Revuelo noticioso ha causado el articulo del Washington Post sobre el desvío de fondos del gobierno de EEUU para sufragar los costos de las actividades criminales del DAS, a las que eufemísticamente se las conoce como “chuzadas”.
Las “chuzadas” en si ya no son noticia, pues ya llevamos más de dos años hablando de ellas. Lo que es noticia para la mayoría de colombianos es entonces la revelación de que los gringos hayan suministrado no solo los equipos de interceptación sino expertos, entrenamiento de agentes del DAS, y obviamente millones de dólares para financiar las operaciones de seguimiento y hostigamiento de jueces, periodistas independientes, opositores del narcoparauribismo, ONGs, defensores de derechos humanos, sindicalistas, etc….
Y esto ocurre porque el colombiano promedio no tiene idea que para los gringos, financiar y apoyar las actividades criminales y represivas de sus clientes locales, es y ha sido el componente más importante de su política y “diplomacia” internacional.
Política que, con ciertas variantes, la aplican también en países cuyos gobernantes han dejado de ser sus coimas como es el caso de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba, para mencionar solo países de la región. Obviamente, en estos casos la financiación y apoyo logístico y militar la proporcionan a grupos políticos de oposición y a bandas criminales y de paramilitares que se prestan para acometer actividades terroristas tendientes a desestabilizar los países, y en muchos casos, a asesinar a sus presidentes. Es así como esta “ayuda” la tienen que canalizar a través de organizaciones camufladas de ONGs pero también a través de las propias embajadas y de la CIA, pero en total secreto.
El procedimiento es distinto con gobiernos arrodillados como el de Colombia. En estos casos también tienen que mantener en secreto muchas de sus operaciones, pero el encubrimiento es frente a los gobernados no frente los gobernantes, pues estos últimos son simples títeres que obedecen lo que se les ordene, bien sea a través de su embajada, la CIA, DEA, etc. Obediencia que obviamente es bien recompensada; no solamente sosteniéndolos como gobernantes sino enriqueciéndolos y blindándolos de cualquier acción judicial por los crímenes que cometan “defendiendo la libertad y la democracia”, según reza el discurso imperial. Defendiendo la “seguridad democrática” decía el narco ex presidente Uribe, a quien por su arrastrado servilismo, le permitieron que le diera su propio nombre al terrorismo de estado que le ordenaron aplicara durante su gobierno.
Así las cosas, lo único que queda de noticia es el hecho de que estas actividades sean publicadas por el Washington Post, un medio reconocido precisamente por encubrir e incluso promover la política exterior del gobierno de EEUU descrita brevemente en los párrafos anteriores.
De ahí que no causaría sorpresa que el Washington Post termine cediendo a las demandas de rectificaciones. No se puede olvidar que este medio al igual que el Wall Street Journal, y algunos de sus periodistas y columnistas de manera particular, fueron beneficiaros de jugosos contratos por parte del narco gobierno de Uribe cuyo objetivo era publicar separatas especiales, editoriales y columnas elogiando sus fabricados logros y reformas.
Tampoco era necesario el show ridículo del gobierno colombiano de pedir clarificaciones al gobierno gringo. No han aclarado sus acciones de conspiración y desestabilización política y económica adelantadas en muchos países, y que se han conocido en el mundo entero con ocasión de las revelaciones de Wikileaks, menos lo van a hacer ahora porque uno de sus títeres se lo pide. Un gobierno títere que le ha entregado no solo la soberanía territorial para que ejerza todo tipo de actividades militares sino también el patrimonio económico y lo poco que queda de sus recursos naturales, minerales y energéticos.
Si fuera un gobierno soberano lo que haría es exigir que se adelanten las investigaciones pertinentes al interior de todas las organizaciones que manejaron fondos de los EEUU, empezando por la oficina presidencial; y ofrecer todas las garantías para que los investigadores tengan acceso a todos los documentos, archivos, contratos, pagos, etc. Pero no, eso no va a pasar con el gobierno de Santos. No solo porque como ministro de Uribe tenia pleno conocimiento de las chuzadas y desvío de fondos gringos, sino porque su gobierno es continuismo puro del de Uribe. De hecho, Santos ha sido y es más fanático del gobierno gringo que el propio Uribe. Pero al pueblo le dicen es que bajo los gobiernos de Uribe y Santos el país se ha convertido en el mejor “aliado” de EEUU; el mejor amigo, dicen los gremios empresariales que representan a las oligarquías cómplices.