miércoles, 16 de diciembre de 2015

Celebración de aniversario del Plan Colombia en la Casa Blanca: Celebración de la muerte, del terrorismo de Estado

Un acto de cinismo extremo, repudiable, un insulto a todo el pueblo colombiano y particularmente a las millones de victimas, la celebración en Febrero proximo en la casa Blanca de un aniversario mas del denominado Plan Colombia.

En el inmoral evento estarán presentes obviamente los actuales presidentes y los expresidentes de Colombia y EEUU: Barak Obama, Juan Manuel Santos, George Bush, Alvaro Uribe, Bill Clinton y Andrés Pastrana..

A no ser que con ocasión de la firma ayer en La Habana del acuerdo de victimas y justicia transicional, el evento en la Casa Blanca se haya programado pero para que estos criminales, que han sido los artífices de los crímenes mas horrendos de la humanidad, confiesen su actuación y participación en las masacres, desapariciones, ejecuciones extrajudiciales, desplazamientos, asesinatos selectivos, paramilitarización, criminalización de la protesta social, y violaciones de derechos humanos, todos crímenes cometidos en Colombia desde que se puso en marcha el plan de terrorismo de estado, eufemísticamente denominado Plan Colombia.

Pero obviamente ese no es el propósito de esa reunión de criminales en la Casa Blanca.  Lo que verá la humanidad es un espectáculo con intercambio de elogios, de congratulaciones mutuas; y por parte, de los títeres gobernantes colombianos, los consabidos actos de agradecimiento que rayan en la humillación, por todos los invaluables “beneficios” que ha significado para Colombia la “ayuda” de su gran aliado y protector.

El espectáculo es tan predecible que hasta lo que tienen que decir los títeres colombianos esta ya escrito en la agenda de la reunión. Declaraciones que por lo demás ya se las saben de memoria pues hacen parte del  manual de propaganda gringa que tienen que recitar todos sus sirvientes.

Para la muestra, recordemos lo que hace unas semanas dijo sobre el Plan Colombia Juan Manuel Santos en una entrevista a un diario de EEUU; que no será diferente de lo que va a recitar en Febrero en la Casa Blanca……

"El papel de los EEUU ha sido esencial. Uno de las primeras personas con las que conversé hace cinco años (cuando comenzamos las negociaciones secretas con las FARC) fue el presidente Obama.  Los EEUU nos han acompañado en todo. Cuando el Plan Colombia comenzó en 2000 estábamos al borde de ser declarados un Estado fallido. Le puedo decir sin la mas mínima duda que el Plan Colombia ha sido la política internacional bipartidista mas exitosa de los EEUU de las ultimas décadas.  El proceso de paz es apenas la cereza de la torta."

Pero la verdad y realidad es diametralmente opuesta a todo lo que reza la propaganda gringa.  Esto es lo que opinaba sobre el Plan Colombia (cuando apenas iniciaba) el intelectual vivo mas reconocido del mundo Noam Chomsky:



Lean aqui, o en link que sigue, otro articulo sobre las falacias del Plan Colombia recientemente publicado en este blog:

http://lacolombiainvisible.blogspot.ca/2015/10/las-falacias-del-plan-colombia-como.html


viernes, 27 de noviembre de 2015

Juan Manuel Santos pide condena del mundo entero por crímenes de Estado………pero no por los que ocurren en Colombia

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Hoy, en una reunión con alcaldes de ciudades capitales en Montería, el presidente Santos pidió la “condena del mundo entero” por los miles de lideres sindicalistas, defensores de derechos humanos, activistas sociales, miembros de partidos políticos de izquierda, lideres de reclamantes de tierras, lideres de organizaciones indígenas, afrocolombianas y campesinas,………que han sido asesinados por organizaciones paramilitares en complicidad o directamente con el apoyo de las fuerzas militares durante las ultimas dos décadas en Colombia. 

Tal vez la contradicción de estar en conversaciones de paz con las FARC para poner fin al conflicto armado y tener que explicar recientes asesinatos de los líderes campesinos Daniel Abril Fuentes en El Casanare y MillerBermeo en Argelia, Cauca, para solo mencionar dos casos ocurridos la ultima semana (y para no mencionar, las persecuciones y criminalizaciones diarias de decenas de activistas sociales y lideres comunitarios), esta forzándolo a condenar públicamente hechos de violencia y terrorismo estatal que ante los ojos del mundo entero son por supuesto repudiables.

Oh No!….. disculpen si alcance a hacerles creer que estábamos frente a un nuevo, honesto, sensible y moralmente integro Juan Manuel Santos.……NO, estaba leyendo mal el articulo que resaltaba como gran noticia las declaraciones de Santos; o tal vez si estaba leyéndolo correctamente pero mi cerebro se negaba a interpretar y asimilar literalmente lo que estaba leyendo. 

Santos estaba condenando y pidiendo la condena del mundo entero pero por el asesinato de un supuesto líder de oposición venezolano, asesinado supuestamente por la fuerza publica venezolana.

Estas fueron las declaraciones de Santos:

"Esto que sucedió en Venezuela merece por supuesto la condena del mundo entero. Ese asesinato no tiene ninguna justificación, esperamos que se haga la investigación del caso, que los responsables sean judicializados y hacemos votos para que ojalá no tengan unas elecciones con violencia. Venezuela necesita unas elecciones transparentes y sin violencia"

Resaltamos apartes de su declaración para develar el cinismo, descaro e hipocresía (para no decir mente psicópata) de Santos cuando se trata de condenar hechos de violencia que ocurren fuera del país, y prematuramente hacer señalamientos de responsabilidad cuando hechos aislados (y sospechosos) de asesinatos ocurren en Venezuela; en oposición a su silencio cómplice y manto de impunidad con que cubre los miles de asesinatos de colombianos inocentes que ocurren en Colombia a manos de los “héroes de la patria” y sus aliados paramilitares.

martes, 10 de noviembre de 2015

El mecanismo de refrendación de los acuerdos de paz de La Habana, maniobra del establecimiento para poner contra la pared a las FARC-EP

Difícil entender como los comandantes de las FARC se dejaron meter en la agenda general la necesidad de que había que incluir un mecanismo de refrendación de los acuerdos que se logren en La Habana.

De hecho, 4 de los 6 puntos de la agenda escasamente dan cabida a tan mínimas reformas en beneficio del pueblo colombiano que ni siquiera se necesitaban discutirse dentro de un proceso de paz con la guerrillas, mucho menos que se sometan a que el pueblo las apruebe o no. 

Qué colombiano con un mínimo de sensatez estaría en desacuerdo con que se acabe el conflicto, se implemente por fin una pequeña reforma agraria, se amplié y garantice la participación política de todas las vertientes políticas, y se de solución al problema del comercio de drogas ilícitas, por ejemplo, para solo mencionar cuatro de los seis puntos de la agenda general acordada entre las FARC-EP y el gobierno de Santos.

Así las cosas, lo que resulta evidente es que el embeleco de la refrendación fue una maniobra del establecimiento para presionar a las FARC-EP a que no pidan mas de lo que las oligarquías, y mafias políticas y empresariales (y sus patrones extranjeros) están dispuestos a aceptar.  El juego del gobierno con las FARC-EP es algo así como: si piden esto o lo otro, el “pueblo” no lo refrendará.  El establecimiento tiene certeza del poder que tiene para manipular la opinión del pueblo colombiano en una u otra dirección. 

Al pueblo lo han enganado con el cuento de que las negociaciones en La Habana son entre el establecimiento y la guerrilla. Nada mas falso; la guerra y violencia estatal no ha sido contra las FARC-EP sino contra esa inmensa mayoria del pueblo colombiano que por siglos ha sido marginado, oprimido, empobrecido y opmrimido; y que como tal de cuando en cuando protesta y reclama justicia y equidad en la disribucion de las riquezas. Los beneficiarios de las pirricas reformas que se deriven de la mesa de negociaciones no seran los guerrilleros sino todo el pueblo colombiano, asi que resulta absurdo, ridiculo que ese pueblo violentado, marginado, explotado y desposeido sea sometido al sainete de la refrendacion del proceso de paz.  En que parte del planeta el pueblo ha sido sometido a que vote sobre si quiere vivir en paz o en guerra? Esto solo ocurre en una republiqueta como Colombia. Patetico!!

Lo sorprendente es que las FARC-EP hayan caído en el juego que montó el establecimiento con la pretensión de hacer creer que el pueblo colombiano es el “poder soberano y supremo” y que como tal debe aprobar o reprobar los mínimos acuerdos que se logren en La Habana.

El manoseo del punto sobre el mecanismo de refrendación por parte del gobierno empezó hace meses, y la manipulación ya raya en lo cantinflesco, especialmente durante las ultimas semanas, en las que propuestas de toda índole, de ambos bandos (incluyendo propuestas del congreso), se disparan como si fueran balas en campo de batalla. 

Mientras al bando del establecimiento le está permitido proponer hasta los más insólitos mecanismos, los que obviamente son difundidos, amplificados y elogiados por todos los medios de comunicación, cualquier propuesta de las FARC-EP es de entrada rechazada, distorsionada e incluso calificada de cínica o absurda, como dañina para la “democracia” del país, y que solo beneficiaría a los comandantes de la guerrilla. 

Pareciera que las FARC-EP no supieran que en Colombia la opinión del pueblo, de la sociedad civil (como también se refieren) ha sido siempre manipulada y moldeada por los grandes medios de acuerdo a sus mezquinos intereses, y que por lo mismo están en total contravía con los intereses genuinos del pueblo.

En Colombia no existe opinión publica. Esas dos palabras que tanto reciclan las 24 horas del días no es realmente la opinión de los colombianos, sino la opinión de los dueños de esos grandes medios, magnates parásitos y narcoempresarios que hacen parte de las elites y mafias políticas nacionales, y que como tal representan también los intereses del gobierno de turno y de sus patrones extranjeros.  Su misión es ejercer el control y el monopolio de la propaganda dirigida a moldear/unificar el pensamiento, el comportamiento y las actitudes de los colombianos frente a todos los asuntos políticos, económicos y sociales del país, sobre los cuales el establecimiento mafioso no quiere perder el control.

Parecería también que las FARC-EP se volvieron inmunes a los olores nauseabundos que emanan del pozo séptico que ha sido siempre el sistema electoral colombiano. Qué les hace pensar que cualquier mecanismo de refrendación que implique convocar a los colombianos a expresar “su opinión” aprobando o desaprobando los acuerdos de La Habana será un proceso democrático, libre, transparente, libre de manipulaciones y amenazas; y que será una expresión real de su voluntad y pensamiento?.

Aun en el evento de que, por el mecanismo que sea, los acuerdos de La Habana sean refrendados, qué les hace pensar a las FARC-EP que, una vez desmovilizados y incorporados a la actividad política, sus lideres tendrán todas las garantías para hacer proselitismo político, y para acceder en igualdad de condiciones a cargos públicos de elección popular?

La corrupción del sistema electoral colombiano es de tal magnitud que ni siquiera el mecanismo de la Constituyente, sobre el que insisten las FARC-EP, está exento de la manipulación.  De ahí que, con pretensiones distintas, hasta el narcoparauribismo insiste en ese mecanismo. Claro, ellos (los narcoparauribistas) saben que bajo ese sistema corrupto tendrán todo el margen de maniobra para manipular la elección de los constituyentes, cuya mayoría será obviamente afín a sus ideologías guerreristas, criminales y corruptas.  Así las cosas, el nivel de participación que les permitirán a las FARC-EP será minoritario y cualquier propuesta que presenten sus constituyentes, incluso con el apoyo de la izquierda tradicional, será aplastada. Al final el resultado será el de siempre: cambiarán todo pero para que todo siga igual.

Las FARC-EP sin duda hacen seguimiento a todo lo que se dice y se presenta como verdad absoluta en la radio, prensa y televisión nacionales; y saben que, con excepción de los medios alternativos (que escasamente llegaran a 1% de la población), todos los demás medios están en una campaña permanente de montajes y desprestigio contra todas sus actividades y propuestas que están planteando en La Habana. Sabrán entonces a qué se enfrentan, y que tipo de “opinión publica” es la que va a expresar su apoyo o rechazo al proceso de paz.  Así que mejor que no pidan mucho.

Un líder sindical extranjero miembro de una delegación de sindicalistas europeos y norteamericanos que viajo a La Habana a comienzos de año, resumía sus impresiones de las reuniones que sostuvo con miembros de la delegación de las FARC-EP diciendo que “la guerrilla estaba ya tan decidida a no volver al monte que hasta una paz neoliberal con mínimos cambios estaban dispuestos a aceptar”. 

Cabe recordar que los montajes y las campañas mediáticas de desprestigio y satanización contra las FARC–EP no son nuevas, pero es evidente su intensificación desde que se inicio el proceso de negociaciones en La Habana; y aun más durante los últimos 6 meses, en los que se ya han alcanzado acuerdos preliminares sobre puntos álgidos de la agenda (fin del conflicto y victimas – justicia transicional), y se discute el punto de mecanismos de refrendación, implementación y verificación de todos los acuerdos.

Sabrán también las FARC-EP que no son solamente editorialistas, columnistas prepago de la extrema derecha, ni directores de los noticieros y programas de “opinión” en radio y televisión sus peores enemigos, sino que a estos se han unido decenas de pseudo analistas (también prepago), quienes tienen micrófono abierto y pantallas de TV sin limite de tiempo en horarios triple A para que se despachen con sus agravios, mentiras y toda su verborrea que incita al odio contra las FARC-EP y en general contra el proceso de negociaciones en La Habana. 

La campana de desprestigio de los medios colombianos contra de la guerrilla es tan mezquina pero efectiva que les sirve hasta para ocultar o minimizar informes oficiales que dan cuenta de las atrocidades que siguen cometiendo los grupos paramilitares en asocio con las fuerzas militares.  El reciente montaje de la DEA vinculando a las FARC-EP con narcotraficantes mexicanos, por el contrario tuvo y sigue teniendo una muy extensa cobertura propagandística.

Sin dada, las FARC saben quienes son sus enemigos, pero tal vez sirva de algo revelarle al pueblo colombiano que sufre a diario la embestida propagandística de todos los medios prepago, los nombres de esos personajes que a diario envenenan sus conciencias, contaminan y alienan sus mentes, y unifican sus pensamientos y actitudes frente a la situación del país, y frente al futuro que está en juego en el actual proceso de negociación para poner fin al conflicto.

La lista es extensa así que solo incluimos algunos de los medios con mayor cobertura nacional y sus celebridades mas ponzoñosas que no descansan en su empeño de incitar al odio, adoctrinar y dividir a los colombianos:

Blu Radio: Néstor Morales, Juan Lozano, Nicolás Uribe, Felipe Zuleta…

W Radio Colombia: Julio Sánchez Cristo, María Isabel Rueda, Alberto Casas Santamaría

RCN (Radio y Televisión): Claudia Gurisatti;  Vicky Dávila; Luis Carlos Vélez   

EL Tiempo: Mauricio Vargas, Salud Hernández-Mora

Caracol Radio: Darío Arizmendi, D’arcy Quinn, Gustavo Gómez, Herbin Hoyos, Diana Calderón

CMI: Yamid Amat

miércoles, 28 de octubre de 2015

Las falacias del Plan Colombia como determinador del proceso de paz en curso

El propio presidente Santos, por supuesto todos los funcionarios de su gobierno, y todos los analistas, periodistas locales e internacionales defensores del establecimiento no pierden oportunidad para recordar que si las FARC están hoy sentadas en la mesa de negociaciones es por los exitosas operaciones militares derivadas del Plan Colombia.

Todos, como si leyeran un libreto único, recitan que la “ayuda” otorgada por el gobierno de los EEUU a través del Plan Colombia, en su mayor parte asignada a fortalecer, entrenar y equipar militarmente a las fuerzas armadas y paramilitares del país, produjo el debilitamiento de las guerrillas, principalmente como consecuencia de los bombardeos, reduciendo su numero de combatientes de 15.000 a aproximadamente 7.000 guerrilleros, según las cifras oficiales.

Las cifras de la reducción del pie de fuerza en la guerrilla no es lo que interesa controvertir. Es cierto que el denominador común de las operaciones militares desde el rompimiento de las negociaciones de El Caguan han sido los bombardeos de campamentos guerrilleros (en horas nocturnas especialmente), pero lo que es grotescamente falso es que los únicos objetivos y las únicas victimas de esos bombardeos hayan sido guerrilleros.  Miles de civiles inocentes, principalmente humildes campesinos (entre niños, mujeres y ancianos), que vivían en o cerca de las zonas bombardeadas también han sido victimas de esas masacres.

El cuento de las bombas de alta precisión dirigidas solamente a objetivos de alto valor (HVO = High Value Objective  es el eufemismo que usan los militares gringos para identificar y asesinar a quienes ellos consideran son lideres o combatientes de grupos armados o terroristas), ha quedado al descubierto en prácticamente todas las guerras genocidas que libra el gobierno gringo en todo el mundo. Abundan reportes sobre masacres como resultado de bombardeos en Afganistan, Pakistan, Irak, etc., donde la mayoría de victimas son mujeres, niños, ancianos, y hasta médicos, enfermeras y pacientes, como el reciente bombardeo de un hospital instalado y operado por Médicos Sin Fronteras en Afganistán.

Las bombas que utilizan las fuerzas armadas colombianas no son diferentes, son también fabricadas y vendidas por compañías estadounidenses. En Colombia, son incluso militares gringos los que diseñan y dirigen las operaciones aéreas y los bombardeos.

Tiene uno que ser extremadamente cínico, estar totalmente alienado por la propaganda gringa, o sufrir de discapacidad mental para tampoco ver los cientos de miles de colombianos inocentes que han sido vilmente asesinados como consecuencia de esos bombardeos y, en general, de la guerra sin cuartel desencadenada con ocasión de la implementación del Plan Colombia. 

El Plan Colombia, vendido como estrategia de acción contra la guerrilla y el narcotráfico, en realidad ha sido y sigue siendo una estrategia de escalamiento de la guerra y violencia contra todo lo que representa una amenaza para la hegemonía de EEUU en Colombia, los intereses económicos de sus multinacionales, y el poder político e intereses económicos de sus lacayos colombianos (oligarquías, y mafias políticas y empresariales).

Esa guerra abierta contra prácticamente todo el pueblo colombiano, que el establecimiento y sus analistas prepago (locales e internacionales) no quieren que la asociemos al Plan Colombia, ha dejado cientos de miles de victimas inocentes (entre masacres, ejecuciones extrajudiciales, desparecidos,…), millones de campesinos despojados de sus tierras y desplazados dentro del territorio, millones refugiados en otros países, miles de presos políticos, miles de judicializaciones ilegales……..

Es un insulto a las victimas y a sus familiares que el propio gobierno y sus analistas fletados sigan escondiendo los efectos devastadores que ha ocasionado el Plan Colombia y en general la destructora intervención e injerencia del gobierno de EEUU en el país. 

Es también un insulto a la inteligencia de las audiencias a las que se dirigen los analistas prepago que andan difundiendo y amplificando la propaganda del establecimiento colombiano y norteamericano, presentar el Plan Colombia (y en general la intervención norteamericana) como una estrategia o política exitosa de cooperación que ha coadyuvado a que hoy se esté desarrollando un nuevo proceso de paz.  Nada mas cínico y contrario a la verdad!!!

El Plan Colombia ha sido y sigue siendo el determinador del escalamiento de la violencia y represión contra el pueblo colombiano, del afianzamiento en el poder de las oligarquías y mafias políticas testaferros de los EEUU, y la agudización de la corrupción en todos los niveles estatales (incluyendo la justicia). 

Actualizacion Noviembre 1, 2015:

Difícil cambiarle la mentalidad al colombiano de a pie sobre su percepción respecto del Plan Colombia, cuando el presidente de la República no pierde oportunidad de elogiar y amplificar sus supuestos beneficios para el país. Lean apartes de lo que dice sobre Obama y el Plan Colombia en reciente entrevista al Washington Post cuando le preguntan sobre el papel que jugo el gobierno de los EEUU en el inicio y avances del proceso de paz en curso:

"El papel de los EEUU ha sido esencial. Una de las primeras personas con las que hable hace 5 anos (cuando empece las negociaciones secretas con las FARC) fue el presidente Obama. Los EEUU nos han acompanado en todo. Cuando el Plan Colombia comenzo en el ano 2000, nosotros estabamos al borde de ser declarados un estado fallido. Puedo afirmar sin la mas minima duda que el Plan Colombia ha sido la politica extranjera bipartidista de EEUU mas exitosa de las ultimas decadas. El proceso de paz es solo una cereza en la torta."

Quienes hayan la leído prensa norteamericana o escuchado declaraciones de funcionarios del gobierno de EEUU, notaran fácilmente que Juan Manuel Santos esta leyendo/repitiendo exactamente el mismo libreto propagandístico con el que la Casa Blanca vende el Plan Colombia, el cual con nombre diferente (Plan Merida) viene implementando en Mexico desde el 2006, también con cientos de miles de victimas inocentes.  

 

lunes, 19 de octubre de 2015

Lo que los medios prepago no le informarán del acuerdo sobre desaparecidos logrado en La Habana, ni sobre la farsa electoral del próximo Domingo

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Dos noticias sobresalen en el comienzo de esta semana electoral, las cuales en lugar de ser objeto de análisis serios son manipuladas y distorsionadas por la propaganda mediática para acomodarlas a los intereses de las oligarquías y las elites políticas mafiosas que se resisten a que este país cambie.

La primera tiene que ver con la firma en La Habana del acuerdo sobre desaparecidos en Colombia.  Quien se haya tomado la molestia de leer el comunicado emitido conjuntamente por las delegaciones de las FARC y gobierno, entenderá claramente que dicho acuerdo incluye la búsqueda y ubicación de restos de civiles inocentes y combatientes desaparecidos por todos los actores del conflicto, incluyendo el Estado. No obstante, acostumbrados como están los medios prepago a distorsionar todo lo que salga de La Habana, la difusión del acuerdo y su reacciones al mismo se han centrado en hacer ver que los únicos que tienen que dar cuenta de los desaparecidos en el país son las guerrillas. El cinismo y perversidad de todos esos medios y sus pseudo analistas fletados, no les permite ni siquiera hacer referencia al informe “Basta Ya”, preparado por la comisión del Centro Nacional de Memoria creada por el propio gobierno, que da cuenta de que el 84% de los desparecidos de Colombia son atribuibles a la alianza macabra Estado-Paramilitares, solo el 2.3% a los grupos insurgentes (guerrillas) y el 14 % restante a otras organizaciones armadas no identificadas (bandas criminales).


 En su aberrante empeño por seguir incitando el odio de una gran parte de la sociedad civil contra la guerrilla, cualquier avance positivo que se logre en La Habana es manipulado y distorsionado, recurriendo a burdas y recicladas campañas mediáticas de satanización de las FARC, dentro de las cuales la de mostrarlos como los únicos victimarios del conflicto es la que más repiten y repiten.

Según la distribución de responsabilidades por actores del conflicto estimada por el centro de memoria histórica, de los 55.000 desaparecidos que investigaciones recientes dan cuenta, cerca de 46.200 serian atribuibles a la innegable alianza del Estado-Paramilitares, 1.265 a las guerrillas y 7.535 a organizaciones criminales no identificadas.  Pero claro, como la estrategia del propio gobierno es tapar e incluso negar sus crímenes, sus medios prepagos solo tienen autorización para hablar de los crímenes de las FARC y hacer entrevistas únicamente a familiares de supuestos desaparecidos por las FARC, a quienes previamente han adoctrinado e impregnado de su odio.

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La otra noticia de comienzo de semana es el anticipado fraude de las elecciones del próximo Domingo como consecuencia del trasteo de votos, inscripciones fraudulentas de votantes, incluso ya fallecidos, y anulaciones arbitrarias de miles de cédulas e inscripciones para votar por parte del corrupto Consejo Nacional Electoral (CNE) y la Registradora Nacional.

Aunque las practicas corruptas del sistema electoral han sido el denominador común en todas las elecciones, lo que está ocurriendo este año parecería que ya rebasó los bordes del pozo séptico que es el sistema electoral del país.  No obstante, la atención que los medios de comunicación le están dando a este hecho no es por su interés en visibilizar el extremo nivel de corrupción que ha alcanzado el sistema electoral colombiano, mucho menos por demostrarle a la opinión publica que, esta vez si, van a ejercer su papel de vigilancia y cuestionamiento serio de las actuaciones del gobierno y demás órganos estatales, sino porque, debido al desescalamiento de la guerra (gracias a la tregua unilateral de las FARC), fenómenos crónicos de corrupción estatal como los relacionados con las elecciones son imposibles de tapar o minimizar.

Hasta épocas recientes, cuando toda la atención se enfocaba en los supuestos atentados y amenazas de la guerrilla para impedir los comicios “democráticos” en zonas bajo su control, los sesgados análisis y tratamiento del elefante de corrupción electoral por parte del gobierno y sus medios prepago siempre estaban dirigidos a que los colombianos ignoraran o tuvieran una idea difusa de lo que realmente estaba ocurriendo.  Cómo permitir que los colombianos se enteren de que la denominada “democracia mas antigua del continente” es realmente una farsa!!

En esta ocasión, miles de ciudadanos están denunciando por las redes sociales que el CNE les esta notificando personalmente que están inhabilitados para votar el próximo domingo, bien porque su cédula supuestamente aparece registrada en un lugar diferente al de su residencia, o por una simple decisión arbitraria de la Registradora Nacional.  Muchos ciudadanos incluso denuncian que están recibiendo llamadas de funcionarios del CNE preguntándoles por quienes van a votar y luego de que ingenuamente responden mencionando el nombre de sus candidatos, les notifican que su cédula ha sido inhabilitada para votar.

Lo que ni el gobierno reconocerá ni los medios prepago siquiera mencionarán es que si bien el trasteo, la compra de votos y los fraudes a la hora del conteo han sido prácticas comunes a lo largo de toda la historia republicana, lo que está ocurriendo en este proceso es inédito. 

Las autoridades electorales, asociadas con la Procuraduría General de la Nación (PGN) y con cientos de candidatos (entre corruptos, narcoparacos, etc.) a gobernaciones, alcaldías y concejos que quieren hacer elegir a como de lugar en varios departamentos y cientos de municipios del país, están usando las leyes que han sido aprobadas para combatir la corrupción en las elecciones, precisamente para favorecer a esos candidatos y perjudicar a sus rivales, quienes en un proceso transparente serian amplios ganadores e inclinarían la balanza de poderes en muchas regiones del país.

El truco es fácil de entender.  En ciudades y pueblos con mayor numero de votos de opinión, y en otras regiones donde candidatos de partidos de oposición o alternativos son los favoritos para ganar, la PGN en contubernio con las autoridades electorales, so pretexto de aplicar la ley y “garantizar un proceso electoral limpio”, están arbitrariamente invalidando inscripciones (y por lo tanto el derecho de votar) de votantes pertenecientes a grupos poblacionales que se presume votarán por el candidato equivocado; es decir por el rival del candidato preferido de los carteles de derecha que estas instituciones representan.  Esto es lo que están aplicando por ejemplo para frenar la elección de Cesar Pachón como gobernador de Boyacá, de Clara López en Bogotá y de muchos otros candidatos de oposición o independientes en otras regiones y municipios del país.

La estrategia contra grupos poblacionales que se presumen votarían a favor del candidato contrario al de las mafias queda claramente develada con la anulación de mas de 2.000 cedulas de estudiantes de la Universidad de Pamplona, para solo mencionar una de las pocas acciones corruptas que se han denunciado en los días recientes.

En Boyacá, el procurador prevaricador Ordoñez empezó a trabajar hace varias semanas. Lo medios prepago, por supuesto, le han hecho eco a la farsa de que sus investigaciones por trasteo de votos tienen el propósito de garantizar la transparencia en las elecciones. La realidad es totalmente opuesta a lo que proclama. Su objetivo es anular inscripciones de nuevos votantes (o de votantes existentes pero dispuestos a cambiar su intención de voto) en municipios de Boyacá en los que Pachón ha recibido amplio apoyo.

Todo lo anterior es solo una muestra de lo que a diario ocurre en el “nuevo país” de Juan Manuel Santos y su sequito de aduladores.

domingo, 11 de octubre de 2015

Es posible la paz en Colombia sin Alvaro Uribe?

La ultima edición de la revista Semana le dedica caratula a Uribe y plantea la pregunta: “Es posible una paz sin Alvaro Uribe’?

La pregunta de Semana de hecho ha venido repitiéndose en muchos estamentos políticos, sociales, en incluso, por parte de analistas internacionales.

Todos quienes se plantean el interrogante lo hacen únicamente sobre la premisa de que Uribe representa un amplio sector de la población colombiana bajo la sombrilla de su partido de garaje Centro Democrático, y que como tal el logro de la paz, así se firme un acuerdo con las FARC-ELN, no estaría garantizada.  Mencionan entre los obstáculos, su oposición a cualquier procedimiento de aprobación, implementación y financiamiento de los paupérrimos cambios que se deriven de los acuerdos de La Habana; algunos mencionan incluso (sugiriendo su vinculación con los paramilitares) la amenaza que representa para el proceso de reincorporación de las guerrillas a la sociedad civil y a la actividad política.

Para la gran mayoría de quienes plantean este interrogante, el simple hecho de que Uribe eventualmente manifieste públicamente que apoya el proceso de paz en curso seria la carta que hacia falta para garantizar el fin del conflicto y el inicio de una nueva etapa en paz para todos los colombianos. Nada mas ingenuo!!

No habrá paz así Uribe empiece a salir con Santos a las regiones y pueblos de Colombia a explicar los acuerdos que se han alcanzado ya en La Habana y hacer pedagogía para un nuevo país en paz. Claro, el establecimiento, sus grandes medios de bolsillo y las elites que se han beneficiado de la guerra nos harán creer que ahora si la paz es un hecho!!.  Hasta las FARC es posible que se crean el cuento y firmen a ojo cerrado el acuerdo final en Marzo del próximo año.

Algunos dirán incluso que el apoyo de Uribe facilitará el desmonte de las organizaciones paramilitares (las BACRIM, como las llama el establecimiento).  Una vez las FARC hayan firmado el acuerdo de dejación de las armas, nos harán creer incluso que el paramilitarismo ha sido desmontado,…….grandes operativos policiales y militares, capturas de paracos lideres y combatientes, procesamientos y condenas de paramilitares, shows mediáticos de entrega/sometimiento voluntario a la justicia, etc…..llenarán las paginas de la gran prensa, las pantallas de televisión y las cabinas de estaciones radiales.  Pero todo será otro burdo montaje; como lo fue la desmovilización paramilitar durante el gobierno de Uribe.

La realidad es mucho mas compleja y muy cruda por cierto, sobre todo para esa inmensa mayoría de población colombiana que ha sufrido la guerra durante mas de 5 décadas.

Nunca habrá paz en Colombia, aun con Uribe estrechándose las manos con Santos y con Timochenko, si su poder politiquero y capacidad de maniobra criminal y guerrerista se mantienen; y si sus crímenes quedan en la impunidad. El poder de Uribe no se deriva únicamente de la aceptación que tiene entre millones de colombianos alienados con su verborrea patriotera, incendiaria, sino de su condición de ser el alfil principal del gobierno de los EEUU para el desarrollo de su política exterior tanto en Colombia como en toda la región latinoamericana.

No hay que engañarse. El supuesto apoyo de EEUU al gobierno de Santos, incluso el respaldo al proceso de paz no son mas que gestos estandarizados de relaciones publicas de la política internacional gringa. Ellos tienen claro que sus intereses están en riesgo en un escenario de fin de la guerra en Colombia, incluidos sus intereses en toda la región. Para ellos Uribe es el único que les garantiza carta blanca para preservar el control político, militar y económico en Colombia,  así como la continuación de la operaciones encubiertas de espionaje, conspiración, desestabilización y de guerra sucia, e incluso operaciones abiertas paramilitares-militares, contra Venezuela, Ecuador, Bolivia, …

Tiene que ser uno muy ingenuo para creer que Uribe y su ejercito de narcoparamilitares, por mas lunáticos que sean, se atrevan a incursionar a Venezuela y montar operaciones de desestabilización contra el gobierno de Maduro por su propia iniciativa. No hay duda de que todas las operaciones desmanteladas por Maduro, y las que aun se mantienen dentro de territorio venezolano, son diseñadas y dirigidas desde Washington y sus embajadas en Bogotá y en otros países serviles de la región. Uribe, su ejercito de paramilitares, y sus renombrados sicarios del periodismo criollo, quienes a diario desde sus columnas de opinión, estudios de radio y televisión, difunden y amplifican su verborrea patriotera, son y seguirán siendo los verdaderos aliados de Washington. Estos y sus patrones en Washington son los verdaderos y mas poderosos enemigos del pueblo colombiano.

Con todo y lo desconsolador que parezca el escenario anterior, la paz de Colombia si es posible pero con Uribe fuera del escenario político. Con Uribe dentro del proceso pero solo como actor preponderante del conflicto, como victimario sometido a la justicia transicional y confesando todos sus crímenes; o enjuiciado y condenado por una corte de otro país o la corte penal internacional.  Por supuesto, este desenlace está prohibido discutirse en el país de Uribe.  No es sino leer como concluye la Revista Semana el articulo de portada que le dedica en su ultima edición:

“El expresidente Alvaro Uribe, su bancada del Congreso y los colombianos de carne y hueso que lo apoyan tienen mucho que aportarle al país.”

Aunque remoto, irónicamente seria Santos quien le haría el regalo de la paz al país,… el mismo que fuera el ministro de defensa de Uribe en la época en la que mas civiles inocentes fueron extrajudicialmente asesinados, desaparecidos, torturados, encarcelados, perseguidos y desplazados como consecuencia del terrorismo estatal que montó el narcoparamilitar Uribe durante su gobierno. El mismo Uribe que, luego del fracaso de su tercera re eleccion, lo convirtio en el actual presidente de los colombianos.

jueves, 8 de octubre de 2015

Las Distorsiones del Conflicto Colombiano


Escrito por Matt Peppe y publicado originalmente en Ingles el 5 de octubre de 2015 en el portal de análisis www.counterpunch.com


Hace semana y media la noticia desde la Habana fue que las FARC (fuerzas armadas revolucionarias de Colombia) y el gobierno colombiano habían definido que el acuerdo final de la paz seria firmado en un plazo de seis meses. La noticia fue aclamada como un paso importante en la solución de un conflicto que lleva mas de medio siglo y como una oportunidad para lograr la paz del pais. No obstante, los medios masivos de comunicación que siempre recitan la retorica del gobierno, omiten reconocer las causas principales de la violencia y la inevitabilidad de que esta continuará en el futuro.

A lo largo de décadas, la política del gobierno colombiano ha sido una estrategia de seguridad nacional de contrainsurgencia, desarrollada a finales de los años 50 bajo el auspicio del ejercito de los Estados Unidos. El objetivo del gobierno de Estados Unidos era mantener un sistema político amigable para los negocios mediante la implementación de políticas económicas que favorezcan a las corporaciones multinacionales y al capital extranjero. Cualquier resistencia a tales políticas era considerada subversiva, y las gentes que simpatizaban con tal resistencia eran estigmatizados como enemigos internos que debían ser eliminados o neutralizados por medios militares.

La retorica de la doctrina de seguridad nacional sostiene que si se elimina la amenaza insurgente la paz será restaurada. La presunción implícita en esa doctrina es que los rebeldes de las FARC han sido siempre el bando que se atraviesa en el camino de la paz. Según esta interpretación, cuando las FARC iniciaron sus operaciones militares el estado tenia que responder en beneficio de la nación en su totalidad organizando una respuesta contraguerrillera.

Pero esta narrativa es históricamente equivocada. El conflicto colombiano no es una pelea del conjunto de la sociedad contra un grupo de guerrilleros, sino una batalla de un grupo minoritario de élites que controlan el aparato estatal contra la mayoría de la población.

“Como en muchos otros países latinoamericanos, las semillas de la desigualdad social actual y la lucha por la concentración de la tierra y recursos de Colombia la podemos encontrar en el control ejercido por una minoría minúscula, igual que en el despojo progresivo de la mayoría de la gente, lo cual tiene sus raíces en el colonialismo del siglo XVI,” explica Jazmín Hristov en su libro Sangre y Capital: La Paramilitarización de Colombia. [1]

Una vez las FARC se constituyeron en el ala armada del partido comunista en Colombia, la doctrina contrainsurgente - desarrollada por el ejercito de EEUU. y codificada en manuales que fueron distribuidos desde los años 60 - instruyó a sus contrapartes colombianas a que consideraran cualquier forma de lucha por la justicia social o reforma democrática como forma de insurrección comunista. Además de los rebeldes armados, miembros del clero, académicos, líderes sindicalistas, defensores de derechos humanos, y otros miembros de la sociedad civil han sido convertidos en blancos insurgentes potenciales.

Para extender su alcance en la sociedad colombiana, el gobierno autorizó legalmente el paramilitarismo en 1965 con el Plan Lazo mediante la conformación de “fuerzas de defensa civiles” armadas  e integradas al sistema militar colombiano [2]. Estas fuerzas sirven el objetivo del gobierno de preservar el status quo realizando su trabajo sucio a través de escuadrones de la muerte, asesinatos, tortura, intimidación y desapariciones, al tiempo que proporcionan el encubrimiento y un aparente distanciamiento del estado en sí mismo.

El conflicto colombiano no puede ser entendido correctamente sin el reconocimiento de la naturaleza verdadera de los actores implicados y los intereses que estos representan. “El paramilitarismo nunca ha sido, mucho menos ahora, un tercer actor aislado (el estado y las guerrillas son los otros dos), tal como es presentado en los discursos oficiales de seguridad nacional,” escribe Hristov. [3]

Escribiendo en el Nueva York Times luego de que el acuerdo sobre justicia fuera anunciado, Ernesto Londoño dice que la “lucha de tres vías entre las facciones del guerrilla, las fuerzas del gobierno y las bandas paramilitares de la derecha que a menudo actuaban como testaferros del estado habían asesinado a más de 220.000 personas y desplazado alrededor de 5.7 millones.”

Dan Kovalik, profesor de derechos humanos internacionales en la escuela de leyes de la Universidad de Pittsburgh, controvierte la noción de que los paramilitares simplemente operan de vez en cuando como testaferros: “Es imposible hablar de los paramilitares como actor separado del estado colombiano, porque es el estado colombiano el que ayudó a crear los paramilitares; y los grupos defensores de derechos humanos han concluido año tras ano que el estado les ha suministrado las armas, ayuda logística y ha realizado incluso operaciones conjuntas. Incluso las cortes federales cuando han sido confrontadas con estas preguntas, bajo la Alien Tort Claims Act, han concluido que los paramilitares están tan integrados con el estado que sus acciones criminales constituyen una acción del estado.”

Además de la inexactitud al describir el conflicto, la declaración de Londoño utiliza estadísticas de la violencia acumulada sin distinguir quién es el actor responsable de las muertes y  desplazamientos. Más adelante en su columna, Londoño culpa implícitamente a las FARC de la mayoría de la violencia: “docenas de víctimas viajaron a La Habana para hablar sobre los abusos que sufrieron a manos de los líderes del guerrilla. Algunas implicaron a las fuerzas del gobierno en actos brutales… Los tribunales especiales de guerra que el gobierno intenta crear para juzgar crímenes serán asimilados a cortes de canguro por quienes han estado a favor de una derrota militar del FARC.”
Si uno acepta la retorica de la seguridad nacional según la cual la mayoría de la violencia perpetrada por el gobierno equivale solo a un daño colateral como resultado de la reacción a la agresión insurgente, entonces las guerrillas serían responsables de la mayoría de muertes y lesiones. Pero éste es apenas un caso.

Kovalik anota que los “grupos defensores de derechos humanos han concluido consistentemente que el estado colombiano y sus aliados paramilitares cometen la mayor parte de las violaciones de derechos humanos en el país - en los peores años, por lo menos el 80% de los abusos han sido atribuidos a estas fuerzas.”

La intervención del gobierno de EEUU y el Plan Colombia.

Londoño también elogia la política de EEUU señalándola como la generadora del ímpetu para alcanzar la paz: “La intervención por la fuerza de Washington en la guerra, la cual comenzó hacia finales de los 90s, permitió que el gobierno colombiano debilitara a las FARC y en últimas sentara las bases para las actuales negociaciones paz.”

La política contrainsurgente de Washington es vista no sólo como un instrumento para la paz, sino como el factor principal que permitirá su logro. Es increíble como el revisionismo histórico retrata al instigador y patrocinador de la violencia masiva que ha perdurado por décadas como un intermediario honesto para terminar esta violencia.

En realidad, la intervención de Washington comenzó 40 años antes del tiempo al que se refiere Londoño, y esa intervención fue la que agudizo la guerra que ha azotado al país desde entonces. Cualquier evaluación objetiva de la política exterior de EEUU en Colombia ha encontrado que ésta ha sido un absoluto fracaso . Bajo la dirección, financiamiento y entrenamiento de los EEUU, el estado colombiano ha mostrado uno de los peores records en respeto de los derechos humanos en el hemisferio. Muchas organizaciones de derechos humanos dan testimonio de esto, y han exigido el fin de la ayuda militar de EEUU a Colombia.

“año tras ano la política de EEUU ha ignorado las evidencias y peticiones de las Naciones Unidas, de organizaciones no gubernamentales colombianas e internacionales y de la gente de Colombia. El plan Colombia ha sido un fracaso en todos los aspectos y los derechos humanos en Colombia no mejorarán hasta que haya un cambio fundamental en la política exterior EEUU,” declara la oficina de Amnistía Internacional en los EEUU.

Un informe de la ONG de derechos humanos Human Rights Watch dice: “toda la ayuda para la seguridad internacional debe ser condicionada a acciones explícitas del gobierno colombiano encaminadas a cortar conexiones, en todos los niveles, entre los el ejercito y los paramilitares. Los abusos atribuidos directamente a los miembros del ejercito colombiano han disminuido durante estos últimos años, pero en el mismo período el número y magnitud de los abusos atribuidos a los grupos paramilitares que operan con el consentimiento de los militares o con su abierto apoyo, se han elevado súbitamente.”

El profesor e historiador de Bogotá Renán Vega Cantor, en un estudio sobre la presencia de EEUU en Colombia, escribe que: “El terrorismo de Estado que se perpetúa en Colombia desde finales de la década de 1940 se alimenta tanto del sostén militar y financiero de los Estados Unidos, como de los intereses de las clases dominantes criollas, para preservar su poder y su riqueza y negarse a realizar elementales reformas económicas y sociales de tipo redistributivo.”

Lo que el Nueva York Times y los medios masivos omiten en su análisis es que el sistema sociopolítico colombiano neoliberal actual necesita la continuación de la violencia para acomodar el capital.

“La guerrilla no fue la causa de el conflicto colombiano sino por el contrario, uno de sus síntomas, y simultáneamente se convirtió en un factor contribuyente en el sentido de que su misma existencia sirve de pretexto y  justificación para la violencia y la militarización por parte del estado; lo cual desafortunadamente ha hecho que la presencia de la guerrilla sea utilizada por el establecimiento para legitimar la violencia sobre las fuerzas sociales que desafían el poder de las clases dominantes,” escribe Hristov en su ultimo libro, Paramilitarismo y Neoliberalismo: Sistemas Violentos de la Acumulación de Capital en Colombia y Más Allá. [4]

Hristov dice que si el gobierno quiere satisfacer las demandas de las FARC, tiene que invertir en programas sociales a expensas del aparato militar y políticas de seguridad actual. Pero como estos sistemas le sirven a esa estructura económica neoliberal que transfiere la tierra y los recursos de las masas populares a una minúscula minoría elitista, es ingenuo pensar que esos cambios ocurran.

“Incluso en una era post-FARC el estado tendría siempre pretextos, recurrirá a las BACRIM [bandas criminales que tienen raíces en los grupos paramilitares presuntamente desarmados] o a la existencia de otros grupos guerrilleros, para mantener el desbordado nivel de militarización,” escribe Hristov. [5]

La representación del conflicto colombiano en el Nueva York Times y otros medios masivos es una replica de la propaganda estatal, haciendo eco a la doctrina de seguridad nacional, propaganda que oculta la violencia inherente al sistema económico colombiano que ha ocasionado la perpetuación del militarismo y la represión en el país.

Si bien cualquier acuerdo de paz que ofrezca la perspectiva de reducir la matanza es bien recibida, el hecho de que el estado colombiano continúe sometido al consenso de Washington y a su modelo socioeconómico neoliberal, significa que el país se dirige inevitablemente hacia la continuación de la violencia, el despojo, y el sufrimiento de la inmensa mayoría de la población.

Solo cuando el gobierno colombiano y los medios masivos de comunicación occidentales reconozcan que la intervención de Washington exacerba la violencia en lugar de minimizarla, tal vez entonces Colombia pueda empezar a liberarse a si misma y a buscar una paz duradera y con justicia social para todos sus habitantes.

Referencias

[1] Hristov, Jasmin. Blood and Capital: The Paramilitarization of Colombia. Ohio University Press; 1 edition, 2009. Kindle edition.

[2] Ibid.

[3] Ibid.

[4] Hristov, Jasmin. Paramilitarism and Neoliberalism: Violent Systems of Capital Accumulation in Colombia and Beyond. London: Pluto Press, 2014.  (pg. 153)

[5] Hristov, 2014 (pg. 157)

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