Todo indica que la inmensa mayoría de electores y todos los candidatos cayeron en la trampa de creer que la presente campaña para la presidencia tenía que decidirse no con base en las propuestas de reformas políticas, económicas y sociales sino sobre quién es el candidato que da más garantías de continuar las políticas guerreristas y económicas del narcogobierno de Uribe.
Por eso no sorprende que Mockus, el candidato con más posibilidades de ganarle a Santos, no se canse de elogiar los “logros” de Uribe; de repetir que continuará sus políticas, llegando incluso a declarar que no considerará un acuerdo humanitario con las Farc y que será más agresivo en su confrontación militar; y hasta de pedir perdón por algunas de las metidas de pata en contra del presidente.
Lo que si sorprende es que ningún elector ni candidato (ni nadie de la mal llamada oposición) se haya detenido a analizar el hecho evidente de que la continuación de sus políticas es lo que menos les importa al parauribismo, pues si hace una evaluación profunda de lo que ha pasado lo que salta a la vista es que durante estos últimos 8 anos Uribe y su banda de criminales ya obtuvieron los beneficios políticos y económicos que cualquier emperador o dictador envidiaría. Pero como todo no puede salir perfecto, estos hampones tienen ahora que hacer frente y responder por los efectos colaterales que resultaron de esta empresa criminal y que no pudieron controlar: el fracaso de la ley de justicia y paz (negociaciones oscuras con los paras quienes ahora los están deunciando); los asesinatos de miles de civiles inocentes (que no pudieron ocultar ni seguir negando); el espionaje, persecuciones y amenazas contra jueces, activistas de DH y opositores; y el error de bombardear territorio ecuatoriano, para mencionar solo las actividades criminales más difundidas a nivel internacional. Estos hechos abrieron las puertas para que la CPI inicie investigaciones en su contra, lo cual es precisamente a lo que mas le temen Uribe y sus secuaces.
Con Arias, el peón preferido de Uribe, por fuera del tarjetón, Santos pasó a convertirse en el eje del plan B (aunque Uribe en el fondo sabe que no es un personaje de confiar), pues el hecho de haberlo secundado como autor intelectual de los falsos positivos, las actividades criminales del DAS y en la incursión a territorio ecuatoriano, le da a Uribe la tranquilidad de suponer que para protegerse Santos a si mismo tendrá que protegerlo a el también. De ahí que tanto Uribe como Santos no tengan otra opción que buscar por todos los medios continuar en el poder pues solo así podrán obstruir, impedir, manipular, dilatar o como mínimo posponer cualquier enjuiciamiento criminal iniciado desde afuera, incluyendo el proceso ya en curso abierto por la justicia ecuatoriana contra Santos.
Este panorama por supuesto conllevara inmensos costos para el país, pues su continuación y permanencia en el poder no la podrán garantizar sin el apoyo de los gringos, quienes además de lo ya logrado con Uribe, ahora empezaran a pedir más, incluyendo la aceptación de ser las cenicientas durante la implementación de la segunda etapa del plan de desestabilización y posterior retoma geopolítica de la región. Por supuesto que esta retoma por parte de los gringos no se daría si no es con Santos y Uribe en el poder, pues ellos conocen sus debilidades y prontuario, y eso lo van a aprovechar para presionarlos hasta el punto de incitar una confrontación armada con Venezuela y/o Ecuador, lo cual les servirá de pretexto para un despliegue masivo de personal militar, mas mercenarios y el más sofisticado armamento y equipos de guerra en las siete bases militares que les entrego Uribe. El resultado final, además de la reimplantación de gobiernos títeres en Venezuela y Ecuador (en el corto plazo, porque habiendo establecido su base de operaciones militares en territorio colombiano, luego seguirán con Bolivia) será contener la influencia y poder político que ha alcanzado Brasil, lo cual a los gringos tampoco los deja dormir.
En el entretanto, la raquítica oposición seguirá encerrada y distraída en la discusión de si la política de seguridad democrática es buena o “no tan buena”. Y como no se despertaran del estado de sedación a que han sido sometidos, no se darán cuenta que el éxito o fracaso de las políticas de Uribe no se tenían que medir por la derrota de las Farc o por el crecimiento macroeconómico del país sino por los beneficios que les ha traído a sus promotores. Y en este sentido la seguridad democrática y su apéndice la inversión extranjera, han tenido un éxito insuperable. Las mafias conformadas por altos funcionarios del gobierno (con el presidente y su familia a la cabeza), los altos mandos militares, las elites empresariales locales y sus contraparte internacional, han visto crecer como nunca antes sus ganancias y patrimonio derivado de los elevados gastos militares (mordidas en las compras de armamento y equipos de guerra), y de las generosas compensaciones y/o participaciones en los nuevos contratos firmados por Uribe para la explotación de hidrocarburos y minerales, producción de biocombustibles, y desarrollo de proyectos agroindustriales, entre otros.
Lo que hay que tener claro es que todos estos criminales vendepatrias nunca han tenido el más mínimo interés en acabar con la guerrilla, ni siquiera si el termino “acabar” se refiere solamente a eliminar o meter a la cárcel a las cabecillas y a todos los combatientes. Y no les interesa por la sencilla razón de que la existencia de la guerrilla les sirve precisamente de pretexto para estigmatizar y eliminar, no solamente a la oposición política, sino a todos los campesinos, indígenas y activistas de derechos humanos que se opongan a cualquier proyecto de inversión, sea explotación minera o de petróleo, agroindustria, zonas francas, privatizaciones, etc…..
Ilusos los que creen que el paraco Uribe ha tenido realmente el propósito de acabar con la guerrilla. Si lo tuviera, con el apoyo militar y tecnológico de los gringos, lo habría podido hacer el día siguiente a su posición. Obviamente, el efecto colateral de los bombardeos sobre regiones donde operan o tienen campamentos las Farc hubiese sido la muerte de miles de campesinos inocentes que viven en esas áreas, pero aun así, esas muertes en medio del combate serian para la comunidad internacional menos graves que el asesinato a sangre fría de indefensos civiles para hacerlos pasar como bajas de la guerrilla.
Suena muy crudo pero la realidad es que este gobierno criminal prefiere asesinar a sangre fría ciudadanos del común que combatir frontalmente a la guerrilla. Ya saben ahora porque!! SANTOS PRESIDENTE!!!
"Every election is a sort of advance auction sale of stolen goods."
"Every election is a sort of advance auction sale of stolen goods."
-- H. L. Mencken - (1880-1956) American Journalist, Editor, Essayist, Linguist, Lexicographer, and Critic
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