Difícil entender como los comandantes de las FARC se dejaron meter en
la agenda general la necesidad de que había que incluir un mecanismo de
refrendación de los acuerdos que se logren en La Habana.
De hecho, 4 de los 6 puntos de la agenda escasamente dan cabida a tan mínimas
reformas en beneficio del pueblo colombiano que ni siquiera se necesitaban
discutirse dentro de un proceso de paz con la guerrillas, mucho menos que se
sometan a que el pueblo las apruebe o no.
Qué colombiano con un mínimo de sensatez estaría en desacuerdo con que
se acabe el conflicto, se implemente por fin una pequeña reforma agraria, se
amplié y garantice la participación política de todas las vertientes políticas,
y se de solución al problema del comercio de drogas ilícitas, por ejemplo, para
solo mencionar cuatro de los seis puntos de la agenda general acordada entre
las FARC-EP y el gobierno de Santos.
Así las cosas, lo que resulta evidente es que el embeleco de la
refrendación fue una maniobra del establecimiento para presionar a las FARC-EP
a que no pidan mas de lo que las oligarquías, y mafias políticas y
empresariales (y sus patrones extranjeros) están dispuestos a aceptar. El juego del gobierno con las FARC-EP es algo
así como: si piden esto o lo otro, el “pueblo” no lo refrendará. El establecimiento tiene certeza del poder
que tiene para manipular la opinión del pueblo colombiano en una u otra
dirección.
Al pueblo lo han enganado con el cuento de que las negociaciones en La Habana son entre el establecimiento y la guerrilla. Nada mas falso; la guerra y violencia estatal no ha sido contra las FARC-EP sino contra esa inmensa mayoria del pueblo colombiano que por siglos ha sido marginado, oprimido, empobrecido y opmrimido; y que como tal de cuando en cuando protesta y reclama justicia y equidad en la disribucion de las riquezas. Los beneficiarios de las pirricas reformas que se deriven de la mesa de negociaciones no seran los guerrilleros sino todo el pueblo colombiano, asi que resulta absurdo, ridiculo que ese pueblo violentado, marginado, explotado y desposeido sea sometido al sainete de la refrendacion del proceso de paz. En que parte del planeta el pueblo ha sido sometido a que vote sobre si quiere vivir en paz o en guerra? Esto solo ocurre en una republiqueta como Colombia. Patetico!!
Lo sorprendente es que las FARC-EP hayan caído en el juego que montó
el establecimiento con la pretensión de hacer creer que el pueblo colombiano es
el “poder soberano y supremo” y que como tal debe aprobar o reprobar los
mínimos acuerdos que se logren en La Habana.
El manoseo del punto sobre el mecanismo de refrendación por parte del
gobierno empezó hace meses, y la manipulación ya raya en lo cantinflesco,
especialmente durante las ultimas semanas, en las que propuestas de toda índole,
de ambos bandos (incluyendo propuestas del congreso), se disparan como si
fueran balas en campo de batalla.
Mientras al bando del establecimiento le está permitido proponer hasta
los más insólitos mecanismos, los que obviamente son difundidos, amplificados y
elogiados por todos los medios de comunicación, cualquier propuesta de las
FARC-EP es de entrada rechazada, distorsionada e incluso calificada de cínica o
absurda, como dañina para la “democracia” del país, y que solo beneficiaría a
los comandantes de la guerrilla.
Pareciera que las FARC-EP no supieran que en Colombia la opinión del
pueblo, de la sociedad civil (como también se refieren) ha sido siempre manipulada
y moldeada por los grandes medios de acuerdo a sus mezquinos intereses, y que por
lo mismo están en total contravía con los intereses genuinos del pueblo.
En Colombia no existe opinión publica. Esas dos palabras que tanto
reciclan las 24 horas del días no es realmente la opinión de los colombianos, sino
la opinión de los dueños de esos grandes medios, magnates parásitos y
narcoempresarios que hacen parte de las elites y mafias políticas nacionales, y
que como tal representan también los intereses del gobierno de turno y de sus
patrones extranjeros. Su misión es
ejercer el control y el monopolio de la propaganda dirigida a moldear/unificar
el pensamiento, el comportamiento y las actitudes de los colombianos frente a
todos los asuntos políticos, económicos y sociales del país, sobre los cuales
el establecimiento mafioso no quiere perder el control.
Parecería también que las FARC-EP se volvieron inmunes a los olores
nauseabundos que emanan del pozo séptico que ha sido siempre el sistema
electoral colombiano. Qué les hace pensar que cualquier mecanismo de
refrendación que implique convocar a los colombianos a expresar “su opinión”
aprobando o desaprobando los acuerdos de La Habana será un proceso democrático,
libre, transparente, libre de manipulaciones y amenazas; y que será una
expresión real de su voluntad y pensamiento?.
Aun en el evento de que, por el mecanismo que sea, los acuerdos de La
Habana sean refrendados, qué les hace pensar a las FARC-EP que, una vez desmovilizados
y incorporados a la actividad política, sus lideres tendrán todas las garantías
para hacer proselitismo político, y para acceder en igualdad de condiciones a
cargos públicos de elección popular?
La corrupción del sistema electoral colombiano es de tal magnitud que ni
siquiera el mecanismo de la Constituyente, sobre el que insisten las FARC-EP, está
exento de la manipulación. De ahí que,
con pretensiones distintas, hasta el narcoparauribismo insiste en ese
mecanismo. Claro, ellos (los narcoparauribistas) saben que bajo ese sistema
corrupto tendrán todo el margen de maniobra para manipular la elección de los constituyentes,
cuya mayoría será obviamente afín a sus ideologías guerreristas, criminales y
corruptas. Así las cosas, el nivel de
participación que les permitirán a las FARC-EP será minoritario y cualquier
propuesta que presenten sus constituyentes, incluso con el apoyo de la
izquierda tradicional, será aplastada. Al final el resultado será el de
siempre: cambiarán todo pero para que todo siga igual.
Las FARC-EP sin duda hacen seguimiento a todo lo que se dice y se
presenta como verdad absoluta en la radio, prensa y televisión nacionales; y saben
que, con excepción de los medios alternativos (que escasamente llegaran a 1% de
la población), todos los demás medios están en una campaña permanente de montajes
y desprestigio contra todas sus actividades y propuestas que están planteando
en La Habana. Sabrán entonces a qué se enfrentan, y que tipo de “opinión
publica” es la que va a expresar su apoyo o rechazo al proceso de paz. Así que mejor que no pidan mucho.
Un líder sindical extranjero miembro de una delegación de sindicalistas
europeos y norteamericanos que viajo a La Habana a comienzos de año, resumía
sus impresiones de las reuniones que sostuvo con miembros de la delegación de
las FARC-EP diciendo que “la guerrilla estaba ya tan decidida a no volver al
monte que hasta una paz neoliberal
con mínimos cambios estaban dispuestos a aceptar”.
Cabe recordar que los montajes y las campañas mediáticas de
desprestigio y satanización contra las FARC–EP no son nuevas, pero es evidente
su intensificación desde que se inicio el proceso de negociaciones en La Habana;
y aun más durante los últimos 6 meses, en los que se ya han alcanzado acuerdos preliminares
sobre puntos álgidos de la agenda (fin del conflicto y victimas – justicia
transicional), y se discute el punto de mecanismos de refrendación,
implementación y verificación de todos los acuerdos.
Sabrán también las FARC-EP que no son solamente editorialistas,
columnistas prepago de la extrema derecha, ni directores de los noticieros y
programas de “opinión” en radio y televisión sus peores enemigos, sino que a
estos se han unido decenas de pseudo analistas (también prepago), quienes tienen
micrófono abierto y pantallas de TV sin limite de tiempo en horarios triple A para
que se despachen con sus agravios, mentiras y toda su verborrea que incita al
odio contra las FARC-EP y en general contra el proceso de negociaciones en La
Habana.
La campana de desprestigio de los medios colombianos contra de la
guerrilla es tan mezquina pero efectiva que les sirve hasta para ocultar o
minimizar informes oficiales que dan cuenta de las atrocidades que siguen cometiendo
los grupos paramilitares en asocio con las fuerzas militares. El reciente montaje de la DEA vinculando a
las FARC-EP con narcotraficantes mexicanos, por el contrario tuvo y sigue
teniendo una muy extensa cobertura propagandística.
Sin dada, las FARC saben quienes son sus enemigos, pero tal vez sirva
de algo revelarle al pueblo colombiano que sufre a diario la embestida
propagandística de todos los medios prepago, los nombres de esos personajes que
a diario envenenan sus conciencias, contaminan y alienan sus mentes, y unifican
sus pensamientos y actitudes frente a la situación del país, y frente al futuro
que está en juego en el actual proceso de negociación para poner fin al
conflicto.
La lista es extensa así que solo incluimos algunos de los medios con
mayor cobertura nacional y sus celebridades mas ponzoñosas que no descansan en
su empeño de incitar al odio, adoctrinar y dividir a los colombianos:
Blu Radio: Néstor Morales, Juan Lozano, Nicolás Uribe, Felipe Zuleta…
W Radio Colombia: Julio Sánchez Cristo, María Isabel Rueda, Alberto
Casas Santamaría
RCN (Radio y Televisión): Claudia Gurisatti; Vicky Dávila; Luis Carlos Vélez
EL Tiempo: Mauricio Vargas, Salud Hernández-Mora
Caracol Radio: Darío Arizmendi, D’arcy Quinn, Gustavo Gómez, Herbin
Hoyos, Diana Calderón
CMI: Yamid Amat