jueves, 29 de agosto de 2013

El paro agrario colombiano y la respuesta del presidente mentiroso compulsivo


El presidente Santos es un mentiroso consumado. En el pronunciamiento de esta mañana repitió muchas de las mentiras con las que acostumbra responder a los reclamos, protestas populares y a críticas de opositores y analistas de la situación crítica que vive el país.

Refiriéndose la situación del sector agrícola, no es cierto que a Santos le preocupe la situación de crisis y abandono por la que atraviesan los pequeños agricultores y en general el pueblo campesino.  Sus promesas de resolver “algunos” de sus problemas solo las hace para contrarrestar la presión de los paros, luego de darse cuenta que la represión de su aparato militar y policial terrorista no los hará desistir de sus justos reclamos. Y sus declaraciones hay que recibirlas como “promesas”, porque eso es lo que son, y de allí no pasaran. No es sino traer a colación las promesas incumplidas a los campesinos del Catatumbo, a los cafeteros, avicultores, lecheros…

Tampoco es cierto que los programas que plantea para resolver la crisis que atraviesa el campo colombiano sean parte de su política de gobierno, menos aún que los haya iniciado inmediatamente tomó posesión.  La realidad devela sus mentiras.  El solo responde a los graves problemas  que afectan a la mayoría del pueblo colombiano  bajo la presión de los paros y las protestas populares, y luego de que muchos colombianos inocentes que participan en esas protestas son asesinados por las balas de sus mercenarios terroristas, o criminalizados por sus aparatos judiciales de bolsillo.

Santos igualmente miente hasta la desvergüenza cuando dice que el país marcha bien, que su modelo económico  es reconocido y elogiado a nivel internacional; y que la muestra está en que muchos “inversionistas” extranjeros prefieren a Colombia por encima de otros países de la región. Lo que este presidente mentiroso no dice es que esos que él llama inversionistas (que en realidad son buitres carroñeros, saqueadores y usurpadores), escogen a Colombia pero por las inmensas gabelas tributarias y la inmunidad judicial que su gobierno (y los que le han antecedido) les dan,  asi como por las legislaciones favorables laborales y ambientales, también creadas por su gobierno, que les permite a las multinacionales no solo pagar sueldos de miseria sino reprimir el sindicalismo, y depredar y contaminar los recursos naturales con total impunidad.

Su cinismo y desvergüenza raya en lo patológico cuando pone como reciente ejemplo de la confianza inversionista en el país, la llegada de multinacionales criminales como Starbucks, a quien presenta prácticamente como la salvadora del gremio caficultor.  Dice que esta multinacional les ha comprado el café a los caficultores colombianos por más de 40 años y que montará su propia tostadora del café que venderá en sus tiendas colombianas.  Lo que no menciona el presidente mentiroso es el precio de la libra de café que Starbucks les ha pagado a los caficultores colombianos por más de 40 años,…..el cual es menos de lo que cuesta una taza de 8 onzas  de café en sus tiendas de EEUU.  Con la libra de café comparada a los caficultores colombianos a $1.40 dólares, esta criminal multinacional prepara y vende 40 tazas, que sumadas le producen $77 dolares en los mercados norteamericano y europeo…

Las preguntas clave que todo colombiano medianamente cuerdo debe hacerse son las siguientes:

¿Es ese modelo económico que tanto protege el presidente mentiroso y su camarilla de rufianes que lo sostienen, realmente benéfico para la mayoría del pueblo colombiano?

¿Es ese el modelo económico que quieren que continúe mediante la re elección del presidente mentiroso actual?

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