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domingo, 3 de abril de 2016

El programa de restitución de tierras del gobierno de Santos es una farsa

Imágenes captadas por Noticias Uno para la emisión de su noticiero del 2 de abril demuestran la farsa del programa de restitución de tierras de Juan Manuel Santos.

Si no es una farsa como se explica que ni el ejército ni la policía intervengan contrarrestando la resistencia y ataques de hombres encapuchados y armados (paramilitares) al servicio de los usurpadores contra  los propietarios legítimos de las tierras que intentaban entrar a sus terrenos.


El vídeo muestra claramente cómo incluso los paramilitares salen de los predios y saludan muy afectuosamente con los agentes de la fuerza pública, quienes supuestamente fueron enviados no sólo a acompañar la comisión sino a asegurar que ninguna resistencia impida la re posesión de los predios por parte de los propietarios legítimos.

Pero NO... Insólitamente, ante las amenazas y ataques de agentes de los despojadores, ni la policía ni el ejército se inmutan; por el contrario, se molestan porque personas que acompañan a los propietarios legítimos graben tan bochornosa actuación, como si quisieran evitar que su complicidad quede al descubierto.

Por el lado de los funcionarios del Incoder la reacción no es diferente. .. Todo indica que la diligencia era solo una actuacion de procedimiento. Con todos los instrumentos legales que supuestamente tienen para forzar la restitución de los predios, su actuación se limita a diligenciar un formato de acta en la que consta que el procedimiento se cumplio sin la restitucion; y peor aun, posterior a la fracasada diligencia, a formular una propuesta de conciliación que favorece a los usurpadores. 

Este hecho lo que demuestra, además de la farsa de la restitución, es el evidente contubernio que existe entre el gobierno (incluido la fuerza pública) y los despojadores, y el irrespeto descarado con la corte constitucional. Aunque de ésto último no hay que sorprenderse. Muchas sentencias de la Corte que exigen al gobierno pedir perdón por masacres, atender y brindar seguridad a víctimas de desplazamiento,  etc, han sido igualmente ignoradas o cumplidas a medias.

La foto de abajo es solo otra evidencia del contubernio que existe entre el gobierno y los despojadores.  Cuantos líderes de organizaciones de reclamantes de tierras, y reclamantes mismos, han sido asesinados, y los que se oponen a la restitución (es decir los autores de los asesinatos de reclamantes) pueden marchar tranquilamente portando camisetas que reafirman su oposición (y confiesan sus crímenes), sin que las autoridades los capturen??!!!  

 Paramilitares al servicio de usurpadores de tierras durante marcha del 2 de Abril convocada por el narcoparauribismo

Ese es el Estado que tenemos para la construcción de la paz en el "post conflicto". ......calculen!!

Actualización Abril 11, 2016:

Los que se oponen abiertamente a la restitución de tierras a millones de campesinos no son solamente los despojadores sino sus aliados y socios en las instituciones del estado, en los cargos mas altos.

No es que sea una revelación, pero el siguiente segmento de Noticias Uno muestra como el procurador general de la nación se destapa totalmente como defensor de los paramilitares y usurpadores de tierras; y prácticamente como candidato a la presidencia para el 2018, pues su presencia en una tarima pública, atacando no solamente el programa de restitución de tierras sino directamente al presidente Santos, no puede ser entendido sino como el lanzamiento de la candidatura presidencial del narco paramilitarismo.



Y el gobierno continua impávido. Aparte de unas declaraciones vagas del presidente Santos en un acto público en el Tolima, no ha hecho aún ningun pronunciamiento contundente denunciando la extralimitación de poderes del procurador y condenando sus declaraciones incendiarias.

Lo que expresan algunos colombianos en los medios sociales resume la deplorable situación del país:









     

lunes, 14 de marzo de 2016

General de mas alto rango de EEUU pasa revista a sus tropas en Colombia

General Dunford recibe un regalo del presidente Santos luego de reunion de rendicion de cuentas en la Casa de Narino

Si hubo algún colombiano que se enteró de la visita al país del oficial militar de mas alto rango de los EEUU, seguramente fue a través de los medios prepago, los que obviamente resaltaron la importancia de la visita del alto oficial presentándola como muestra de la gran confianza y cooperación que existe entre Colombia y EEUU. El oficial en cuestión, General Joseph F. Dunford Jr. es el Jefe del Estado Mayor Conjunto de los EEUU. 

Para quien tenga un mínimo de entendimiento del concepto de soberanía, una ceremonia militar en honor a un general extranjero es una vergüenza, y lo que demuestra es la sumisión absoluta de las fuerzas armadas colombianas al comando militar de EEUU. 
La siguiente foto lo dice todo: el general Dunford pasa revista a sus tropas acantonadas en la base militar mas grande de los EEUU: Colombia.


Porque el cuento de que el plan de las 7 bases militares que el gobierno del narcoparamilitar Alvaro Uribe quiso entregarles a los gringos nunca se concretó, es eso, puro cuento. En realidad los gringos terminaron con acceso y controlando todas las bases militares del país; de ahí que muchos analistas internacionales consideren a Colombia como la base militar gringa mas grande del planeta. 

Las declaraciones del jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, con ocasión de su visita a pasar revista a sus tropas colombianas, reflejan claramente los planes de su gobierno para el “posconflicto” y los objetivos reales de la segunda fase del Plan Colombia, eufemísticamente relanzado como Paz Colombia. 

A efecto de descifrar lo que realmente significa la visita del general Dunford a Colombia, traducimos a continuación algunas de sus declaraciones y de otros altos funcionarios gringos que lo acompañaron, y que fueron publicadas en el portal de internet del Departamento de Defensa de EEUU: 

Dice la nota del Departamento de Defensa que: “De acuerdo con funcionarios de la embajada de EEUU en Colombia, las FARC han sido derrotadas militarmente [resaltado nuestro] y solo cuentan con aproximadamente entre 6.000 y 7.000 guerrilleros.” 

“El general de la Infantería de Marina de EEUU Joseph F. Dunford Jr. le dijo a los reporteros que viajaban con él, que Colombia se encuentra en un punto de inflexión, y que los retos que enfrentan el gobierno y el ejército de Colombia no terminarán con el pacto” [Se refieren al acuerdo de paz que eventualmente se firme con las FARC]. 

Que vergüenza para el imperio mas poderoso del planeta, sentarse a negociar el fin de la guerra en Colombia con una guerrilla derrotada; y más vergonzoso aún, que las negociaciones en La Habana se hayan extendido por casi tres años!!. 

Sobre el posconflicto el general enfatiza: “La paz no será inmediata.”

“El énfasis es que el acuerdo es [parte de] un proceso de paz, no el final de todos los problemas. No es que ellos [el gobierno colombiano y sus fuerzas armadas] vayan a firmar un acuerdo y luego habrá paz. Ellos no van a entrar inmediatamente en un escenario de posconflicto. Ellos entienden que los retos para el ejército colombiano son retos de largo plazo.”

Aquí lo que el general Dunford está poniendo en boca de sus súbditos colombianos (cuando se refiere a ellos) es lo que él y particularmente, el gobierno de EEUU piensa, ve y tiene en mente: que el acuerdo con las FARC o con cualquier otro grupo insurgente no implica que se terminará la violencia y el terrorismo de estado contra el enemigo interno, término que para los EEUU y su gobierno testaferro que sostienen en Colombia incluye a los movimientos políticos de izquierda, las organizaciones populares y movimientos sociales que representan comunidades indígenas, afrocolombianos, campesinos, sindicalistas, estudiantiles, etc., cuyo único acto subversivo es reclamar paz con equidad y justicia social.

Sobre el Plan Colombia, el general Dunford expresa: “Hubo un gran debate sobre los recursos que íbamos a invertir en Colombia, y mucho escepticismo sobre si el Plan Colombia en realidad iba a cambiar la situación.”

Los funcionarios que lo acompañan agregan: “…. el aspecto más importante del Plan Colombia fue haber contado con un socio dispuesto. Colombia fue quien propuso el plan y nosotros estuvimos dispuestos a ponerle la sangre, el sudor y las lágrimas para hacerlo funcionar.”

Lo que revelan los funcionarios de la embajada no es nada nuevo: Colombia [el entonces gobierno servil de Andrés Pastrana] pidió el Plan Colombia, y los gringos de inmediato aceptaron. Como no iban a aceptar si era la oportunidad que estaban buscando para incrementar la militarización del país, la venta de armamento y equipamiento militar e incluso, la presencia de soldados y mercenarios en territorio colombiano. 

Así que cuando dicen que le pusieron sangre, sudor y lágrimas, no se refieren a esfuerzos altruistas que invirtieron para que el Plan Colombia se hiciera realidad, sino a los ríos de sangre, muerte, llantos y destrucción que causaron entre los mas de 7 millones de víctimas ha dejado el tan ovacionado plan de guerra. 

Con relación al costo del Plan Colombia, el general Dunford sostiene que los $10 US millones invertidos fueron bien gastados. 

“ las inversiones deben continuar aun luego de que el acuerdo de paz entre en vigor. Por el lado militar, los colombianos [resaltado nuestro] piden que el tipo de apoyo que los EEUU han suministrado como parte del Plan Colombia, continúe. Este apoyo requiere que miembros del ejército de Colombia continúen recibiendo cursos de entrenamiento en escuelas militares americanas, que continúen las estrechas relaciones con el Comando Sur de EEUU, y la ayuda en equipamiento.”

En estas declaraciones, el general Dunford usa la misma táctica que usan tanto el gobierno colombiano como los medios prepagos cuando, para referirse a algo que el establecimiento y sus élites mafiosas quieren justificar, defender, proponer o implantar, invocan la voluntad de todos los colombianos. “Los colombianos quieren/dicen esto, los colombianos piden….bla, bla, bla….”. Y no es que el general Dunford esté adoptando el lenguaje que usan los medios prepago; por el contrario, son los medios prepago y todos los funcionarios del narcoestado colombiano los que repiten fielmente el libreto propagandístico diseñado por el gobierno de EEUU. Y ese libreto exige que siempre hay que invocar (y repetir y repetir) que son todos los colombianos los que respaldan las posiciones o propuestas del establecimiento.

El punto central de la declaración anterior es que el general pone en boca de “todos los colombianos” lo que su gobierno ya ha decidido, o tiene ya de hecho planeado: asegurar la continuidad del control político y militar del país mediante el fortalecimiento del aparato militar y paramilitar colombiano, lo cual a su vez lo garantizan llevando a los oficiales de medio y alto rango a recibir entrenamiento en sus escuelas militares, donde los preparan para reprimir y contener cualquier tipo de amenaza contra su hegemonía y sus intereses económicos en el país. Una vez regresan al país, son esos oficiales los que planean y comandan los operativos para neutralizar fuerzas políticas y movimientos sociales opositoras al establecimiento, el espionaje, la represión, los asesinatos selectivos, las desapariciones, masacres, el desplazamiento forzado; en resumen, los operativos del terrorismo de estado.

Y por último, los apartes de la entrevista que más repulsión producen:

El general Dunford continua: “aunque la mayor parte de los recursos, y ciertamente el sacrificio que condujo a la derrota militar de las FARC y a llevarlos al punto donde se encuentran ahora, fue claramente colombiano, me tomó por sorpresa tantos agradecimientos con los EEUU y lo positivos que se mostraron.”

“Colombia es un importante aliado estratégico en la región”, continúa el general. “Ellos han incrementado su influencia estratégica en la región. Muchos países lo ven como un líder. Muchos países lo ven como ejemplo por las relaciones que tienen con los EEUU y porque son un modelo de cómo mantener relaciones con los EEUU de igual a igual.”

“Las tropas Colombianas son parte de la fuerza multinacional y de observación en el Sinaí. Participan en muchas operaciones de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas. Colombia también se comprometió con el entrenamiento de 5.000 soldados en actividades de mantenimiento de paz, y continua trabajando con países de América Central en el combate de influencias malignas.”

“Colombia no es solamente un aliado importante a nivel regional, también es importante como exportador de seguridad a nivel global. Con una inversión relativamente pequeña durante un tiempo, tenemos un país que consideramos nuestro socio más importante en la región.”

El general Dunford obviamente no podía perder la oportunidad de despacharse en elogios con las fuerzas armadas colombianas. Cómo no hacerlo si desde hace décadas y más intensamente con ocasión del Plan Colombia, los han venido entrenando para que hagan el trabajo sucio que antes hacían directamente los militares gringos. Entrenamiento en actividades de mantenimiento de paz, llama el general Dunford a las operaciones que adelantan miembros del ejército y la policía colombiana en Centroamérica y cuyo objetivo es crear y entrenar grupos paramilitares, y a las propias fuerzas estatales de esos países, para que ejecuten las mismas actividades terroristas y criminales que ejecutan en Colombia contra la población civil: masacres, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, etc..

Los resultados de esos entrenamientos en el exterior ayudando a “mantener la paz”, saltan a la vista: en México por ejemplo, los crímenes de estado ya pasaron la barrera de 100.000 desde el 2006; en Honduras, fuerzas especiales estatales y paramilitares han asesinado miles de civiles inocentes entre defensores de derechos humanos, activistas y opositores del régimen fascista que impuso EEUU en el 2009, y la violencia y terrorismo estatal es tan abierta que cientos de miles de hondureños optan por emigrar a EEUU, aun con el riesgo de morir en el intento.

El más reciente logro de las fuerzas militares y grupos paramilitares hondureños entrenados por el ejército colombiano, es el vil asesinato de Berta Cáceres, reconocida activista y defensora de DDHH y del medio ambiente.

Ummmmm…. Que orgullo ser colombiano!.......y el "mejor aliado" de los EEUU.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Celebración de aniversario del Plan Colombia en la Casa Blanca: Celebración de la muerte, del terrorismo de Estado

Un acto de cinismo extremo, repudiable, un insulto a todo el pueblo colombiano y particularmente a las millones de victimas, la celebración en Febrero proximo en la casa Blanca de un aniversario mas del denominado Plan Colombia.

En el inmoral evento estarán presentes obviamente los actuales presidentes y los expresidentes de Colombia y EEUU: Barak Obama, Juan Manuel Santos, George Bush, Alvaro Uribe, Bill Clinton y Andrés Pastrana..

A no ser que con ocasión de la firma ayer en La Habana del acuerdo de victimas y justicia transicional, el evento en la Casa Blanca se haya programado pero para que estos criminales, que han sido los artífices de los crímenes mas horrendos de la humanidad, confiesen su actuación y participación en las masacres, desapariciones, ejecuciones extrajudiciales, desplazamientos, asesinatos selectivos, paramilitarización, criminalización de la protesta social, y violaciones de derechos humanos, todos crímenes cometidos en Colombia desde que se puso en marcha el plan de terrorismo de estado, eufemísticamente denominado Plan Colombia.

Pero obviamente ese no es el propósito de esa reunión de criminales en la Casa Blanca.  Lo que verá la humanidad es un espectáculo con intercambio de elogios, de congratulaciones mutuas; y por parte, de los títeres gobernantes colombianos, los consabidos actos de agradecimiento que rayan en la humillación, por todos los invaluables “beneficios” que ha significado para Colombia la “ayuda” de su gran aliado y protector.

El espectáculo es tan predecible que hasta lo que tienen que decir los títeres colombianos esta ya escrito en la agenda de la reunión. Declaraciones que por lo demás ya se las saben de memoria pues hacen parte del  manual de propaganda gringa que tienen que recitar todos sus sirvientes.

Para la muestra, recordemos lo que hace unas semanas dijo sobre el Plan Colombia Juan Manuel Santos en una entrevista a un diario de EEUU; que no será diferente de lo que va a recitar en Febrero en la Casa Blanca……

"El papel de los EEUU ha sido esencial. Uno de las primeras personas con las que conversé hace cinco años (cuando comenzamos las negociaciones secretas con las FARC) fue el presidente Obama.  Los EEUU nos han acompañado en todo. Cuando el Plan Colombia comenzó en 2000 estábamos al borde de ser declarados un Estado fallido. Le puedo decir sin la mas mínima duda que el Plan Colombia ha sido la política internacional bipartidista mas exitosa de los EEUU de las ultimas décadas.  El proceso de paz es apenas la cereza de la torta."

Pero la verdad y realidad es diametralmente opuesta a todo lo que reza la propaganda gringa.  Esto es lo que opinaba sobre el Plan Colombia (cuando apenas iniciaba) el intelectual vivo mas reconocido del mundo Noam Chomsky:



Lean aqui, o en link que sigue, otro articulo sobre las falacias del Plan Colombia recientemente publicado en este blog:

http://lacolombiainvisible.blogspot.ca/2015/10/las-falacias-del-plan-colombia-como.html


viernes, 27 de noviembre de 2015

Juan Manuel Santos pide condena del mundo entero por crímenes de Estado………pero no por los que ocurren en Colombia

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Hoy, en una reunión con alcaldes de ciudades capitales en Montería, el presidente Santos pidió la “condena del mundo entero” por los miles de lideres sindicalistas, defensores de derechos humanos, activistas sociales, miembros de partidos políticos de izquierda, lideres de reclamantes de tierras, lideres de organizaciones indígenas, afrocolombianas y campesinas,………que han sido asesinados por organizaciones paramilitares en complicidad o directamente con el apoyo de las fuerzas militares durante las ultimas dos décadas en Colombia. 

Tal vez la contradicción de estar en conversaciones de paz con las FARC para poner fin al conflicto armado y tener que explicar recientes asesinatos de los líderes campesinos Daniel Abril Fuentes en El Casanare y MillerBermeo en Argelia, Cauca, para solo mencionar dos casos ocurridos la ultima semana (y para no mencionar, las persecuciones y criminalizaciones diarias de decenas de activistas sociales y lideres comunitarios), esta forzándolo a condenar públicamente hechos de violencia y terrorismo estatal que ante los ojos del mundo entero son por supuesto repudiables.

Oh No!….. disculpen si alcance a hacerles creer que estábamos frente a un nuevo, honesto, sensible y moralmente integro Juan Manuel Santos.……NO, estaba leyendo mal el articulo que resaltaba como gran noticia las declaraciones de Santos; o tal vez si estaba leyéndolo correctamente pero mi cerebro se negaba a interpretar y asimilar literalmente lo que estaba leyendo. 

Santos estaba condenando y pidiendo la condena del mundo entero pero por el asesinato de un supuesto líder de oposición venezolano, asesinado supuestamente por la fuerza publica venezolana.

Estas fueron las declaraciones de Santos:

"Esto que sucedió en Venezuela merece por supuesto la condena del mundo entero. Ese asesinato no tiene ninguna justificación, esperamos que se haga la investigación del caso, que los responsables sean judicializados y hacemos votos para que ojalá no tengan unas elecciones con violencia. Venezuela necesita unas elecciones transparentes y sin violencia"

Resaltamos apartes de su declaración para develar el cinismo, descaro e hipocresía (para no decir mente psicópata) de Santos cuando se trata de condenar hechos de violencia que ocurren fuera del país, y prematuramente hacer señalamientos de responsabilidad cuando hechos aislados (y sospechosos) de asesinatos ocurren en Venezuela; en oposición a su silencio cómplice y manto de impunidad con que cubre los miles de asesinatos de colombianos inocentes que ocurren en Colombia a manos de los “héroes de la patria” y sus aliados paramilitares.

domingo, 11 de octubre de 2015

Es posible la paz en Colombia sin Alvaro Uribe?

La ultima edición de la revista Semana le dedica caratula a Uribe y plantea la pregunta: “Es posible una paz sin Alvaro Uribe’?

La pregunta de Semana de hecho ha venido repitiéndose en muchos estamentos políticos, sociales, en incluso, por parte de analistas internacionales.

Todos quienes se plantean el interrogante lo hacen únicamente sobre la premisa de que Uribe representa un amplio sector de la población colombiana bajo la sombrilla de su partido de garaje Centro Democrático, y que como tal el logro de la paz, así se firme un acuerdo con las FARC-ELN, no estaría garantizada.  Mencionan entre los obstáculos, su oposición a cualquier procedimiento de aprobación, implementación y financiamiento de los paupérrimos cambios que se deriven de los acuerdos de La Habana; algunos mencionan incluso (sugiriendo su vinculación con los paramilitares) la amenaza que representa para el proceso de reincorporación de las guerrillas a la sociedad civil y a la actividad política.

Para la gran mayoría de quienes plantean este interrogante, el simple hecho de que Uribe eventualmente manifieste públicamente que apoya el proceso de paz en curso seria la carta que hacia falta para garantizar el fin del conflicto y el inicio de una nueva etapa en paz para todos los colombianos. Nada mas ingenuo!!

No habrá paz así Uribe empiece a salir con Santos a las regiones y pueblos de Colombia a explicar los acuerdos que se han alcanzado ya en La Habana y hacer pedagogía para un nuevo país en paz. Claro, el establecimiento, sus grandes medios de bolsillo y las elites que se han beneficiado de la guerra nos harán creer que ahora si la paz es un hecho!!.  Hasta las FARC es posible que se crean el cuento y firmen a ojo cerrado el acuerdo final en Marzo del próximo año.

Algunos dirán incluso que el apoyo de Uribe facilitará el desmonte de las organizaciones paramilitares (las BACRIM, como las llama el establecimiento).  Una vez las FARC hayan firmado el acuerdo de dejación de las armas, nos harán creer incluso que el paramilitarismo ha sido desmontado,…….grandes operativos policiales y militares, capturas de paracos lideres y combatientes, procesamientos y condenas de paramilitares, shows mediáticos de entrega/sometimiento voluntario a la justicia, etc…..llenarán las paginas de la gran prensa, las pantallas de televisión y las cabinas de estaciones radiales.  Pero todo será otro burdo montaje; como lo fue la desmovilización paramilitar durante el gobierno de Uribe.

La realidad es mucho mas compleja y muy cruda por cierto, sobre todo para esa inmensa mayoría de población colombiana que ha sufrido la guerra durante mas de 5 décadas.

Nunca habrá paz en Colombia, aun con Uribe estrechándose las manos con Santos y con Timochenko, si su poder politiquero y capacidad de maniobra criminal y guerrerista se mantienen; y si sus crímenes quedan en la impunidad. El poder de Uribe no se deriva únicamente de la aceptación que tiene entre millones de colombianos alienados con su verborrea patriotera, incendiaria, sino de su condición de ser el alfil principal del gobierno de los EEUU para el desarrollo de su política exterior tanto en Colombia como en toda la región latinoamericana.

No hay que engañarse. El supuesto apoyo de EEUU al gobierno de Santos, incluso el respaldo al proceso de paz no son mas que gestos estandarizados de relaciones publicas de la política internacional gringa. Ellos tienen claro que sus intereses están en riesgo en un escenario de fin de la guerra en Colombia, incluidos sus intereses en toda la región. Para ellos Uribe es el único que les garantiza carta blanca para preservar el control político, militar y económico en Colombia,  así como la continuación de la operaciones encubiertas de espionaje, conspiración, desestabilización y de guerra sucia, e incluso operaciones abiertas paramilitares-militares, contra Venezuela, Ecuador, Bolivia, …

Tiene que ser uno muy ingenuo para creer que Uribe y su ejercito de narcoparamilitares, por mas lunáticos que sean, se atrevan a incursionar a Venezuela y montar operaciones de desestabilización contra el gobierno de Maduro por su propia iniciativa. No hay duda de que todas las operaciones desmanteladas por Maduro, y las que aun se mantienen dentro de territorio venezolano, son diseñadas y dirigidas desde Washington y sus embajadas en Bogotá y en otros países serviles de la región. Uribe, su ejercito de paramilitares, y sus renombrados sicarios del periodismo criollo, quienes a diario desde sus columnas de opinión, estudios de radio y televisión, difunden y amplifican su verborrea patriotera, son y seguirán siendo los verdaderos aliados de Washington. Estos y sus patrones en Washington son los verdaderos y mas poderosos enemigos del pueblo colombiano.

Con todo y lo desconsolador que parezca el escenario anterior, la paz de Colombia si es posible pero con Uribe fuera del escenario político. Con Uribe dentro del proceso pero solo como actor preponderante del conflicto, como victimario sometido a la justicia transicional y confesando todos sus crímenes; o enjuiciado y condenado por una corte de otro país o la corte penal internacional.  Por supuesto, este desenlace está prohibido discutirse en el país de Uribe.  No es sino leer como concluye la Revista Semana el articulo de portada que le dedica en su ultima edición:

“El expresidente Alvaro Uribe, su bancada del Congreso y los colombianos de carne y hueso que lo apoyan tienen mucho que aportarle al país.”

Aunque remoto, irónicamente seria Santos quien le haría el regalo de la paz al país,… el mismo que fuera el ministro de defensa de Uribe en la época en la que mas civiles inocentes fueron extrajudicialmente asesinados, desaparecidos, torturados, encarcelados, perseguidos y desplazados como consecuencia del terrorismo estatal que montó el narcoparamilitar Uribe durante su gobierno. El mismo Uribe que, luego del fracaso de su tercera re eleccion, lo convirtio en el actual presidente de los colombianos.

jueves, 8 de octubre de 2015

Las Distorsiones del Conflicto Colombiano


Escrito por Matt Peppe y publicado originalmente en Ingles el 5 de octubre de 2015 en el portal de análisis www.counterpunch.com


Hace semana y media la noticia desde la Habana fue que las FARC (fuerzas armadas revolucionarias de Colombia) y el gobierno colombiano habían definido que el acuerdo final de la paz seria firmado en un plazo de seis meses. La noticia fue aclamada como un paso importante en la solución de un conflicto que lleva mas de medio siglo y como una oportunidad para lograr la paz del pais. No obstante, los medios masivos de comunicación que siempre recitan la retorica del gobierno, omiten reconocer las causas principales de la violencia y la inevitabilidad de que esta continuará en el futuro.

A lo largo de décadas, la política del gobierno colombiano ha sido una estrategia de seguridad nacional de contrainsurgencia, desarrollada a finales de los años 50 bajo el auspicio del ejercito de los Estados Unidos. El objetivo del gobierno de Estados Unidos era mantener un sistema político amigable para los negocios mediante la implementación de políticas económicas que favorezcan a las corporaciones multinacionales y al capital extranjero. Cualquier resistencia a tales políticas era considerada subversiva, y las gentes que simpatizaban con tal resistencia eran estigmatizados como enemigos internos que debían ser eliminados o neutralizados por medios militares.

La retorica de la doctrina de seguridad nacional sostiene que si se elimina la amenaza insurgente la paz será restaurada. La presunción implícita en esa doctrina es que los rebeldes de las FARC han sido siempre el bando que se atraviesa en el camino de la paz. Según esta interpretación, cuando las FARC iniciaron sus operaciones militares el estado tenia que responder en beneficio de la nación en su totalidad organizando una respuesta contraguerrillera.

Pero esta narrativa es históricamente equivocada. El conflicto colombiano no es una pelea del conjunto de la sociedad contra un grupo de guerrilleros, sino una batalla de un grupo minoritario de élites que controlan el aparato estatal contra la mayoría de la población.

“Como en muchos otros países latinoamericanos, las semillas de la desigualdad social actual y la lucha por la concentración de la tierra y recursos de Colombia la podemos encontrar en el control ejercido por una minoría minúscula, igual que en el despojo progresivo de la mayoría de la gente, lo cual tiene sus raíces en el colonialismo del siglo XVI,” explica Jazmín Hristov en su libro Sangre y Capital: La Paramilitarización de Colombia. [1]

Una vez las FARC se constituyeron en el ala armada del partido comunista en Colombia, la doctrina contrainsurgente - desarrollada por el ejercito de EEUU. y codificada en manuales que fueron distribuidos desde los años 60 - instruyó a sus contrapartes colombianas a que consideraran cualquier forma de lucha por la justicia social o reforma democrática como forma de insurrección comunista. Además de los rebeldes armados, miembros del clero, académicos, líderes sindicalistas, defensores de derechos humanos, y otros miembros de la sociedad civil han sido convertidos en blancos insurgentes potenciales.

Para extender su alcance en la sociedad colombiana, el gobierno autorizó legalmente el paramilitarismo en 1965 con el Plan Lazo mediante la conformación de “fuerzas de defensa civiles” armadas  e integradas al sistema militar colombiano [2]. Estas fuerzas sirven el objetivo del gobierno de preservar el status quo realizando su trabajo sucio a través de escuadrones de la muerte, asesinatos, tortura, intimidación y desapariciones, al tiempo que proporcionan el encubrimiento y un aparente distanciamiento del estado en sí mismo.

El conflicto colombiano no puede ser entendido correctamente sin el reconocimiento de la naturaleza verdadera de los actores implicados y los intereses que estos representan. “El paramilitarismo nunca ha sido, mucho menos ahora, un tercer actor aislado (el estado y las guerrillas son los otros dos), tal como es presentado en los discursos oficiales de seguridad nacional,” escribe Hristov. [3]

Escribiendo en el Nueva York Times luego de que el acuerdo sobre justicia fuera anunciado, Ernesto Londoño dice que la “lucha de tres vías entre las facciones del guerrilla, las fuerzas del gobierno y las bandas paramilitares de la derecha que a menudo actuaban como testaferros del estado habían asesinado a más de 220.000 personas y desplazado alrededor de 5.7 millones.”

Dan Kovalik, profesor de derechos humanos internacionales en la escuela de leyes de la Universidad de Pittsburgh, controvierte la noción de que los paramilitares simplemente operan de vez en cuando como testaferros: “Es imposible hablar de los paramilitares como actor separado del estado colombiano, porque es el estado colombiano el que ayudó a crear los paramilitares; y los grupos defensores de derechos humanos han concluido año tras ano que el estado les ha suministrado las armas, ayuda logística y ha realizado incluso operaciones conjuntas. Incluso las cortes federales cuando han sido confrontadas con estas preguntas, bajo la Alien Tort Claims Act, han concluido que los paramilitares están tan integrados con el estado que sus acciones criminales constituyen una acción del estado.”

Además de la inexactitud al describir el conflicto, la declaración de Londoño utiliza estadísticas de la violencia acumulada sin distinguir quién es el actor responsable de las muertes y  desplazamientos. Más adelante en su columna, Londoño culpa implícitamente a las FARC de la mayoría de la violencia: “docenas de víctimas viajaron a La Habana para hablar sobre los abusos que sufrieron a manos de los líderes del guerrilla. Algunas implicaron a las fuerzas del gobierno en actos brutales… Los tribunales especiales de guerra que el gobierno intenta crear para juzgar crímenes serán asimilados a cortes de canguro por quienes han estado a favor de una derrota militar del FARC.”
Si uno acepta la retorica de la seguridad nacional según la cual la mayoría de la violencia perpetrada por el gobierno equivale solo a un daño colateral como resultado de la reacción a la agresión insurgente, entonces las guerrillas serían responsables de la mayoría de muertes y lesiones. Pero éste es apenas un caso.

Kovalik anota que los “grupos defensores de derechos humanos han concluido consistentemente que el estado colombiano y sus aliados paramilitares cometen la mayor parte de las violaciones de derechos humanos en el país - en los peores años, por lo menos el 80% de los abusos han sido atribuidos a estas fuerzas.”

La intervención del gobierno de EEUU y el Plan Colombia.

Londoño también elogia la política de EEUU señalándola como la generadora del ímpetu para alcanzar la paz: “La intervención por la fuerza de Washington en la guerra, la cual comenzó hacia finales de los 90s, permitió que el gobierno colombiano debilitara a las FARC y en últimas sentara las bases para las actuales negociaciones paz.”

La política contrainsurgente de Washington es vista no sólo como un instrumento para la paz, sino como el factor principal que permitirá su logro. Es increíble como el revisionismo histórico retrata al instigador y patrocinador de la violencia masiva que ha perdurado por décadas como un intermediario honesto para terminar esta violencia.

En realidad, la intervención de Washington comenzó 40 años antes del tiempo al que se refiere Londoño, y esa intervención fue la que agudizo la guerra que ha azotado al país desde entonces. Cualquier evaluación objetiva de la política exterior de EEUU en Colombia ha encontrado que ésta ha sido un absoluto fracaso . Bajo la dirección, financiamiento y entrenamiento de los EEUU, el estado colombiano ha mostrado uno de los peores records en respeto de los derechos humanos en el hemisferio. Muchas organizaciones de derechos humanos dan testimonio de esto, y han exigido el fin de la ayuda militar de EEUU a Colombia.

“año tras ano la política de EEUU ha ignorado las evidencias y peticiones de las Naciones Unidas, de organizaciones no gubernamentales colombianas e internacionales y de la gente de Colombia. El plan Colombia ha sido un fracaso en todos los aspectos y los derechos humanos en Colombia no mejorarán hasta que haya un cambio fundamental en la política exterior EEUU,” declara la oficina de Amnistía Internacional en los EEUU.

Un informe de la ONG de derechos humanos Human Rights Watch dice: “toda la ayuda para la seguridad internacional debe ser condicionada a acciones explícitas del gobierno colombiano encaminadas a cortar conexiones, en todos los niveles, entre los el ejercito y los paramilitares. Los abusos atribuidos directamente a los miembros del ejercito colombiano han disminuido durante estos últimos años, pero en el mismo período el número y magnitud de los abusos atribuidos a los grupos paramilitares que operan con el consentimiento de los militares o con su abierto apoyo, se han elevado súbitamente.”

El profesor e historiador de Bogotá Renán Vega Cantor, en un estudio sobre la presencia de EEUU en Colombia, escribe que: “El terrorismo de Estado que se perpetúa en Colombia desde finales de la década de 1940 se alimenta tanto del sostén militar y financiero de los Estados Unidos, como de los intereses de las clases dominantes criollas, para preservar su poder y su riqueza y negarse a realizar elementales reformas económicas y sociales de tipo redistributivo.”

Lo que el Nueva York Times y los medios masivos omiten en su análisis es que el sistema sociopolítico colombiano neoliberal actual necesita la continuación de la violencia para acomodar el capital.

“La guerrilla no fue la causa de el conflicto colombiano sino por el contrario, uno de sus síntomas, y simultáneamente se convirtió en un factor contribuyente en el sentido de que su misma existencia sirve de pretexto y  justificación para la violencia y la militarización por parte del estado; lo cual desafortunadamente ha hecho que la presencia de la guerrilla sea utilizada por el establecimiento para legitimar la violencia sobre las fuerzas sociales que desafían el poder de las clases dominantes,” escribe Hristov en su ultimo libro, Paramilitarismo y Neoliberalismo: Sistemas Violentos de la Acumulación de Capital en Colombia y Más Allá. [4]

Hristov dice que si el gobierno quiere satisfacer las demandas de las FARC, tiene que invertir en programas sociales a expensas del aparato militar y políticas de seguridad actual. Pero como estos sistemas le sirven a esa estructura económica neoliberal que transfiere la tierra y los recursos de las masas populares a una minúscula minoría elitista, es ingenuo pensar que esos cambios ocurran.

“Incluso en una era post-FARC el estado tendría siempre pretextos, recurrirá a las BACRIM [bandas criminales que tienen raíces en los grupos paramilitares presuntamente desarmados] o a la existencia de otros grupos guerrilleros, para mantener el desbordado nivel de militarización,” escribe Hristov. [5]

La representación del conflicto colombiano en el Nueva York Times y otros medios masivos es una replica de la propaganda estatal, haciendo eco a la doctrina de seguridad nacional, propaganda que oculta la violencia inherente al sistema económico colombiano que ha ocasionado la perpetuación del militarismo y la represión en el país.

Si bien cualquier acuerdo de paz que ofrezca la perspectiva de reducir la matanza es bien recibida, el hecho de que el estado colombiano continúe sometido al consenso de Washington y a su modelo socioeconómico neoliberal, significa que el país se dirige inevitablemente hacia la continuación de la violencia, el despojo, y el sufrimiento de la inmensa mayoría de la población.

Solo cuando el gobierno colombiano y los medios masivos de comunicación occidentales reconozcan que la intervención de Washington exacerba la violencia en lugar de minimizarla, tal vez entonces Colombia pueda empezar a liberarse a si misma y a buscar una paz duradera y con justicia social para todos sus habitantes.

Referencias

[1] Hristov, Jasmin. Blood and Capital: The Paramilitarization of Colombia. Ohio University Press; 1 edition, 2009. Kindle edition.

[2] Ibid.

[3] Ibid.

[4] Hristov, Jasmin. Paramilitarism and Neoliberalism: Violent Systems of Capital Accumulation in Colombia and Beyond. London: Pluto Press, 2014.  (pg. 153)

[5] Hristov, 2014 (pg. 157)

domingo, 22 de febrero de 2015

Lo que no se dice sobre la designación del enviado especial gringo a la mesa de negociaciones de La Habana…

La percepción y sentimiento que se vive por estos días en Colombia es que esta vez la paz no tiene reversa.  El acontecimiento mas reciente que ha contribuido a ese incremento de optimismo es la designación de un “enviado especial” que representará al gobierno de EEUU en la mesa de conversaciones de La Habana.

Anticipándose a las pocas voces criticas que surgirán sobre la injerencia gringa en las negociaciones de paz, el establecimiento colombiano no se demoró en salir a justificar la designación del enviado especial argumentando que hay puntos de la agenda, como el narcotráfico y la extradición, que no se pueden resolver sin la participación del gobierno de EEUU.

Cierto, los dos problemas están ligados a la política internacional del gobierno de EEUU. De hecho, el narcotráfico y la extradición han sido pilares fundamentales de la política de sometimiento y dominación que ha usado por décadas el gobierno gringo con el gobierno colombiano. Pero no es esa política de dominación la que Santos considera importante discutir con el gobierno de EEUU en el marco de las negociaciones con las FARC.  No, Santos ha sido reiterativo en afirmar que ninguna política de injerencia extranjera, al igual que cambios en el modelo económico, sistema político, militarización, están ni remotamente considerados como temas de discusión en el proceso de paz en curso.

A lo que Santos se refiere es a que el estado colombiano necesita la anuencia del gobierno gringo para no extraditar a los jefes guerrilleros, como una concesión mas para garantizar la firma de un acuerdo de paz. Lo que no se menciona es que esos procesos de extradición han sido fabricados sobre la base de que las FARC son el cartel mas grande del mundo.  De ahí que todo lo que rodea la designación del enviado especial no es mas que una farsa. Veamos porque:     

Primero, el mercado global del narcotráfico no se va a resolver  en una mesa de negociaciones en la que solo un actor; mas exactamente, un pequeño eslabón de la cadena del narcotráfico esta sentado. Un actor que incluso ni siquiera tiene realmente la importancia que los gobiernos gringo y colombiano le han dado, pues como ya se señalo antes, la sindicación de que las FARC son el cartel mas grande del mundo, no es mas que un burdo montaje para justificar el recrudecimiento de la guerra y el desvió de los millones de dólares aprobados por el congreso de los EEUU (como parte del Plan Colombia para la lucha contra el narcotráfico) hacia una guerra abierta y directa en contra las guerrillas, a la cual en la ultima década le han asignado convenientemente el nombre de guerra contra el narcoterrorismo.   

Hay que anotar que el objetico principal no es la guerra directa contra los “narcoterroristas” de la guerrilla, mucho menos su eliminación. El objetivo ultimo de esa  supuesta guerra contra el narcoterrorismo es el pueblo colombiano, mas específicamente, cualquier expresión popular de oposición, disentimiento, desafío intelectual, movilización social que amenace o impida que sus multinacionales (y las de sus países aliados) tomen posesión, usufructúen y depreden los territorios nacionales ricos en recursos naturales, minerales y/o energéticos.

Segundo, la extradición es un mecanismo de cooperación judicial en el que intervienen soberanamente dos partes, el gobierno que solicita la extradición por delitos cometidos dentro de su territorio, y el gobierno recipiente de la solicitud, el cual la analiza jurídica y soberanamente, y toma la decisión autónoma de autorizar  o no la extradición. Si el gobierno colombiano fuera independiente, soberano y autónomo para tomar sus decisiones judiciales, los pedidos de extradición de guerrilleros de las FARC por parte del gobierno gringo podrían ser negados de tajo simplemente desestimando las endebles y burdas evidencias de que las FARC son el mayor cartel del mundo. Pero aun si no quiere cuestionar ese montaje, el gobierno colombiano podría simplemente negar su extradición con el argumento de que un acuerdo de paz con las FARC y como consecuencia, la culminación de un conflicto interno que ha afectado al país por mas de 50 anos, está por encima de cualquier interés de gobierno extranjero. De hecho, es impensable que las FARC acepten firmar un acuerdo de paz y mucho menos entregar las armas si lo que les espera a sus lideres es la extradición a los EEUU, peor aun por delitos que han sido fabricados.

Lo anterior solo para demostrar que el discurso que trata de vender el gobierno de Santos, difícilmente podrá esconder la magnitud de la injerencia del gobierno de los EEUU en el país, y sus repercusiones en el presente y futuro de los colombianos. Nadie que mantenga al menos un ojo abierto podrá ignorar el hecho de que el gobierno gringo ejerce prácticamente el control absoluto de todos los poderes gubernamentales, judiciales, legislativos, militares; e incluso ver como sus tentáculos alcanzan hasta los mas importantes sectores empresariales y financieros del país.

La noticia del enviado especial a La Habana no es mas que otra treta para distraer y engañar a la opinión publica, presentándola como una manifestación de apoyo al proceso de paz por parte de Obama.

Para enterarse de lo que ocurre en el proceso de paz, los gringos no necesitan enviar a un representante a La Habana para que allí los delegados del gobierno colombiano le cuenten como avanzan las negociaciones. El gobierno de EEUU es informado continuamente de los mas mínimos detalles del proceso y de todos los temas que se discuten con las FARC, y al interior del país con las mafias políticas y empresariales. De hecho, es el gobierno gringo el que establece las directrices y limites de lo que es y no es negociable. De ahí que cualquier proceso de negociación política del conflicto debe pasar por la aprobación del gobierno de EEUU.

Frente a esta realidad, si como un acto de contrición el gobierno de EEUU quisiera realmente contribuir a la paz de Colombia, por lo que tendrían que empezar es por cancelar toda la ayuda financiera que otorgan a las fuerzas militares, suspender toda la cooperación en entrenamiento, suministro de armamento, bombas y tecnología, y sacar del país a los miles de militares, mercenarios y agentes encubiertos que tienen regados por todas las bases militares y ciudades, quienes son los que diseñan y dirigen todos los operativos del terrorismo de estado que se acomete en contra de la inmensa mayoría de la población civil.

Adicionalmente, si realmente quieren eliminar un eslabón importante de la cadena del mercado de estupefacientes, a quienes deben desmantelar es a los carteles de paramilitares que son los que, en asocio con los carteles mejicanos, controlan todo el mercado de cocaína que entra a los EEUU. Pero claro, a estos carteles no los tocan,  porque al igual que ocurre con los dictadores, para los gringos también existen carteles buenos (aliados) y carteles malos (enemigos de conveniencia para justificar sus guerras).    

La delegación de las FARC ha expresado su beneplácito a la designación del enviado especial gringo. Asumimos que será por que ellos si tienen plena claridad de que el único interlocutor valido y con poder de decisión para negociar la finalización del conflicto interno colombiano es el gobierno de EEUU, NO por las razones que intenta venderles el gobierno de Santos.


Si el gobierno de Obama realmente quisiera demostrar que apoya una solución negociada del conflicto interno colombiano, el primer gesto que debería hacer es designar (liberar) como “enviado especial” a Simón Trinidad, comandante de las FARC condenado por narcotráfico, en lugar de enviar a un halcón propio.

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