El presidente Santos es
un mentiroso consumado. En el pronunciamiento de esta mañana repitió muchas de
las mentiras con las que acostumbra responder a los reclamos, protestas
populares y a críticas de opositores y analistas de la situación crítica que
vive el país.
Refiriéndose la situación
del sector agrícola, no es cierto que a Santos le preocupe la situación de
crisis y abandono por la que atraviesan los pequeños agricultores y en general el
pueblo campesino. Sus promesas de
resolver “algunos” de sus problemas solo las hace para contrarrestar la presión
de los paros, luego de darse cuenta que la represión de su aparato militar y
policial terrorista no los hará desistir de sus justos reclamos. Y sus declaraciones
hay que recibirlas como “promesas”, porque eso es lo que son, y de allí no
pasaran. No es sino traer a colación las promesas incumplidas a los campesinos
del Catatumbo, a los cafeteros, avicultores, lecheros…
Tampoco es cierto que los
programas que plantea para resolver la crisis que atraviesa el campo colombiano
sean parte de su política de gobierno, menos aún que los haya iniciado
inmediatamente tomó posesión. La
realidad devela sus mentiras. El solo responde
a los graves problemas que afectan a la mayoría
del pueblo colombiano bajo la presión de
los paros y las protestas populares, y luego de que muchos colombianos inocentes
que participan en esas protestas son asesinados por las balas de sus
mercenarios terroristas, o criminalizados por sus aparatos judiciales de
bolsillo.
Santos igualmente miente
hasta la desvergüenza cuando dice que el país marcha bien, que su modelo económico
es reconocido y elogiado a nivel internacional;
y que la muestra está en que muchos “inversionistas” extranjeros prefieren a
Colombia por encima de otros países de la región. Lo que este presidente
mentiroso no dice es que esos que él llama inversionistas (que en realidad son buitres
carroñeros, saqueadores y usurpadores), escogen a Colombia pero por las
inmensas gabelas tributarias y la inmunidad judicial que su gobierno (y los que
le han antecedido) les dan, asi como por
las legislaciones favorables laborales y ambientales, también creadas por su
gobierno, que les permite a las multinacionales no solo pagar sueldos de
miseria sino reprimir el sindicalismo, y depredar y contaminar los recursos
naturales con total impunidad.
Su cinismo y desvergüenza
raya en lo patológico cuando pone como reciente ejemplo de la confianza
inversionista en el país, la llegada de multinacionales criminales como
Starbucks, a quien presenta prácticamente como la salvadora del gremio
caficultor. Dice que esta multinacional
les ha comprado el café a los caficultores colombianos por más de 40 años y que
montará su propia tostadora del café que venderá en sus tiendas colombianas. Lo que no menciona el presidente mentiroso es
el precio de la libra de café que Starbucks les ha pagado a los caficultores colombianos por más de 40 años,…..el cual es menos de lo que cuesta una taza de
8 onzas de café en sus tiendas de EEUU. Con la libra de café comparada a los
caficultores colombianos a $1.40 dólares, esta criminal multinacional prepara y
vende 40 tazas, que sumadas le producen $77 dolares en los mercados norteamericano y europeo…
Las preguntas clave que todo
colombiano medianamente cuerdo debe hacerse son las siguientes:
¿Es ese modelo económico
que tanto protege el presidente mentiroso y su camarilla de rufianes que lo sostienen,
realmente benéfico para la mayoría del pueblo colombiano?
¿Es ese el modelo económico
que quieren que continúe mediante la re elección del presidente mentiroso
actual?
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