El Presidente Santos entregandole un "mercadito" a una asistente a sus sainetes de fin de semana, "los acuerdos para la prosperidad" - Foto cortesia de Presidencia
La mayoría de colombianos seguramente tienen aun intacto en su memoria el plan contra la pobreza de Uribe denominado “familias en acción”, el cual no fue otra cosa que un instrumento perverso para aprovecharse de la miseria y necesidades de la gente pobre y asegurar una base de votantes para su reelección, que en los mejores tiempos alcanzó la cifra de 2.500.000 de votos amarrados.
La administración de Santos, por su parte, le ha hecho creer a la gente que la política bandera de su gobierno es reducir la pobreza y distribuir mejor la supuesta prosperidad que disfruta el país. La mala noticia es que su tan cacareado plan para reducir la pobreza no es mas que un reencauche del perverso plan de Uribe. Si bien la estrategia para llegarle al casi 50% de la población que vive en la pobreza es diferente, en el trasfondo las intenciones y objetivos no son diferentes de los de Uribe (aunque seria raro que lo fueran). Sus pretensiones de reducir la pobreza sin acometer verdaderas reformas estructurales (ni en lo político, ni económico, ni institucional), menos aun solucionar de raíz las causas que generan la enorme desigualdad social y su engendro la situación de violencia, son evidencias suficientes para anticipar que sus planes ni siquiera alcanzaran a ser recordados como promesas incumplidas sino como un engaño mas, un abuso mas y un insulto mas a los mas de 20 millones de colombianos que viven en la pobreza. Y engaño tambien para con el resto de colombianos, pues el fracaso de su estrategia la maquillará con la presentación de cifras manipuladas del DANE, que de hecho ya no representan la realidad como resultado de la manipulación de la metodologia para medir el indice de pobreza.
Paradójicamente, el mejor análisis del plan contra la pobreza de Santos lo hace un escritor/investigador extranjero en un articulo recientemente publicado en el diario “The Guadian” de Gran Bretaña, el cual lo publicamos a continuación (traducido a Español) para reforzar los argumentos expuestos anteriormente…
Is Colombia's anti-poverty prescription the right medicine?
Es la prescripción contra la pobreza de Colombia la medicina correcta?
Por Jonathan Glennie – The Guardian – Global Development, Abril 5,2012
Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia, esta haciendo un esfuerzo concertado para hablar sobre la pobreza y, quizás aun mas importante, sobre la desigualdad, una palabra que escasamente -si es que alguna vez- salió de los labios de su predecesor. Hoy es muy común escuchar a Santos y a sus funcionarios referirse a la vergüenza que significa el hecho de que la desigualdad en Colombia haya aumentado desde los años 1990s, mientras que en el resto de América Latina ha disminuido. Un país con un poco menos de 50 millones de habitantes, en el que cerca de 20 millones viven en la pobreza, de los cuales 10 millones viven en la extrema pobreza, de acuerdo con estadísticas oficiales.
Aunque reconocer el problema es un paso hacia adelante en su tratamiento, la administración de Santos aun tiene un largo camino por recorrer antes de que pueda afirmar que lo esta asumiendo seriamente.
Colombia fue recientemente noticia por ser el primer país en el mundo en adoptar formalmente una medición multidimensional de la pobreza en lugar de medirla solamente con base en el nivel de ingresos. Desafortunadamente, su estrategia contra la pobreza, tal como esta planteada por la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema (ANSPE), requiere aun de mucho trabajo si se quiere que produzca un impacto real en las estadísticas de pobreza. Tal como esta concebida, es casi seguro que será un fracaso.
La estrategia principal en el plan de la ANSPE, presentado el mes pasado en una conferencia en Medellín, es el emplazamiento de cerca de 10.000 “acompañantes de familias y comunidades”, cuyo trabajo es ayudar a las familias a entender mejor su situación y diseñar un plan de acción que los conducirá al "camino de la prosperidad".
Lo que se insinúa es que la falta de tales planes de acción es lo que impide que las comunidades pobres se superen. No es el conflicto violento y continuo que ha desplazado millones hacia los suburbios de las áreas urbanas o parcelas rurales menos favorables. No es la continua oposición a los intentos de alcanzar una distribución mas democrática de los ingresos y riqueza de la nación. No es la política de desarrollo que favorece mas mega proyectos de agricultura y minería (que emplea poca gente) que el desarrollo de una base manufacturera (que genera muchos mas empleos) --el sector de manufactura que representaba un 25% del PIB en 1975 se ha reducido a solo el 15% del PIB actualmente. No es el hecho de que Colombia continúe produciendo menos del 15% del PIB en ingresos públicos, 20 puntos porcentuales por debajo del promedio de la OCED, dejándolo con escasos recursos para inversión en servicios básicos que podrían proporcionarle a la gente pobre la base sobre la cual construir un sostenimiento seguro.
El hecho de que mas del 40% de la fuerza de trabajo urbana viva de un empleo informal, la proporción mas alta de América Latina, es una señal inequívoca de que los pobres necesitan estímulos para salir de su situación y conseguir un trabajo formal. Que evidencias tiene la ANSPE para sugerir que, con solo un poco de asesoría por parte de bien intencionados acompañantes y en cosa de tiempo, los pobres encontraran por si mismos los medios para mejorar su condición?
Hay otros elementos en el plan, incluyendo un mejoramiento del suministro de servicios por parte de las entidades oficiales (difícil imaginar mientras los impuestos continúen muy bajos), estímulos a las grandes empresas que empleen gente pobre, y la creación de zonas libres de extrema pobreza (ZOLIPS), que son una remembranza del concepto de los Pueblos del Milenio.
Si bien ninguna de estas ideas es de por si mala, su éxito se limitará a shows secundarios y sesiones fotográficas a menos que estén acompañadas de reformas de gran escala. Si alguna vez hubo un país donde la pobreza es estructural, ese es Colombia. Pero el plan de ANSPE en ocasiones se parece mas a la declaración de la misión de una ONG que a una estrategia seria de un país de ingresos medios buscando superar este obstáculo en sus intentos de hacer parte del mundo moderno.
En un reciente documento, Jean Dreze y Amartya Sen describían el porque India ha fracasado en capitalizar sobre décadas de crecimiento en favor del progreso para una amplia base social, culpandolo de su incapacidad para responder a patrones de exclusión de largo plazo; por los impactos destructivos del crecimiento, incluyendo el saqueo ambiental y el desplazamiento forzado de comunidades; y por los fracasos de las políticas sociales, especialmente una cultura publica enfocada a los de "debajo de la línea de pobreza" que es inefectiva en la reducción de la pobreza, y que con frecuencia tiene el efecto de reforzar estigmas y exclusión. Estos analistas económicos podrían haber estado hablando acerca de Colombia.
Y que tan diferentes son las prescripciones de política en India de aquellas que están siendo implementadas hoy en Colombia. Dreze y Sen resaltan el gran éxito de las naciones que han adoptado estrategias de política social amplias basadas en una implementación inteligente de abastecimiento universal; el éxito de programas nacionales basados en derechos tales como garantías de empleo y alimentación en escuelas gratuitas; y el potencial de "practicas democráticas imaginativas", citando los éxitos de movimientos sociales de defensa y demanda de responsabilidad por parte de los funcionarios públicos.
En contraste, el plan de la ANSPE es una colección anticuada y preocupante de intervenciones asistencialistas dirigidas a encausar los excedentes de los recursos generados por el crecimiento económico hacia los 1.5 millones de familias mas pobres del país. Sin reformas de gran escala, lo mejor que se puede esperar es que todas las charlas con la gente pobre les enseñaran a aquellos que diseñaron esta estrategia una o dos cosas sobre las verdaderas causas de la persistente pobreza.
Tuve la oportunidad de hablar con el director de la ANSPE, el empresario Samuel Azout, después de la presentación de su plan en la conferencia en Medellín, y me dejó sorprendido su disposición y asentimiento con mis criticas. Su defensa, por cierto justa, es que los cambios estructurales son del resorte de otras dependencias del gobierno, y que él tiene que dirigir una dependencia pequeña dentro de las restricciones políticas y posiblemente dentro de un esquema de macro política desfavorable, haciendo preguntas en privado pero sin comprometer en publico las posiciones colectivas del gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario