El
conflicto colombiano, y mas concretamente el terrorismo de estado, no solo ha
dejado cientos de miles de victimas y agudizado la miseria de la inmensa
mayoría de sus habitantes, sino que ha prostituido el significado de palabras
que existen para describir acciones criminales al punto que una gran parte de
la población ha alcanzado un estado de anestesia que hasta los mas horrendos
crímenes son observados con indiferencia y hasta con asentimiento.
Las
siguientes son algunas de las tantas metáforas y eufemismos que utilizan el
gobierno, sus fuerzas militares/paramilitares, las mafias políticas, elites y
sus medios prepagos para deshumanizar a sus victimas, minimizar los efectos de
la guerra estatal contra toda la población, y manipular la percepción de la
opinión publica frente a los horrendos crímenes cometidos por agentes del
propio estado.
Terrorismo – El termino terrorismo ha sido históricamente
definido como una acto de violencia dirigido en contra de la población civil y
con motivaciones políticas. Pero el gobierno colombiano ha adoptado (o le han exigido
que adopte) la definición manipulada del gobierno de EEUU, según la cual
terrorismo es el uso “ilegal” de
violencia para alcanzar objetivos políticos
a través de coerción ejercida contra el gobierno o la sociedad civil. Como resultado de esta manipulación lingüística
los miembros de las fuerzas militares en servicio activo son incapaces de
cometer actos de terrorismo no importa cuantos civiles sean asesinados en
desarrollo de cualquier operación militar.
Terrorista – en línea con la definición anterior, como terrorista
puede ser designado cualquier colombiano que se atreva a protestar, cuestionar,
oponerse al régimen mediante el recurso de la protesta pacifica pero que se
puede tornar violenta por acciones de infiltrados del mismo aparato estatal
(situación que ha ocurrido en la mayoría de las protestas y marchas). Bajo esta
premisa, terrorista puede ser cualquier líder sindicalista, estudiantil,
activista social o de derechos humanos, líder campesino, indígena o
afrocolombiano; e incluso cualquier colombiano de a pie que participe en una
marcha o protesta callejera.
Plan Colombia – Acuerdo final de sometimiento del gobierno
colombiano y sus fuerzas militares y policiales a los designios del gobierno de
EEUU, y que permite la militarización de todos los ámbitos sociales del país y
la expansión del terrorismo de estado a todos sus rincones. Bajo este acuerdo,
las fuerzas armadas del país quedan prácticamente al mando de Pentágono y como
tal son militares y mercenarios gringos los que deciden y dirigen todas las
“operaciones militares”; según ellos, en contra de la insurgencia y el
narcotráfico.
Operativo militar/policial – Operativo de las fuerzas de
terror estatales, bajo el mando de militares y mercenarios gringos
(contratistas, los llaman – otro eufemismo), y que tienen como propósito crear
terror en las comunidades que habitan supuestamente zonas de influencia
guerrillera. Como resultado de estos “operativos”, campesinos humildes (hombres,
mujeres y niños) que son masacrados por los bombardeos indiscriminados son
presentados también como guerrilleros o auxiliadores de la guerrilla. Producto
de estas acciones de terrorismo estatal, los habitantes de las zonas
bombardeadas se ven forzados a abandonar sus tierras y pertenencias, y huir a
las ciudades a engrosar los cordones de miseria. Para confundir mas a la
opinión publica, estos operativos son denominados con nombres rimbombantes como
“plan espada”, “plan cóndor”, etc.
Chuzadas – Política de estado de persecución, amedrentamiento,
chantaje, hostigamiento e invasión de la privacidad de opositores políticos y
de cualquier ciudadano que sea considerado un elemento subversivo o potencialmente
subversivo. Para el Estado, como se
infiere de la manipulación del termino “terrorismo” comentado anteriormente, subversivo
y terrorista ya son prácticamente lo mismo.
Bacrim – Nuevo nombre dado a los grupos
narcoparamilitares con el fin de ocultar su falsa desmovilización y sometimiento
a la justicia. La fuerzas militares aprovechan esta designación para alegar que
no tienen mandato constitucional para enfrentar a estas “bandas criminales”; de
ahí que estas bandas, conformadas por los narcoparacos de siempre, tienen ahora
mas libertad y espacio geográfico para cometer impunemente sus atrocidades y
seguir con el gran negocio del narcotráfico.
Falsos positivos – Asesinatos a sangre fría de
civiles inocentes por parte del ejercito para presentarlos como muertes en
combates con las guerrillas. Estas ejecuciones extrajudiciales, como se conocen
judicialmente, son parte de la política de terrorismo estatal mencionada
anteriormente la cual a su vez es parte de la instrucción y entrenamiento que
reciben oficiales y suboficiales colombianos en la Escuela de Las Américas en
EEUU. En el lenguaje militar, esta práctica terrorista es apenas una de las materias
incluidas en el manual de contrainsurgencia cuidadosamente elaborado por el
ejercito gringo y que ha sido y sigue siendo puesto en practica en todas las
guerras que libran o patrocinan (Guatemala, El Salvador, Vietnam, Afganistan,
Irak, etc….).
Neutralizar – Eufemismo para dar cuenta de los
asesinatos de supuestos miembros de la guerrilla producto de “operativos militares”. Una variante de este eufemismo que utiliza frecuentemente el
gobierno cada vez que un colombiano es asesinado por el ejercito es decir que
un “guerrillero/terrorista fue abatido” en un operativo militar.
Zonas especiales de desarrollo – Regiones colombianas, que
generalmente han sido abandonadas por el estado, en las cuales se instala un
comando militar para que supuestamente supervise y asegure la ejecución de
proyectos y programas de desarrollo social y económico. Detrás de este “noble
propósito” lo que hay es el interés del gobierno de asegurar militarmente la
zona en anticipación de macroproyectos de inversión de gran capital (proyectos
mineros, petroleros o energéticos) que únicamente beneficiarán a
multinacionales y a sus socios locales (mafias políticas y empresariales).
Limpieza social – practica cotidiana de exterminio de
sectores de población que viven en condiciones de miseria absoluta y cuyos victimarios son agentes del estado o miembros de bandas paramilitares.
Términos
como los anteriores han sido creados para reemplazar imágenes mentales de
crímenes atroces con imágenes de algo distinto. En ultimas, este lenguaje tiene
el propósito de constreñir totalmente la creación de cualquier imagen mental que
pueda producir horror y demandar castigo para sus autores. Si la persona no
puede ver con claridad lo que sucede, tendrá dificultades para entender sus
implicaciones. Un sistema inhumano (deshumanizante) requiere de un lenguaje
inhumano. Este lenguaje se ha vuelto tan familiar y dominante que ha penetrado
nuestras vidas y pensamientos prácticamente sin que nos hayamos dado cuenta.
Por el
lado de los medios de comunicación, en lugar de confrontar a los políticos,
militares y funcionarios del estado y conminarlos a que llamen las cosas por su
nombre (que digan “asesinato” cuando “asesinato” es el acto cometido por ellos,
“colombianos/pueblo/gente” cuando son “colombianos/pueblo/gente” las victimas
de esos asesinatos), repiten y repiten las evasiones y manipulaciones lingüísticas
que utilizan con el propósito de ayudar en la minimización de sus acciones criminales.
Lo peor
es que esa terminología tan trivializada y degradada la digerimos sin ningún
cuestionamiento hasta que también nosotros mismos terminamos utilizándola en
nuestras conversaciones cotidianas (operativo del ESMAD, terrorista de las Farc
abatido, plan choque, etc.), sin detenernos a pensar cómo esas palabras que se
siembran y resuenan en nuestra mente nos impiden ver la realidad y los horrores
que ocurren a diario.
Si los
colombianos queremos recuperar la esencia de la condición humana de las manos
de ese grupo minúsculo de personas que la han secuestrado, tenemos también que empezar
por recuperar el lenguaje a través del cual esa humanidad es definida y
descrita. Para ponerlo en simples términos, esta es tal vez la primera tarea que
tenemos que hacer quienes realmente queremos un país justo y en paz.
Muchas son también las metáforas y eufemismos
que se usan para manipular la verdad sobre las actuaciones políticas corruptas,
cotidianas dentro del gobierno y congreso (mermelada, reforma, etc.) pero esto
será tema de otro articulo.