Un articulo en un portal de noticias nacional y un informe
internacional resucitaron por estos días los horrendos asesinatos de civiles
inocentes cometidos por el Ejercito de Colombia en el marco de una política de
estado para mostrar resultados en la guerra contra la insurgencia.
El articulo local es de Dora Montero y fue publicado en el portal La
Silla Vacía. El articulo resume 10 confesiones abominables hechas por testigos,
soldados y altos oficiales del ejercito que participaron directamente en la
ejecución de estos horrendos crímenes, dentro de los pocos procesos penales que
adelanta la Fiscalía General.
De las diez confesiones, la que mas trastorna es la siguiente:
“La más común era cuando uno
reportaba por el radio: 'mi general, tengo dos bajas y tres capturados'. Y la
respuesta era: 'ya mismo le mando el helicóptero con los del CTI para que hagan
el levantamiento de las cinco bajas'. Era claro que había una orden de que a
los tres capturados había que asesinarlos": Mayor retirado Juan Carlos Rodríguez.
La publicación del articulo de Dora Montero coincide con un informe internacional sobre los falsos positivos titulado: "Colombia, la guerra se
cuenta en litros de sangre”, cuya autoría es la Federación Internacional de
Derechos Humanos (FIDH), una organización que agrupa 164 organizaciones de
derechos humanos de todo el mundo. El informe es el resultado de una profunda
investigación y recolección de testimonios de familiares de víctimas de estos
atroces crímenes. Este informe ha sido entregado a la Corte Penal Internacional
(CPI) como elemento justificatorio y probatorio dentro de la petición para que asuma
las investigaciones pertinentes en Colombia, ya que el numero de casos
judicializados y los pocos autores materiales que han sido condenados es ínfimo
en comparación con el numero de asesinatos cometidos (mas de 3 mil victimas).
Para no mencionar que los autores intelectuales, incluidos los altos mandos del
ejercito, el entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y el presidente
Alvaro Uribe, ni siquiera han sido llamados a declarar dentro de los pocos
procesos abiertos en contra de soldados rasos y algunos oficiales de bajo
rango.
La petición de la FIDH para que la CPI intervenga en Colombia se
presenta en el momento en que la CPI ha condenado al ex presidente de Liberia, Charles Taylor, por su apoyo a fuerzas paramilitares que cometieron masacres de civiles
inocentes en Sierra Leona y otros crímenes cometidos contra ciudadanos de su
propio país.
Frente a esta reciente actuación de la CPI, es inevitable pensar en
las masacres y crímenes cometidos en Colombia, cuyas características y contexto
político son similares a las de Sierra Leona y Liberia; y todos cometidos con
la anuencia y apoyo del narco ex presidente Uribe, de los cuales los mal
llamados falsos positivos, si bien son los mas repudiables y aberrantes, no son
los únicos.
Cabe preguntarse entonces, ¿cuando será el turno para el narco ex
presidente Uribe?.
Desafortunadamente, tal vez nunca, o acaso tal vez, como en el caso de
Pinochet, cuando el narco ex presidente este recorriendo sus últimos pasos.
Porque si bien periodistas independientes como Dora Montero se empeñan en no
dejar que sus crímenes queden en el olvido e impunidad, la complicidad de todo
el estado en conjunto, y complacencia, reverencia y veneración de la mayoría de
colombianos hacia el narco ex presidente son de tal magnitud, que cualquier insinuación
de su judicialización genera rechazo nacional, situación que es aprovechada por
el propio gobierno y sus medios serviles/prepago para difundir y amplificar la
propaganda sobre los supuestos cambios sociales y económicos que se produjeron
durante la administración del narco ex presidente.
Y la uniformidad en esa falsa percepción es tal que hasta medios
alternativos como el que le da espacios a artículos como el de Dora Montero han
caído en la trampa de considerar al ex narco ex presidente, no solo ajeno a los
crímenes de lesa humanidad que se cometieron en su administración, sino como un
referente de opinión en asuntos del actual gobierno que tocan con posibles
negociaciones de paz con la guerrilla.
Así lo demuestra la invitación que le hicieron al narco ex presidente
a un debate sobre el marco jurídico para la paz que cursa tramite en el
congreso, en el cual expreso opiniones del siguiente calibre, y sin que el
moderador del debate le hiciera ningún cuestionamiento:
"me preocupa
que con ese marco [marco jurídico para la paz] se permita que crímenes de lesa
humanidad queden en la impunidad".....
Y si esa es la situación con
los crímenes de lesa humanidad, que justicia se puede esperar con los delitos
de narcotráfico, negocio al que el narco ex presidente ha estado ligado
directamente desde la década de los 80s. Y decimos “directamente” porque la
historia de narcotráfico de su familia es generacional.
Ni siquiera la noticia de estos días (que no es noticia), sobre la
captura y posible extradición de su sobrina y cuñada le harán mella al narco ex
presidente. Porque la guerra contra las drogas no existe. Ni siquiera se puede
hablar de guerra contra los carteles del narcotráfico. Lo que ha habido y continua es una guerra
ENTRE carteles por el control total de los mercados y monopolio del negocio. La
guerra es entre el cartel del gobierno de los EEUU, que tiene como miembros a
los políticos y elites corruptas que controlan el Estado colombiano, y los
demás carteles. Y Uribe, luego de su ascenso al primer cargo del estado
colombiano, entró a hacer parte de ese super
cartel. De ahí que se sienta cómodo y protegido frente a los ataques y
acusaciones de sus ex socios narco paramilitares del cartel de Medellín, a
quienes quiso contentar dándoles impunidad pero que en ultimas los traicionó,
precisamente por la presiones internas dentro del nuevo cartel al que entró a
formar parte luego de ser elegido presidente.
Así las cosas, no serán la justicia colombiana ni la CPI quienes enjuiciarán
al narco ex presidente Uribe. Cuando ya
no les sirva a los gringos, o cuando ya les sea muy incomodo y riesgoso
sostenerlo, su destino final será el mismo que el del general Noriega. Lo cazaran como a un perro y lo enviaran a
prisión por el resto de sus días acusado de delitos de narcotráfico; lo cual
servirá para que los gringos sigan engañado al mundo con el cuento de que su
guerra contra el narcotráfico (y contra el terrorismo) es real…
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