Casi desapercibida pasó en Colombia la noticia sobre la condena del criminal Ríos Montt por genocidio y crímenes de lesa humanidad cometidos contra miles de indígenas de Guatemala. El que haya sido condenado por una corte de su propio país es un hecho histórico y por lo mismo ha tenido y sigue teniendo la mayor difusión en prácticamente todos los medios internacionales. El veredicto no tiene precedentes, pues es la primera vez que una corte nacional condena a un ex jefe de estado por genocidio.
Pero para los grandes medios
nacionales colombianos, prepago y cómplices de similares crímenes cometidos por
sus patrones enquistados dentro del régimen, la noticia no merece mayor
difusión; por el contrario tratan de minimizarla ya que, cual criminal en
estado de negación, les produce pavor que un juicio similar ocurra en Colombia,
el cual por supuesto los involucraría hasta los tétanos. No es sino traer a la memoria los elogios y
veneración para con las fuerzas del estado asesinas, a quienes venden como
“héroes de la patria”, no importa la magnitud, recurrencia y cantidad de
masacres y otros crímenes de lesa humanidad cometidos contra inocentes civiles colombianos.
Para refrescar la memoria de los
colombianos (más bien, para revivir su pesadilla) sobre esos miles de
abominables masacres y crímenes cometidos por el Estado, nada más oportuno que reproducir
parte de la reseña histórica de los crímenes cometidos por el ahora convicto ex general Ríos Montt en Guatemala, la cual, si se cambiaran los
nombres de lo actores y de las poblaciones, pareciera que hubiese sido escrita para
Colombia. Y no podría ser de otra
manera, pues el mismo apoyo en armamento, entrenamiento y financiación que
recibieron Ríos Montt y su ejército guatemalteco por parte del gobierno gringo,
los han recibido (y siguen recibiendo) los generales, altos oficiales, paramilitares,
policías y soldados que hacen parte de las fuerzas terroristas estatales
colombianas, todo por supuesto con el conocimiento y aprobación del gobernante títere
de turno, y con la complicidad y beneplácito de las oligarquías y mafias
empresariales.
Así que el proceso para
judicializar a los genocidas y terroristas estatales colombianos prácticamente está
ya armado. No es sino seguir los mismos lineamientos del llevado a cabo en
Guatemala y los Ríos Montt colombianos tendrían el castigo que merecen. De ahí
la indiferencia y minina cobertura de los medios prepago nacionales sobre la
condena de Ríos Montt. Pero no tienen por qué sentir temor. En Colombia un
proceso como el de Guatemala nunca ocurrirá. La justicia en Colombia está igual
o más podrida que las instituciones de gobierno; así que no se preocupen, si
algún día sus gobernantes y sicarios a quienes sirven y encubren son llevados a
juicio, eso no será en una corte colombiana sino internacional……, y aun en esa
instancia, las posibilidades son muy lejanas.
El relato que les presentamos a
continuación es una recopilación de las
memorias y notas que el reconocido periodista norteamericano Allan Nairn ha
publicado en los últimos días como quiera que El ha cubierto e investigado periodísticamente
todas las acciones criminales y terroristas del ejercito guatemalteco durante
la década de los 80’s, trabajo por el cual ha sido llamado como testigo clave
dentro del proceso que terminó en la condena a 80 anos del ex general Efrain
Rios Montt.
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El Caso de Genocidio en Guatemala: Notas para Testimonio contra Rios Montt, Por Allan Nairn
Mis notas para mi propio
testimonio incluyen las siguientes observaciones:
Cuando Ríos Montt se tomó el poder
el 23 de marzo de 1982, de inmediato tomo el control y transformo las
operaciones del ejército.
Ríos disminuyo los asesinatos urbanos,
que se habían vuelto contraproducentes, y aumentó las masacres de los mayas en
las zonas rurales, quienes eran considerados el principal "enemigo
interno" del ejército.
Adoptó una táctica de limpieza que
había sido iniciada por el General Benedicto Lucas García e hizo de ella una
estrategia sistemática, aplicada a lo largo y ancho de las montañas del
noroeste.
Un informe de la CIA observaba
sobre el método de Benedicto—que más adelante seria el método de Ríos Montt:
"a mediados de febrero de 1982 el ejército guatemalteco reforzó su fuerza
existente en el central Departamento de El Quiche y lanzó una operación de limpieza
en el triángulo Ixil. Los comandantes de las unidades implicadas han sido
instruidos para destruir todas los pueblos y caseríos que están cooperando con
el ejército guerrillero de los pobres (EGP) y eliminar todas las fuentes de
resistencia. Los civiles en la zona que acuerden colaborar con el ejército y
que busquen la protección del ejército deben ser bien tratados y atendidos en
campamentos de refugiados por el tiempo que dure la operación."
En la práctica, los civiles en los
campamentos a menudo eran sobrevivientes de las masacres del ejército y estaban sometidos a una gran coerción, incluyendo
ejecución, tortura, violación, trabajo forzado y servicio forzado en las
"patrullas civiles".
El coronel George Maynes, agregado
militar de Estados Unidos en Guatemala, me dijo que él y Benedicto Lucas habían
desarrollado esta táctica de limpieza y que Ríos Montt la había ampliado.
El capitán Jesse García, boina
verde, me mostró cómo, con aprobación de Ríos Montt, el estaba entrenando
tropas guatemaltecas en técnicas sobre cómo "destruir pueblos."
(Allan Nairn, "A pesar de prohibición, el capitán de EEUU entrena al
ejército guatemalteco," Washington Post, 21 de octubre de 1982, Página 1).
La Conferencia Episcopal
guatemalteca informó en una carta pastoral del 27 de mayo de 1982:
"numerosas familias han perecido, vilmente asesinadas. Ni las vidas de los
ancianos, mujeres embarazadas o niños inocentes han sido respetadas... Nunca en
nuestra historia se había llegado a tales extremos. Estos asesinatos caen en la
categoría de genocidio".
En mayo , una entrevista en el Palacio
le pregunté a Ríos Montt sobre la matanza de civiles. Él dijo: "Mira, el
problema de la guerra no es sólo una cuestión de quien está disparando. Por
cada uno que está disparando hay diez que trabajan detrás de él."
El asistente de alto rango y
portavoz de Ríos Montt, Francisco Bianchi, que estaba sentado junto a él, se
extendió aun mas: "la guerrilla ganó muchos colaboradores indios. ¿Por lo
tanto, los indios eran subversivos, correcto? ¿Y cómo luchar contra la subversión?
Claramente había que matar a indios porque ellos estaban colaborando con la
subversión. Y entonces me decían: 'Usted está masacrando a inocentes'. Pero no
eran inocentes. Se habían vendido a la
subversión." (Allan Nairn, "Guatemala no puede tomar 2 caminos,"
The New York Times, op ed, 20 de julio de 1982).
He visitado la zona Ixil en
septiembre de 1982, llegando primero en Nebaj. Los pueblos y gran parte del
área Ixil estaban bajo la ocupación del ejército.
Un trabajador de sanidad exterior
dijo que 80% de las personas estaban desnutridas. Muchos morían de hambre,
sarampión y tuberculosis.
El comandante que Ríos Montt tenia
allí actualmente era un hombre que se llamaba a sí mismo Mayor Tito Arias, pero
que era realmente Otto Pérez Molina, actual Presidente de Guatemala.
Subordinados de Ríos Montt y Pérez
Molina describen cómo torturaron y mataron a civiles. Los soldados y oficiales
describieron una estrategia que se centraba en desocupar y masacrar a pueblos
enteros.
Ellos dijeron haber asesinado entre
un cuarto y un tercio de las personas, entre un cuarto y un tercio llevados a
campamentos, y el resto habrían huido a las montañas donde, si el ejército los
encontraba, habrían sido asesinados a mansalva.
Los soldados dijeron que estaban
todavía en medio de las operaciones de limpieza intensiva.
También dijeron que estaban bajo
una estricta cadena de mando que colocaba sólo tres capas de responsabilidad
entre ellos mismos y Ríos Montt. En palabras del teniente Romeo Sierra, en La
Perla tenían "con una cadena de mando muy corta."
Un gran numero de soldados se
referían a pueblos y caseríos en los que habían cometido masacres.
Uno de ellos, un cabo llamado
Felipe, acampado en Nebaj, tenia en la lista de pueblos a Salquil, Sumal Chiquito,
Sumal Grande y Acul.
Su historia era constatable con la
de un hombre de Acul, quien habló en secreto y describió una masacre de abril
en la que dijo que el ejército asesinó a 24 civiles. Dijo que los soldados les
dispararon en la cabeza después de separar a los campesinos en dos grupos, a uno
los enviaron a la "Gloria" y al otro al “infierno.” Él soldado dijo:
"Ellos dijeron que se estaba ejecutando la orden de Ríos Montt".
Como complemento de este crudo
relato, vean los siguientes videos con recientes entrevistas al periodista
Allan Nairn.
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