Cables de los EEUU recientemente revelados por Wikileaks han pasado desparcebidos en el ámbito nacional; bien porque el Espectador y Semana, los socios de Wikileaks en Colombia, no los han publicado aun; o si ya lo hicieron, no le dieron trascendencia a revelaciones escandalosas que resultan de la peregrinación que hacen altos funcionarios y mandos militares a la embajada del Dios Imperio.
Uno de estos cables, revelado el 29 de Abril de 2011 y clasificado como SECRETO registra conversaciones entre el embajador gringo y el general Padilla sobre temas relacionados con las Farc, los secuestrados, la base de palanquero, las relaciones regionales y derechos humanos. Aquí el cable original para los interesados en leerlo en su totalidad.
En esta reunión de rendición de cuentas, el general Padilla informó al embajador Brownfield sobre la intención del gobierno de Uribe de apoyar las gestiones humanitarias de los gobierno de Francia, España y Francia para buscar la liberación de Ingrid Betancourt, aunque mostró reservas sobre el éxito de la operación. Padilla hizo énfasis en que el gobierno de Uribe se oponía al uso de helicópteros venezolanos o participación del gobierno de Chávez en esta operación.
El cable registra así mismo el reporte de Padilla sobre las acciones del gobierno colombiano para liberar a los tres mercenarios gringos. Al respecto, Padilla le informa al embajador que el ejército colombiano está haciendo todo lo posible por ubicar el sitio donde están los rehenes y que una vez los ubiquen, le informaran al gobierno de EEUU para coordinar una operación conjunta de rescate.
Hasta aquí nada que no se haya conocido con anterioridad, salvando obviamente el hecho de cómo no solo altos funcionarios del gobierno de Uribe sino también altos mandos militares y de policía desfilan por la embajada a rendir informes como si trabajaran para ellos!!!
La rendición de cuentas se torna insólita, por decir lo menos, cuando Padilla le notifica al embajador el deseo de Uribe de agilizar el acuerdo de instalación de un centro de cooperación en seguridad en la base de Palanquero, acuerdo que esperaba se concretara en el 2008. Lo que resulta revelador es que además del afán per se de volver la base de Palanquero un centro de operaciones gringo, el gobierno de Uribe quería utilizar el anuncio de la firma de este acuerdo como estrategia de provocación contra los gobiernos de Venezuela y Ecuador. Padilla llega al extremo de confesarle al embajador que aunque Uribe no menciona públicamente que ese es su principal propósito, en el fondo eso es lo que persigue; es decir, provocar y hostigar a Chávez y a Correa.
Continuando con el tema sobre las relaciones con Venezuela y Ecuador, Padilla le expresa al embajador su satisfacción por la “polvareda” que levantaron recientes incidentes ocurridos en las fronteras con Venezuela y Ecuador. La evaluación de Padilla de estos incidentes es que las fuerzas armadas de Venezuela son más débiles de lo que él creía y que las de Ecuador a pesar de ser más pequeñas son más profesionales. Los juegos de guerra que padilla narra al embajador lo llevan a reiterar sobre la necesidad de continuar con el intercambio de inteligencia con EEUU dirigida a monitorear a los gobiernos de Chávez y Correa. El embajador, por supuesto le reitera su apoyo pero le recuerda que tanto Colombia como los EEUU se beneficiarían si ese intercambio de inteligencia se mantiene en secreto.
El cable finaliza con declaraciones y peticiones de Padilla aun más sorprendentes. Con respecto a la situación de violación de derechos humanos y corrupción al interior de las FFAA, Padilla le promete que removerá de sus cargos a quienes se crea que han estado involucrados en acciones criminales o violación de derechos humanos, así no hayan aun suficientes evidencias para procesarlos penalmente. Hasta ahí todo parece normal pues pareciera que Padilla le quiere manifestar al Embajador que habrá cero tolerancia con actos criminales y de violación de derechos humanos al interior del ejercito. Pero la complacencia del embajador no duro mucho porque acto seguido escucha la petición mas insólita. Padilla le pide al embajador que si el gobierno de EEUU podría ayudarle con la identificación de esos individuos. (Es decir, Padilla; o bien quiere engatusar al embajador con promesas chimbas; o bien reconoce que el ejército no tiene la capacidad de identificar a sus propias manazas podridas). El embajador le responde que el comparte sus preocupaciones pero que su gobierno no quiere inmiscuirse en proceso legales internos, tampoco diezmar la capacidad y responsabilidad que tienen las instituciones colombianas de vigilarse por sí mismas.
Comentarios: primero que todo el hecho de que un general de la republica de Colombia le pida al embajador que le ayude a identificar los criminales que hay dentro de las FFAA es un hecho tan bochornoso y vergonzoso para el país que debería ser motivo de repudio general. Y es vergonzoso incluso frente al propio gobierno gringo porque la insólita petición contradice totalmente la supuesta voluntad y compromiso de castigar a los responsables expresadas inmediatamente antes de hacerle tan insólita petición. No hay duda de que frente al embajador, Padilla quedó como un inepto farsante, concepto que sutilmente lo ha expresado el embajador en otros cables diplomáticos en los que se refiere al general Naranjo como el único en quien el gobierno de su país puede confiar.
Segundo, dadas la naturaleza siniestra de las relaciones entre EEUU y Colombia y en particular la respuesta del embajador, no es difícil imaginar lo que quedó pensando por la mente del embajador al final de la reunión y que omitió registrarlas en el cable como lo ha hecho en otras ocasiones bajo la sección de “my comments”. Pues bien, palabras más palabras menos, sus pensamientos sobre la reunión no transcritos debieron ser los siguientes: “el arrodillamiento, sumisión y servilismo del estado colombiano para con mi gobierno (representado esta vez en un general de la republica), está llegando a un patetismo tan extremo que se torna incluso preocupante para nosotros, ya que la buena percepción (propaganda) que le hemos transmitido a la comunidad internacional sobre las excelentes y balanceadas relaciones con Colombia podría estar en riesgo de ser vista como lo que realmente es; es decir, una relación de amo a súbdito, de imperio a cliente servil; en lugar del calificativo de “uno de nuestros mejores aliados” con que siempre nos referimos públicamente”.
Y por último, lo más repudiable de estos generales que se arrodillan y arrastran ante el gobierno gringo es que son considerados héroes de la patria, a quienes además cuando se retiran el país les debe rendir tributos y homenajes por tanto sacrificio patriótico para “proteger” la vida de los colombianos. Incluso cuando son retirados en medio de escándalos de corrupción y crímenes de lesa humanidad son premiados (o silenciados) con altos cargos diplomáticos.
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