundo analisis de esa cadena sistemática de mentiras y propaganda que se ha tejido alrededor de la mal llamada “ayuda” norteamericana, especialmente alrededor de la justificación y logros del Plan Colombia.



Como era de esperar, el articulo no mereció ni siquiera un comentario suelto dentro de los medios prepagos colombianos, mucho menos que, aun sin ningún análisis, sea reproducido íntegramente y publicado en Español.



El articulo debería ser de obligada lectura para todos los colombianos, así que a continuación lo publicamos traducido al idioma Español.
……………………………………….

Re escribiendo la Historia del Plan Colombia

Afiche en contra del Plan Colombia. Foto tomada de la cuenta en Flickr de Daniel Lobo bajo licencia Creative Commons.

El falso discurso de un general de 5 estrellas sobre el éxito del plan ignora los crímenes y la impunidad del ejercito colombiano, y absuelve a los EEUU por la promoción sistemática de violaciones de derechos humanos.

El articulo de opinión del general del ejercito Estados Unidos John F. Kelly publicado en Mayo en el Miami Herald paso en gran parte desapercibido ante la opinión publica. No obstante, los últimos acontecimientos hacen que el cinismo revelado en el articulo sea muy difícil de ignorar.

El editorial del general Kelly lo que pretende es extrapolar a otros frentes lecciones destacadas de las acciones militares del gobierno colombiano contra la insurgencia guerrillera del país. Específicamente, Kelly afirma que el Plan Colombia, el paquete de ayuda militar de US $ 9 billones aprobado en 2000, "nos muestra la manera" de derrotar al Estado Islámico (ISIS), que según él representa un “desafío similar [a la guerra contra las FARC] para los Estados Unidos y su aliados."

A primera vista el artículo no es mas que una retorica predecible de banalidad y adulación, lo cual no sorprende ya que la persona que lo escribe es el comandante del Comando Sur (SouthCom). Pero obviamente, el articulo esta lleno de mentiras, verdades a medias y elogios sin sentido, y en nada se aparta de lo que ha sido el libreto oficial de Washington.

Alex Lee, el subsecretario del Departamento de Estado para América del Sur y Cuba, y Bernie Aronson, el enviado especial de Estados Unidos a las conversaciones de paz que adelanta el gobierno de Colombia con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), hicieron también similares elogios frente al Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de EEUU hace apenas un mes. Y el gobierno de Obama en general no ha sido adverso pues ha pasado por alto violaciones de derechos humanos y a exagerado el progreso económico en Colombia - especialmente cuando se trata del nefasto Acuerdo de libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia, al cual el Sr. Obama se opuso firmemente en su campaña de 2008 pero que apoyó una vez fue elegido presidente.

Las relaciones de Estados Unidos con Colombia son, como dice el general Kelly, "especiales". Fuera de la región conocida como Gran Medio Oriente, ningún país ha recibido más ayuda y entrenamiento militar en las últimas tres décadas. No obstante, como para la mayoría de los colombianos el gobierno no es "un gobierno fuerte, responsable, que protege a sus ciudadanos, que defiende la ley, que combate la corrupción, y que amplía las oportunidades económicas para todos", una cierta dosis de relaciones publicas es necesaria. El editorial de Kelly no es el único ejemplo de relaciones publicas ni el más notorio. El ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez ha sido acusado de todo, desde crímenes contra la humanidad hasta de repartir licencias a pilotos del Cartel de Medellín. Y aun así, en el 2008, George W. Bush le dio la Medalla Presidencial de la Libertad.

El general Kelly nunca ha podido soportar con hechos su premisa inicial, pero eso tampoco es de extrañar. Si de hecho "sabemos como ganar" la lucha contra el Estado Islámico - y cualquiera que haya escuchado a los neoconservadores y fantasiosos geopolíticos que están en el campo primario presidencial republicano se vería en apuros para decir "nosotros" – ese conflicto no lo resolveremos mediante el estudio de un conflicto que se ha prolongado durante más de medio siglo en las selvas de América del Sur. El mismo titular del artículo, "la determinación de Colombia merece apoyo," parece mas bien una petición del general Kelly para que se siga apoyando a uno de nuestros "amigos y aliados más fuertes y más firmes," que un interés por compartir conocimientos tácticos con el público estadounidense.

Eso nos permite descubrir el verdadero propósito del general Kelly, el cual deja entrever luego de una racha de clichés que no son particularmente nuevos. Colombia, escribe el general, "nos ha enseñado que la batalla por el discurso es tal vez la pelea más importante de todas." Esta frase es prácticamente el reconocimiento de que su editorial no es mas que un bombardeo incesante de desinformación deliberada.

El mes pasado, la reconocida organización internacional de Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW) publicó un informe de 95 paginas titulado “Bajo su Supervision” (“On their Watch”, en Ingles) el cual debería eliminar cualquier duda sobre la malicia implícita en las intenciones del general Kelly. Luego de realizar entrevistas durante meses y analizar investigaciones en profundidad, los autores del informe concluyeron: "Hay abundante evidencia que indica que un gran numero de altos oficiales del ejército son responsables" de la práctica criminal militar conocida como los "falsos positivos".

Los falsos positivos es un eufemismo, un escudo inocuo que incluso suena técnico para un fenómeno que el director de HRW para las Américas, José Miguel Vivanco ha caracterizado como "uno de los peores episodios de atrocidad masiva en el hemisferio occidental en los últimos años." Que el termino haya pegado, y que incluso las personas que entienden lo que realmente significa todavía lo utilicen, es sólo un testimonio de la capacidad que el general Kelly y compañía tienen para dictar los términos del discurso sobre la "batalla."

Lo que los falsos positivos realmente implican es el asesinato a sangre fría de civiles con fines lucrativos y de ganancias políticas que obedece a una estrategia militar sistemática y que permite inflar las estadísticas presentando civiles inocentes ejecutados como si fueran rebeldes muertos en combate. A menudo, las unidades involucradas en esta práctica – es decir, prácticamente todas las brigadas del Ejército de Colombia – dirigieron sus acciones a los elementos más vulnerables de la sociedad: los pobres, los adictos a las drogas, y los discapacitados mentales. En algunos casos, los soldados recibían cadáveres frescos de parte de los escuadrones de la muerte derechistas [paramilitares] y los vestían con uniforme de guerrilleros. Esta practica de barbarie era explícitamente incentivada con bonos, vacaciones pagadas y promociones y como mínimo tuvo que ser tolerada por los más altos niveles del ejercito y de la presidencia.

Nunca nadie ha señalado a la justicia colombiana de ser una de las "instituciones fuertes" como el general Kelly afirma; de hecho, los falsos positivos son un estudio de caso bastante representativo de su ineficiencia. Según el informe de HRW, los fiscales están evaluando unos 3.000 presuntos casos de falsos positivos y ejecuciones extrajudiciales cometidas entre 2002 y 2008. (En 2014, un importante informe de la organización estadounidense Movimiento de Reconciliación (Fellowship of Reconciliation) registró 5.763 presuntos casos entre 2000 y 2010.) De los aproximadamente 800 soldados hasta ahora condenados, ninguno pasa de tener el rango de coronel. El Fiscal General de Colombia anunció recientemente que 22 generales están siendo investigados por su papel en los asesinatos, pero ningún general ha sido acusado formalmente hasta la fecha, y hay pocas razones para creer que alguno lo sea pronto.

Este escepticismo en parte se debe al hecho de que tres de los cinco comandantes de brigada en las que ocurrieron el mayor número de falsos positivos han sido ascendidos como comandantes generales del Ejército de Colombia, entre ellos el general Jaime Lasprilla Villamizar, quien muy silenciosamente se retiró el mes pasado. Álvaro Uribe, el ex presidente de línea dura que formalizó la estructura de incentivos por falsos positivos e inicio la política de guerra del ejercito basada en resultados, ahora como senador y el líder de un partido importante de oposición defiende esa política criminal calificando las investigaciones de los crímenes de guerra militar como una forma de terrorismo político. Juan Manuel Santos, cuyo mandato como ministro de defensa coincidió con el resurgimiento más dramático de incidentes, es ahora el presidente del país.

Con poco personal y con exceso de trabajo, la Oficina del Fiscal General ha administrado muy mal los recursos y no ha podido coordinar sus investigaciones de falsos positivos. Los fiscales se enfrentan a la obstrucción de un ejercito recalcitrante, que cree ser víctima de una "guerra judicial", de una gran conspiración de guerrilleros infiltrados y de organizaciones no-gubernamentales y periodistas simpatizantes con terroristas que trabajan para desacreditar los grandes logros de la era Uribe. Y los soldados que se atreven a hablar enfrentan  amenazas y represalias violentas - presumiblemente por parte de esos elementos corruptos del ejercito que, según el general Kelly, no han "asimilado la formación en derechos humanos." La respuesta del gobierno de Santos se ha limitado a presionar repetidamente la aprobación de "reformas" al fuero militar que permitirán transferir la jurisdicción sobre los falsos positivos al sistema de justicia militar, en donde han sido y serán tratados con total impunidad.

La única conclusión que puede derivarse de este triste estado de cosas es que el gobierno colombiano no tiene capacidad ni la voluntad política para cambiar o cuestionar ese fanatismo por la criminalidad que los Estados Unidos han fortalecido durante las últimos décadas. Después de la farsa que resultó ser la desmovilización de los paramilitares negociada con el gobierno de Uribe en 2006, han aparecido nuevos grupos de paramilitares, los cuales continúan aterrorizando a los sindicalistas, a periodistas y a líderes de las comunidades en la mayor parte del país. La conexión "para-política" de las clases pudientes, mafiosos y extremistas reaccionarios que apoyaron la ascensión de Uribe a la presidencia continua en gran medida intacta. Y la Ley de Victimas del señor Santos ha servido más para legitimar la apropiación de tierras más grande en la historia de Colombia que para reparar a las más de seis millones de víctimas del desplazamiento interno forzado en Colombia, la segunda más grande población de desplazados en el mundo.

Gran parte de las pruebas presentadas por HRW no eran aun publicas pero las contundentes denuncias que se detallan en el informe eran conocidas desde hace años. Lo que significa que, a menos que todos esas prácticas criminales se ajusten a la definición del general Kelly de un "militar profesional comprometido con la protección de los derechos humanos y el apoyo a una paz justa e igualitaria", el comandante militar estadounidense responsable de América Latina está haciendo el papel de vocero de la propaganda en defensa de algunos de los más atroces criminales de guerra en la región.

El Plan Colombia, por supuesto, no ha pasado de ser un ejercicio continuo de encubrimiento de esta clase de complicidad y falsedad deliberada. Vendido originalmente en el 2000 como una iniciativa contra las drogas y más tarde rebautizado como el frente occidental en la guerra global contra el terrorismo de la administración Bush, el paquete de ayuda militar de mas de US$9.000 millones ha tenido como objetivo fundamental la contrainsurgencia, un excusa barata que le da nueva vida a ese vestigio caro y letal de la guerra fría. Como era de esperar, el Plan Colombia ha fracasado en cada uno de sus objetivos declarados - por ejemplo, no ha afectado el precio ni la disponibilidad de cocaína en los Estados Unidos - pero eso no ha impedido que los funcionarios estadounidenses se aferren a todos sus peores elementos o promocionen la operación en conjunto como una gran historia de éxito regional. ("Milagro" fue la palabra utilizada por el general Kelly durante una entrevista el año pasado.)

Cuando se escucha al general Kelly y compañía uno pensaría que el único objetivo del plan era "forzar a que el adversario se siente en la mesa de negociaciones." Ese adversario, decía Kelly en la entrevista de 2014, han sido "los mayores violadores de los derechos humanos en el planeta" durante "los últimos 25 años."

Perdido en algún lugar de la batalla propagandística esta el hecho de que, durante los últimos 25 años, las FARC no han sido ni siquiera los mayores violadores de los derechos humanos en Colombia. Además, el consenso entre los analistas serios es que el Plan Colombia fue uno de los principales factores que contribuyó a la ruptura de las negociaciones anteriores del gobierno con los rebeldes. Si el general Kelly hubiese entendido que su misión era "trazar el camino hacia la paz", no habría publicado su incendiario artículo de opinión cuando lo hizo: en un momento en el que el proceso de paz, luego de dos años y medio de negociaciones, estaba tambaleando y cuando los delegados estaban preparados para abordar el tema de la justicia transicional que se aplicaría no solo a los rebeldes de las FARC que "desplazaron inocentes y destruyeron medios de subsistencia a lo largo y ancho del país" sino también a los miembros de las fuerzas armadas colombianas que hicieron lo mismo, sólo que a una escala más grande.

En esta fase final de re encauche del Plan Colombia como un faro de la paz es necesario que la representación de los falsos positivos - cuando ya no se puede evitar que se mencionen – sea considerada mas como una aberración que como una táctica militar centralizada e indicativa de una lógica de guerra total mucho más penetrante. No importa que cables de la embajada de EEUU revelen que funcionarios estadounidenses estaban al tanto de la " mentalidad de conteo de cuerpos" por parte de los militares colombianos desde 1994, mucho antes del gran incremento en la ayuda y del entrenamiento que llego con el Plan Colombia. Una muestra pequeña revela que los comandantes que fueron entrenados en la tristemente célebre Escuela de Las Americas del Ejército de Estados Unidos (SOA, ahora el Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación de Seguridad - WHINSEC) han demostrado ser significativamente más propensos a comandar múltiples asesinatos como los falsos positivos.

En cualquier caso, las primeras y escandalosas revelaciones de los falsos positivos no fueron suficientes para que el Departamento de Estado congelara la ayuda a los militares colombianos por no respetar los derechos humanos. Tampoco lo fueron los informes persistentes y bien documentados sobre la colaboración entre el ejercito y escuadrones de la muerte de derecha [paramilitares], una alianza que incluso pudo haber sido la política oficial prescrita originalmente para todo el periodo de duración del Plan Colombia.

De acuerdo con un informe anterior de HRW, fue la reorganización que la CIA hizo en 1991 a la inteligencia colombiana la que "dio lugar a la creación de redes asesinas que identificaban y asesinaban a civiles sospechosos de apoyar a a los guerrilleros." Durante los siguientes 15 años esos grupos paramilitares montados por el estado asesinaron, violaron, torturaron, y desaparecieron a decenas de miles de personas y desplazaron violentamente a cientos de miles más. En el momento en el que Plan Colombia entró en efecto, los paramilitares estaban tan integrados con el aparato militar de Colombia que prácticamente se constituyeron en la sexta división del Ejército, para usar una frase de otroinforme de HRW. De acuerdo con el movimiento para cerrar la Escuela de Las Americas (conocido como School of the Americas Watch or SOA Watch), el ejército colombiano tenia más graduados de la Escuela de las Américas que cualquier otro país en América Latina.

Todo esto trae a la memoria el papel de Estados Unidos en la promoción de la Operación Cóndor, el programa encubierto de rendición transfronterizo, de torturas y asesinatos implementado por las dictaduras militares del Cono Sur en la década de 1970. Y nadie que este familiarizado con las aventuras con cocaína de la administración Reagan en Centroamérica se sorprenderá al enterarse de que fueron esos mismos grupos paramilitares colombianos quienes asumieron el control de los eslabones claves del narcotráfico, luego de ayudar a Estados Unidos a rastrear y asesinar a Pablo Escobar.

"Narcoterrorismo", el pretexto del Plan Colombia, era en sí mismo un producto de la máquina de propaganda de Reagan, una alianza público-privada secreta y de dudosa legalidad diseñada para manipular la opinión pública estadounidense. Como Greg Grandin explica en su libro “El Taller del Imperio”, la Nueva Derecha Americana buscaba "reducir la política exterior a una serie de puntos de conversación cargados emocionalmente," tales como los que están esparcidos en el artículo de opinión del general Kelly como si fueran sobrados en un evento de recaudación de fondos de la Heritage Fundation. Con este fin, el gobierno de Reagan enlistó una red de cristianos fundamentalistas, charlatanes económicos y ventanillas de difusión de políticas conservadoras dentro de una campaña coordinada de guerra psicológica contra la ciudadanía estadounidense, la cual inicio a través de sus medios de comunicación.

En 1944, en su columna regular para el periódico La Tribuna de Londres, George Orwell escribió que "la historia la escriben los ganadores", un adagio ahora banal rescatado en la afirmación ingeniosa de que "nuestra única declaración de victoria es que si ganamos la guerra, contaríamos menos mentiras que nuestros adversarios." Como Grandin ha argumentado convincentemente, la contribución de Ronald Reagan más perdurable en la política exterior y la política conservadora en general, ha sido la codificación del principio opuesto.

La administración Reagan entendió, tal cual lo hizo el gobierno de Bush como parte de la preparación para la invasión a Irak, y tal como lo hace el general Kelly ahora, que la historia no es un premio amorfo que cuelga sobre el campo de batalla. Es su propio espacio de conflicto, ligada pero no determinada totalmente por las sangrientas realidades de la guerra. La pérdida de la lucha militar no implica necesariamente la entrega del territorio intelectual que se disputaba. (no es sino  preguntarle a los Hijos de Veteranos Confederados).  A menudo, el resultado de una guerra determinada es decidido por el adversario que puede decir más mentiras, más consistentemente.

El discurso de guerra colombiano no importa simplemente porque Estados Unidos tiene la obligación moral de rectificar, tanto como sea posible, el daño que ha causado en el país. Es importante porque los hechos nunca han importado, porque Colombia no es más que otro peldaño en el camino hacia el imperio, y la base que se ha establecido allí ya está liderando el camino hacia una nueva conquista.

Cualquier persona que quiera vender el Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico sobre la base de los derechos humanos o disposiciones ambientales debería tener que explicar por qué el Plan de Acción Laboral no fue removido tan pronto el Tratado de Libre Comercio con Colombia entró en vigor. Y no lo harán. Y no lo harán por las mismas razones que el narcoterrorismo, un término acuñado por un gobierno que vendió misiles a los “mullahs” iraníes y monto el negocio de la cocaína para los "luchadores por la libertad" nicaragüenses, se podría utilizar una década más tarde como una justificación seria para una gran intervención militar de EE.UU. en el extranjero. Por las mismas razones que el Plan Colombia ya ha sido elogiado como un modelo para la desastrosa guerra privatizada contra las drogas en Afganistán y la desastrosa guerra contra las drogas a través de terceros en México y América Central.

Esto es lo que sucede cuando la verdad es la que sale perdiendo en la "batalla por la narración de los hechos." Lo que estamos viendo es que los Estados Unidos pagan ahora a tropas colombianas para que sirvan como entrenadores sustitutos de fuerzas corruptas y abusivas en América Latina y en otros lugares. El resultado es una situación en la que un ejercito que siempre ha sobresalido mas por el asesinato de campesinos que por derrotar enemigos en el campo de batalla, ahora alberga la expectativa real de cumplir un papel más amplio en el "mantenimiento de la paz internacional" hacia el futuro, tal como dice el general Kelly.

La misión militar de Estados Unidos en Colombia ha venido disminuyendo durante los últimos anos, pero la guerra por la narración de los hechos nunca ha sido más vital. Y si la historia sirve de indicador, la verdad no va a sobrevivir por si misma.

Steven Cohen is a reporter-researcher at The New Republic. A former freelance journalist and editor at Colombia Reports, his work on Colombia has appeared in ThinkProgress, The Nation, The New Republic, Vice, and others. You can follow him on twitter @SD_Cohen.
 

jueves, 20 de marzo de 2014

Violencia y Terror – El camino de Ucrania y Colombia hacia la construcción del Imperio

James Petras, en uno de sus mas recientes artículos que publican varios medios digitales internacionales, hace un crudo análisis de las similitudes entre el camino politico que esta tomando Ucrania y la situación que ha vivido Colombia, especialmente durante los últimos 15 anos.

El articulo adquiere la mayor relevancia, sobre todo para una opinión publica colombiana que en su mayoría solo se entera de lo que ocurre en su país y en el resto del mundo a través de lo que leen o escuchan en los grandes medios de comunicación, los cuales haciendo honor a su condición de prepagos,  actúan como simples megáfonos y amplificadores de la propaganda y falsedades que salen de las oficinas de prensa del régimen.

Sobre la situación en Ucrania, por ejemplo, lo que escucharan en los medios locales es que lo que esta viviendo ese país (a diferencia de Venezuela, porque no pierden la oportunidad de estigmatizar a Venezuela) es una verdadera transición democrática. Sobre Colombia y las recientes elecciones, a lo sumo escucharan que hubo unos candidatos avivatos que se hicieron elegir con votos alterados o comprados, pero no escucharan una sola mención de que el sistema electoral es un verdadero pozo séptico, ni que la “democracia” en general es realmente un montaje electoral politiquero diseñado para garantizar la perpetuidad en el poder de las mismas mafias políticas y clanes familiares.

Lean a continuación el articulo de James Petras:

Violencia y Terror – El camino de Ucrania y Colombia hacia la construcción del Imperio
Por James Petras – Marzo 19, 2014 

Introducción

Los dos caminos hacia la construcción del imperio del siglo 21st mediante testaferros son ilustrados a través de la toma violenta del poder en Ucrania por una junta respaldada por EEUU y los réditos electorales del Señor de la guerra colombiana Alvaro Uribe Velez, también apoyado por EEUU. A continuación describiremos la 'mecánica' de la intervención estadounidense en la política interna de estos dos países y sus profundos efectos externos – y cuyo propósito es cómo expandir el poder imperial en todo el continente.

Intervención política y regímenes testaferros: Ucrania

La conversión de Ucrania en un estado vasallo de EEUU y la Unión Europea (UE) ha sido un proceso prolongado y de gran escala que involucró financiamiento a largo plazo, adoctrinamiento y reclutamiento de fuerzas locales, organización y capacitación de políticos y pandilleros y; sobre todo, una capacidad para combinar la acción directa con la política electoral.

La toma del poder es un juego que tiene altos intereses para el imperio: (1) Ucrania en manos de sus clientes, proporciona a la OTAN un bastión militar en el corazón de la Federación de Rusia; (2) los recursos agrícolas e industriales de Ucrania proporcionan una fuente de enorme riqueza para los inversionistas occidentales; y (3) Ucrania es una región estratégica que les permite penetrar las altas esferas políticas de la región, e incluso más allá.

Washington invirtió más de 5 billones de dólares en la construcción de un estado cliente, sobre todo en 'Ucrania occidental', y especialmente en los alrededores de Kiev, centrándose en 'grupos de la sociedad civil’ y en partidos y líderes políticos manipulables. En 2004, la primera “inversión” política de EE.UU. dirigida a lograr un cambio de régimen culminó en lo que se denominó la 'revolución naranja ' la cual instaló un efímero régimen pro-EEUU/UE. Sin embargo, este régimen se degeneró rápidamente en medio de grandes escándalos de corrupción, mala gestión y saqueo del tesoro nacional y de recursos públicos por parte de la oligarquía, lo cual condujo al encarcelamiento del ex-vicepresidente y a la desaparición del régimen. Nuevas elecciones produjeron un nuevo régimen, el cual intentó fortalecer las relaciones con la UE y Rusia mediante acuerdos económicos pero conservando muchas de las repudiables características (corrupción endémica) del régimen anterior. Los EEUU y la UE, luego de haber sido derrotados en elecciones democráticas, relanzaron sus 'organizaciones de acción directa’ con una nueva agenda radical. Neofascistas se tomaron el poder y establecieron una junta dictatorial como resultado de manifestaciones violentas, vandalismo, asaltos armados y otras acciones criminales. La composición de la nueva junta post-golpe de estado mostro los dos bandos que representan las organizaciones políticas respaldadas por EEUU: (1) políticos neoliberales para la gestión de la política económica y fortalecer los lazos con la OTAN, y (2) los nacionalistas neo fascistas/violentos, encargados de imponer orden mediante una estrategia de mano dura, y de aplastar a ‘autonomistas’ de Crimea  pro Rusia, a grupos étnicos rusos y a otras minorías, especialmente en los sectores industrializados del sur y oriente.

Cualquiera que sea el resultado del golpe de estado,  la junta de gobierno impuesta es totalmente subordinada  y dependiente de la voluntad de Washington: por mas declaraciones de que lo que ocurrió fue la ‘independencia ' de Ucrania. La junta impuesta procedió a despedir a los funcionarios electos y nombrados que estaban afiliados a los partidos políticos del régimen democrático anterior y a perseguir a sus partidarios. Su propósito es asegurar que las subsiguientes elecciones manipuladas parezcan legitimas, las cuales servirán para elegir básicamente dos grupos de clientes del imperio: los neoliberales, (autodenominados "moderados") y los neofascistas bautizados como "nacionalistas".

El camino de Ucrania hacia un poder imperialista mediante un régimen colaborador ilustra varios  instrumentos que se usan en la construcción del imperio: (1) uso de fondos del estado imperial, canalizados a través de organizaciones no gubernamentales, grupos políticos frontales y el fortalecimiento de una 'base de masas' dentro de la sociedad civil; (2) financiación de una acción masiva directa que lleve a un golpe de estado ('cambio de régimen'); (3) imposición de políticas neoliberales por parte del régimen cliente; (4) financiamiento imperial para la reorganización y reagrupamiento de los grupos de acción masiva directa después de la desaparición del primer régimen cliente; (5) transición de la protesta pacífica a la acción violenta directa como gran telón de fondo para que los sectores extremistas (neofascistas) organicen la toma del poder y la eliminación de la oposición; (6) organización de una 'campaña mediática internacional ' para afianzar la nueva junta de gobierno y al mismo tiempo satanizar a la oposición nacional e internacional (Rusia); y (7) poder político centralizado en manos de la junta de gobierno, convocando a  unas "elecciones manipuladas" que asegurarán  la victoria de uno u otro de los candidatos pro imperialistas escogidos por la misma junta de gobierno.
En resumen, los constructores de imperios operan en varios niveles: violento y electoral; social y político; y con políticos amigos en ejercicio y rivales cuidadosamente seleccionados y comprometidos a cumplir con un objetivo estratégico: la toma del poder estatal y la conversión de las elites gobernantes en incondicionales vasallos del imperio.

Democracia de ‘los escuadrones de la muerte’ en Colombia: Elemento fundamental del Imperio para avanzar en América Latina

Frente a la reducción de la influencia estadounidense en América Latina, Colombia se constituye en un bastión clave para los intereses imperiales de Estados Unidos en la región: (1) Colombia firmó un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos; (2) puso a disposición siete bases militares y ha permitido la participación de EEUU en varios operativos contra la insurgencia; y (3) colaboró en la creación a gran escala de escuadrones de la muerte paramilitares, lo cuales están entrenados para incursionar la frontera y desarrollar operativos en contra de Venezuela, el archienemigo de Washington.

La oligarquía gobernante y los militares de Colombia han logrado contener la ola masiva de agitación democrática de movimientos sociales y populares,  y las victorias electorales que dieron origen a estados post-neoliberales en Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Uruguay.

Mientras América Latina se ha movido hacia la conformación de 'organizaciones regionales’ que excluyen a EEUU, Colombia ha fortalecido sus lazos con el imperio a través de acuerdos bilaterales. Mientras que América Latina redujo su dependencia de los mercados estadounidenses, Colombia amplió sus lazos comerciales. Mientras que América Latina redujo sus lazos militares con el Pentágono, Colombia los fortaleció. Mientras que América Latina se ha enfocado en una mayor inclusión social mediante el aumento de impuestos a las empresas multinacionales extranjeras, Colombia bajó los impuestos corporativos. Mientras que América Latina expande la titulación de tierras a sus poblaciones rurales, Colombia ha desplazado más de 4 millones de campesinos como parte de la estrategia contrainsurgente de EEUU denominada 'tierra arrasada’.

La sumisión inquebrantable "excepcional" de Colombia a los intereses imperialistas de Estados Unidos está arraigada en varios programas de gran escala y largo plazo desarrollados en Washington. En 2000, el Presidente Clinton comprometió a los Estados Unidos en un programa de contrainsurgencia de 6 billones de dólares (Plan Colombia) el cual incrementó la capacidad represiva y brutal de la élite Colombiana para hacer frente a los movimientos populares de campesinos y trabajadores.  Además de suministrar armas y entrenamiento, fuerzas especiales e ideólogos de EEUU llegaron a Colombia con el fin de desarrollar operaciones militares y paramilitares terroristas – cuyo objetivo principal es penetrar y diezmar a la oposición política y a los movimientos sociales, y asesinar activistas y líderes sociales. Con el respaldo de EEUU, Álvaro Uribe Velez,  destacado narcotraficante y quien es la personificación del vasallo imperial más despiadado, se convirtió en el presidente de la 'democracia de los escuadrones de la muerte.'

El presidente Uribe militarizó aún más la sociedad colombiana, atacó severamente a los movimientos de la sociedad civil y aplastó cualquier posibilidad de un resurgimiento popular democrático, tal como estaba ocurriendo en el resto de América Latina. Miles de activistas, sindicalistas, activistas de derechos humanos y campesinos fueron asesinados, torturados y encarcelados.

El 'sistema colombiano ' combina el uso sistemático del paramilitarismo (escuadrones de la muerte) para atacar a sindicatos locales y regionales y a la oposición campesina, con la tecnificación e incremento del pie de fuerza militar (más de 300.000 soldados) para combatir a la insurgencia popular y 'limpiar el campo' de los simpatizantes rebeldes.  El multimillonario e inmenso negocio de tráfico de drogas y de lavado de dinero constituyeron el 'pegamento financiero ' que consolidó las relaciones entre los oligarcas, políticos, banqueros y asesores de contrainsurgencia estadounidenses – creando un estado policía aterrorizador y de alta tecnología en las fronteras con Venezuela, Ecuador y Brasil - países con presencia de importantes movimientos populares.

La misma maquinaria de terror estatal que ha diezmado sistemáticamente a los movimientos sociales que exigen una verdadera democracia, ha protegido, promovido y participado en 'elecciones manipuladas'  lo cual le imprime a Colombia el sello de ser una "democracia de los escuadrones de la muerte."

Las elecciones se celebran bajo un inmenso despliegue militar, del cual hacen parte escuadrones de la muerte y narcotraficantes que se desplazan a ciudades y pueblos a intimidar, aterrorizar y corromper al electorado. La única manera segura de protestar en esta atmósfera represiva es la abstención. Los resultados electorales son siempre conocidos con anticipación: los oligarcas nunca pierden en las democracias de escuadrones de la muerte, son los vasallos más fieles del imperio.

Los efectos acumulativos de la larga y sangrienta década y media de aniquilación de la sociedad civil colombiana por parte de los presidentes Uribe y su sucesor Santos, se evidencian en la eliminación o debilitamiento de cualquier forma de oposición democrática. Washington ha alcanzado su ideal: un estado vasallo estable; un estamento militar fortalecido y obediente; una oligarquía estrechamente relacionada con las elites corporativas norteamericanas; y un sistema 'electoral' estrictamente controlado que no permite la elección de un verdadero opositor.

Las elecciones de marzo de 2014 en Colombia ilustran con toda claridad el éxito de la intervención estratégica de Estados Unidos en colaboración con la oligarquía local: la gran mayoría del electorado (dos tercios) se abstuvieron, lo cual demuestra que el proceso electoral no tiene legitimidad para los votantes. Entre los que 'votaron,' 10% sufragaron votos nulos o votaron en blanco. La votación abstencionista y de votos nulos fue especialmente alta en regiones rurales y áreas de clase obrera que han sido objeto del terrorismo de estado.

Debido a la intensa represión, los votantes vieron que ningún partido genuino de oposición tenía alguna posibilidad y por eso se negaron a legitimar el proceso. El 30% que votó son en su mayoría habitantes de ciudades, de clases medias y altas, y residentes de algunas zonas rurales completamente controladas por narcoterroristas y militares donde 'votar' pudo haber sido 'obligatorio'. De un total de 32 millones de electores, 18 millones se abstuvieron y otros 2,3 millones sufragaron tarjetones nulos. Las dos coaliciones dominantes de la oligarquía, lideradas por el Presidente Santos y el ex Presidente Uribe, recibieron sólo 2.2 millones y 2.05 millones de votos respectivamente, una fracción pequeña comparada con el total de votantes. En esta farsa electoral, los candidatos de partidos de centro-izquierda y de izquierda obtuvieron resultados pírricos. El sistema electoral colombiano pone un velo de propaganda a un estado vasallo peligroso y altamente militarizado, cuya misión es desempeñar un papel estratégico en los planes estadounidenses para la "reconquista" de América Latina.

Dos décadas de terror sistemático, financiado por un programa de militarización de 6 billones de dólares, ha garantizado que Washington no tenga ninguna oposición sustancial ni en el congreso ni en el palacio presidencial en Bogotá. Este es el 'olor amargo, teñido de pólvora’ del éxito que alardean las autoridades de Estados Unidos: la violencia es la comadrona del estado vasallo. Colombia se ha convertido en el bastión para el desarrollo de un bloque comercial y una alianza militar centrados en EEUU cuyo propósito es debilitar alianzas regionales Bolivarianas promovidas por Venezuela, como la ALBA y Petro Caribe; así como atentar contra la seguridad nacional de Venezuela. El gobierno de Colombia seguirá tratando de influir en los regímenes de derecha y de centro-izquierda del vecindario empujándolos a abrazar al imperio en contra de Venezuela.

Conclusión

La organización de subversión a gran escala en Ucrania y Colombia, así como la financiación de organizaciones paramilitares y de la sociedad civil (ONGs) le ha permitido a Washington: (1) construir aliados estratégicos, (2) fortalecer lazos con oligarcas, políticos obedientes y con matones paramilitares, y (3) aplicar terrorismo político para la toma del poder estatal. Los planificadores imperiales han creado así "Estados modelo" — desprovistos de opositores consecuentes y abiertos a elecciones manipuladas entre políticos rivales vasallos.

Golpes de estado y juntas de gobierno, orquestados por testaferros  políticos,  y estados altamente militarizados gobernados por ' ejecutivos de escuadrones de la muerte ' son legitimados por sistemas electorales diseñados para ampliar y fortalecer el poder imperial.

Haciendo imposible la existencia de verdaderos procesos democráticos y el logro de reformas populares por la vía pacifica, y mediante el derrocamiento de gobiernos  independientes y elegidos democráticamente, Washington está haciendo que las guerras y los levantamientos violentos sean inevitables.

Buscar en este blog