martes, 28 de octubre de 2014

Proceso de Paz y Victimas: victimas ignoradas, re victimización de victimas, fabricación de victimas,…..

El punto de las victimas, como era de anticipar, se ha convertido en un tema álgido en las negociaciones de paz que se desarrollan en La Habana.  Un asunto humanitario que abordado con la seriedad que demanda su importancia podría garantizar el éxito de la negociaciones, ha sido objeto de las manipulaciones mas mezquinas, y no solo por los enemigos del proceso sino por pate de elementos del propio gobierno.

Aparte de la mezquindad natural que caracteriza a ciertos personajes de la vida política, la manipulación de las victimas es una consecuencia de la distorsión que se ha hecho del conflicto colombiano, en cuanto a su naturaleza, orígenes, causas, victimas y determinadores.

La manipulación mezquina de las victimas, a unas re victimizándolas, a otras usándolas, y a otras ignorándolas, es una formula perversa que conducirá a otro fracaso del proceso de paz.

Si por parte del gobierno hay sinceras y genuinas intenciones de alcanzar paz, las discusiones sobre el tema de victimas deben abordarse sobre la base de que todo el pueblo colombiano tenga claridad de los origines, causas y naturaleza del conflicto interno. Eso por supuesto requiere de un gran esfuerzo pedagógico principalmente dirigido a ese grueso de población que ha sido bombardeada por los medios prepago con una versión del conflicto totalmente distorsionada, al punto que hay victimas que no saben distinguir quienes sus victimarios.

Para empezar, hay que hacer una clara distinción entre el conflicto civil interno, que es de naturaleza política, social y económica; y el “conflicto armado o confrontación armada”, que es una consecuencia de la existencia de ese conflicto interno.

El conflicto interno colombiano tiene sus orígenes desde prácticamente la época colonial; y como tal, sus victimas son la gran mayoría de colombianos, quienes lo han sufrido a través de la marginación y represión estatal y que por lo mismo han sido condenados a vivir en condiciones de miseria y marginamiento social generación tras generación.

Si se trata de la confrontación armada, que es lo que se trata de terminar mediante una negociación política, entre sus victimas hay que contar a los miles de colombianos que han sido asesinados en el fuego cruzado entre las guerrillas y las fuerzas armadas, como resultado de ataques indiscriminados a poblaciones en las que actores del conflicto armado (de uno u toro bando) han montado bases operacionales, por explosivos enterrados en zonas de conflicto (por ambos bandos); e incluso (dentro del derecho internacional), podrían considerarse como victimas los combatientes de uno u otro bando que han sido sometidos a tratos inhumanos luego de haber sido hecho prisioneros.

Por el lado del conflicto civil interno, las victimas alcanzan cifras de millones: como resultado de masacres, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, desplazamientos forzados,…hechos de violencia que en su gran mayoría han sido cometidos por agentes estatales y paraestatales, es decir por el propio Estado que se supone está para proteger la vida y honra de todos los colombianos, lo que hace que esos crímenes sean aun mas repudiables.

De hecho, no les falta razón a las guerrillas cuando reclaman que incluso miembros de la guerrilla deben ser consideradas como victimas del conflicto interno como quiera que han optado (o se han visto forzados) por alzarse en armas luego de que sus familiares mas cercanos (en muchos casos, familias enteras) han sido asesinados en masacres o selectivamente por parte de fuerzas estatales/paraestatales bajo el pretexto de que eran miembros o auxiliadores de la guerrilla. Su único delito era vivir marginados y condenados a vivir en la miseria en regiones del país donde el único actor externo que les garantizaba su supervivencia era la guerrilla.

Los buitres carroñeros que se lucran de la guerra se han dado a la tarea, con ayuda de los grandes medios de comunicación, de negar la existencia del conflicto o distorsionar su naturaleza y manipular mezquinamente a la población haciéndole creer que las únicas victimas que hay que reparar son las del conflicto armado, y que sus únicos victimarios son las guerrillas.  Bajo esa lógica absurda, ni siquiera entonces el conflicto armado ha existido. Según ellos, lo que ha padecido el país durante los últimos 50 años no es una confrontación armada entre fuerzas irregulares y estatales sino una serie de asaltos a bases militares, a poblaciones, etc., por parte de un grupo de “terroristas” que no quieren que el país prospere (léase, que continúe bajo el control y explotación de fuerzas trasnacionales en asocio con las oligarquías y mafias políticas locales).     

Y lo peor es que incluso elementos del gobierno se unen a este coro. Una cosa es lo que los delegados de Santos discuten y acuerdan en La Habana y otra totalmente opuesta lo que algunos de sus funcionarios vociferan públicamente. El caso del nefasto ministro de defensa es el mas patético y dañino. No descansa en su empeño de desdeñar e ignorar a las victimas del terrorismo de estado, y no pierde oportunidad de incendiar mas los ánimos de los buitres carroñeros, manipulando mezquinamente cualquier declaración que sale de la delegación de las FARC.

El desprecio por parte del Estado de sus miles de victimas es tal que incluso desconoce sus propios documentos oficiales que sobre el conflicto armado se han escrito.  El documento mas reciente es el preparado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, el cual da cuenta de que solo el 30% son victimas son de las FARC.  Las fuerzas estatales y paraestatales son responsables del 70% de los crímenes y hechos violentos/victimizantes cometidos a lo largo del conflicto interno colombiano; y eso mal contados porque el mencionado documento oficial solo cuenta las victimas a partir de la época en que se inicio la confrontación armada. 

Esas victimas del estado no tienen dentro del país la audiencia que tienen las victimas de la guerrilla; incluso, aunque el gobierno ha aceptado incluir dentro de los grupos de victimas que han viajado a La Habana a representantes de sus victimas, dentro del país, cuando los medios prepago se refieren a ellas las estigmatizan, condenan, las asocian con terrorismo, y hasta se burlan de ellas porque saludan a los delegados de las FARC.

Para salir de este oscuro ambiente la primera guerra que hay que acabar es la guerra de mezquindades; a quien hay que desmovilizar y desarmar primero es a los buitres carroñeros que se han lucrado de la violencia y terrorismo de estado; a quienes hay que censurar no es a los delegados de las FARC en La Habana sino a los periodistas prepago que todos los días desde la madrugada vomitan su verborrea incendiaria y su odio hacia las victimas del terrorismo de estado o contra quienes las visibilizan o defienden.

Al presidente Santos se le debe exigir que muestre coherencia entre su retorica a favor de las negociaciones de paz cuando es entrevistado por medios extranjeros y su lenguaje guerrerista que predomina cuando se dirige a la audiencia nacional; lenguaje que se torna incendiario cuando, haciendo uso de sus habilidades de ventrílocuo, a quien pone a hablar es a su muñeco el ministro de defensa con el fin de complacer a los buitres carroñeros y a su alienada galería.

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