Nadie
mejor, para mostrarnos la realidad colombiana, particularmente la guerra que
libra el estado colombiano contra el pueblo que no hace parte de las elites y
mafias políticas y económicas (agudizada en los últimas semanas contra los
indígenas), que un analista extranjero que no tiene vínculos ni con su gobierno
de su país de origen ni con el de Colombia. Uno de ellos es Daniel Kovalik, un
abogado en derecho laboral de Pittsburgh, EEUU, quien dicta clases de Derechos
Humanos Internacionales en la Escuela de Leyes de la Universidad de Pittsburgh,
y quien recientemente publicó el siguiente articulo que lo reproducimos
traducido a Español.
Estudio de Caso de Mentiras Orwellianas y
Delirios Imperiales
Los Desaparecidos en Colombia
Por
Daniel Kovalik
La carátula
de la revista Semana de Colombia presenta una foto que debería producir un gran
sentimiento de alegría en cualquier corazón decente: los indígenas del Cauca
alzando un soldado, uno de los muchos que habían invadido sus tierras, para
sacarlo fuera de su tierras. La historia de la resistencia en el Cauca fue
sencillamente increíble pues indígenas, armados con nada mas que palos, sacaron
corriendo al ejercito financiado por los EEUU y desmantelaron sus barracas y
trincheras que apenas habían levantado.
Pero los editores de Semana, no tan contentos con esta escena, prefirieron
referirse a ella como a una “tragedia”, cuestionando sobre como puede ser que
los indígenas expulsen al ejercito que estaba allí para protegerlos.
La
pregunta, por supuesto, se responde por si misma. Los indígenas no ven al
ejercito como a su protector; por el contrario, los ven como lo que realmente
son –invasores que vienen a tomar posesión de su tierra ancestral tal como se
las han co-optado a cientos de miles de otros indígenas quienes hacen parte de
la escandalosa cifra de los mas de 5 millones de desplazados internos –la
población internamente desplazada mas grande sobre la faz de la tierra. De hecho, la administración de Obama –que financia la compaña contrainsurgente del
ejercito de Colombia, conoce muy bien los sentimientos de los indígenas sobre
este asunto.
De ahí
que, tal como la embajada de EEUU lo reconoce en un cable diplomático revelado
por Wikileaks, fechado Febrero 26, 2010, las tribus indígenas hayan pedido que
el ejercito de Colombia sea retirado de sus territorios debido a que es
precisamente su presencia la que “lleva el conflicto al patio trasero de los
indígenas”, lo cual pone en riesgo sus vidas y su propia existencia. No obstante, en el mismo cable diplomático
titulado “La Violencia en Contra de Indígenas Muestra Tendencia a Crecer”, la
embajada considera la petición del retiro del ejercito de sus tierras (las
cuales la embajada reconoce que son “sagradas para identidad cultural de los
indígenas”), es “imposible”. Y la
embajada explica el porque de su posición, declarando que las “inversiones de
capital en el sector de hidrocarburos”, así como las inversiones en cultivos de
caucho y palma de aceite” –precisamente las inversiones que la política militar
de EEUU promueve –exigen que esas tierras sean ocupadas por el ejercito. El hecho de que, como la propia embajada lo
reconoce, 34 grupos indígenas estén siendo conducidos a su extinción como
resultado de la guerra, no cambia en nada sus planes siniestros. (Pero claro, dado el genocidio tan eficaz cometido
por los EEUU contra su propia población indígena hasta el punto de
desaparecerla –mucho mas extenso, se podría decir, que el que los Españoles
cometieron en Latinoamérica – su posición sobre la situación de los indígenas
de Colombia no debería sorprender).
En el
caso del Cauca, el ejercito que había sido expulsado por los indígenas con mínima
violencia (ningún soldado resultó herido aunque luego el propio ejercito asesinó
a 2 indígenas como contraofensiva a su expulsión), re tomó el área con una
desproporcionada fuerza de 28,000 soldados. Y el gobierno de Colombia, como de costumbre,
satanizó el levantamiento de los indígenas, declarando que de alguna manera era
inspirado, sino instigado, por las guerrillas de las FARC –esto a pesar del
hecho de que los indígenas también habían demandado que las FARC salieran de
sus territorios. Debe anotarse que las
FARC habían acordado salir de esas áreas si el ejercito y los paramilitares
salían por su cuenta también.
Este
tipo de satanización –señalando cualquier oposición política, incluso pacifica,
como vinculada con la guerrilla –es una vieja táctica de los gobiernos de los
EEUU y Colombia para justificar su propia barbarie. Tristemente, esta táctica es bastante
efectiva incluso para engañar a las fuerzas progresistas y de izquierda de los
EEUU, y para convencerlos de que se abstengan de apoyar luchas populares que
merecen ser apoyadas.
Un
ejemplo de este fenómeno, del cual tengo conocimiento personal, es el del
sindicato de campesinos de Colombia, conocido como FENSUAGRO, el segundo
sindicato mas grande de Colombia. FESUACRO
tiene una larga y meritoria historia de resistencia pacifica en Colombia y es
uno de los grupos que mas abiertamente ha apoyado un proceso de paz negociada
con la guerrilla. Pero FENSUAGRO ha
pagado muy caro su abierto activismo. 5
de los 11 sindicalistas asesinados este año
en Colombia pertenecían al sindicato FENSUAGRO.
Uno de estos sindicalistas, Herman Henry Díaz, fue desaparecido y
únicamente su ropa fue encontrada sobre una carretera que unía dos bases
militares. FENSUAGRO cree que el Señor Díaz
fue asesinado por el ejercito pues es quien controla el área en la cual fue
retenido, aunque el cuerpo no aparece, la verdad tal vez nunca será conocida.
En mi
reciente visita a Colombia, el presidente de FENSUAGRO Eberto Díaz, me habló
acerca de la violencia contra su sindicato.
El me explicaba que FENSUAGRO ha perdido 1.500 miembros por asesinato
–la mayoría a manos del ejercito colombiano y de sus aliados
paramilitares. En cuanto a los
paramilitares, Eberto ( coincidiendo con el ex fiscal general Mario Iguaran),
atribuye su crecimiento y control de vastas áreas del territorio Colombiano al
apoyo que recibieron de Chiquita Bananas entre 1997 y 2004 – apoyo que alcanzó
1,7 millones de dólares y que incluyó también 3.000 fusiles kalashnikov. Estos mismos paramilitares apoyados por
Chiquita asesinaron y desplazaron muchísimos miembros de FENSUAGRO quienes
vivían y trabajaban en la región bananera que Chiquita se apoderó por la fuerza
al final de la década de los 1990’s.
El
numero de asesinatos que ha padecido FENSUAGRO
es alarmante, representa alrededor de la mitad de todos los sindicalistas
asesinados en Colombia (más de 2.900 desde 1986). Y como Colombia es el líder
mundial en asesinato de sindicalistas, es apenas lógico afirmar que FENSUAGRO
es el sindicato que está en mayor peligro en el mundo.
Eberto
también comentó acerca del problema de otras personas que como Herman Henry
Diaz habían sido desparecidas en Colombia.
Al respecto, Eberto mencionó algo que yo ya había escuchado antes pero
que es difícil de creer –que, como algunos paramilitares procesados han
admitido, en muchos casos los cuerpos de los desaparecidos son destruidos por
completo y sin dejar rastros mediante el uso de hornos crematorios tipo régimen
Nazi. De hecho, el propio estado
colombiano ha sido bastante efectivo con sus desapariciones. De acuerdo con el propio gobierno, y tal como
ha sido reportado también por el Latin American Working Group, en Colombia hay
51.000 personas registradas como desaparecidas –cifra que ubica a Colombia como
el líder histórico del hemisferio en desapariciones. No obstante, existen creíbles evidencias de
que esta cifra es mucho mas grande, debido al persistente ocultamiento y
eliminación de los cuerpos. Por ejemplo,
de acuerdo con la reportera colombiana Azalea Robles, citada en el libro “Cocaína, Escuadrones de la Muerte, y la Guerra de Terror: Imperialismode EEUU y la Lucha de Clases en Colombia”, 250.000 civiles colombianos han sido
desparecidos en las ultimas dos décadas en Colombia.
Eberto
también lamentaba un hecho que yo ya conocía plenamente –que FENSUAGRO es una de las organizaciones sociales mas
estigmatizadas en Colombia, pues constantemente es acusada por el gobierno de
tener vínculos con las FARC. Y es que FENSUAGRO
es el objetivo más apropiado para tal acusación dadas sus raíces en el
campesinado y sus exigencias de reforma agraria. Históricamente tales acusaciones han tenido
el efecto intencionado de convencer a algunos progresistas en los EEUU de
abstenerse de cualquier vinculo con FENSUAGRO.
Lo cual es muy triste en vista de la inmensa ayuda que para FENSUAGRO
representa cualquier apoyo. Para mi,
esta situación es devastadora. Estamos
hablando de un sindicato legitimo y un vocero prominente de la paz en Colombia
que es acusado de ser parte de un grupo armado.
Pero como es obvio, en Colombia aquellos que piden un dialogo de paz con
las FARC y una solución política al conflicto son siempre acusados de apoyar la
lucha armada.
En
otras palabras, paz = guerra y oposición = terrorismo de acuerdo con los que
gobiernan Colombia y su gran aliado los EEUU.
Tristemente, muchos de la izquierda aceptan esta retorica como verdad,
con las terribles consecuencias que ello conlleva. Felizmente, eso esta empezando a cambiar con
sindicatos tales como el de los Trabajadores del Acero Unidos (United
Steelworkers), el cual firmó el ano pasado un acuerdo de trabajo conjunto con
FENSUAGRO, para develar las mentiras y ofrecerle a FENSUAGRO la solidaridad que
tanto necesita.
Otra
persona de FENSUAGRO con quien me encontré fue Aidee Ibague, quien lidera el
Departamento de Derechos Humanos de FENSUAGRO. Aidee, quien me pareció enérgica, feliz, y de
muy buen humor, me ayudó gentilmente con mi deficiente español durante nuestra
conversación. Su extrovertida
personalidad es sorprendente dada su trágica experiencia. Su esposo fue asesinado cuando ella estaba embarazada
de su segundo hijo. Luego, su madre fue
asesinada frente a los ojos de su hijo. Aidee
perdió luego a su hermano y sobrina también por la violencia, y su familia
entera fue forzosamente desplazada de su tierra natal en el Meta. Ella
permanece bajo amenazas por parte de los paramilitares alineados con el estado
colombiano solo por el hecho de defender los derechos de los miembros de
FENSUAGRO y denunciar la violencia estatal.
Como sorprende ver que esta victima de la violencia en Colombia debe
defenderse a si misma contra la infame acusación de que su organización es de
alguna manera parte de la violencia.
Es por
gente como Aidee que nosotros debemos luchar todos los días para desenmascarar
las mentiras de los EEUU y sus medios serviles los cuales han decidido que son ellos
los árbitros que determinan quienes son los activistas legítimos y
revolucionarios que deberían ser apoyados, y quienes son los terroristas que
deben ser rechazados y reprimidos.
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