Insólito!!
Ahora resulta que Santos quiere ser mediador de paz en el conflicto entre Israel y Palestina, ignorando la contradicción evidente de ser el presidente de
un país que lleva más de medio siglo sumido en la mas horrenda violencia y que
cada día se agudiza aun mas; así él y sus antecesores nieguen las consecuencias
que esa violencia ha dejado y sigue dejando en la vida de la mayoría de
colombianos: miseria, pobreza, marginación social, desplazamientos forzados,
masacres, asesinatos selectivos, desapariciones, ejecuciones extrajudiciales,…;
pero al mismo tiempo, beneficios para la clase política, las oligarquías y las
altas jerarquías militares que se nutren y se enriquecen a costa del
sufrimiento del resto de colombianos…
El presidente
Santos no parece sentirse aludido ni siquiera por los últimos giros que ha tomado el
conflicto Israel-Palestina, uno de cuyos resultados inmediatos es que Israel haya aceptado liberar más de 1000 prisioneros Palestinos (terroristas para Israel, EEUU y sus aliados) a cambio
de un solo soldado. Ni siquiera la observación de estos hechos bajo la “lógica”
del régimen Israelí; esto es, que los 1000 prisioneros palestinos son terroristas,
mueven a Santos a replantear la guerra que libra con la guerrilla y acordarse
de los miembros de las fuerzas armadas que llevan más de una década en poder de
las FARC; menos a emprender una negociación para su liberación o para acabar
con la guerra. Como esos colombianos no
son parte de la clase política y elites que ostentan el poder político y económico,
qué más da que sigan allá en la selva colombiana pudriéndose, envejeciéndose y muriéndose.
Al fin y al cabo, pensara Santos, qué más da que 10, 20, 50,… soldados enfermos
estén en poder de la guerrilla, si contamos con más de 400,000 “héroes de la
patria” activos en nuestras fuerzas armadas, todos dispuestos a dar su vida (y quitársela
a otros miles, incluyendo civiles inocentes) por defender nuestra patria y nuestros
más preciados intereses nacionales (léase, los de las multinacionales,
banqueros, grandes empresarios, narcopoliticos, narcomafias, etc..).
Pensará también
que para qué liberarlos si ya no le sirven para que disparen sus fusiles en
contra de la guerrilla y de los propios colombianos. Peor aún, se convierten en
una carga para nuestro “reducido” presupuesto de funcionamiento y operaciones
de nuestras fuerzas armadas, al punto que lo que nos toca prometerles en público
una vez libres (casa, sueldo, asistencia médica y psicológica, etc..) no podemos
cumplirles, y eso afecta la imagen y “moral” de nuestras gloriosas fuerzas
armadas. Pero aun, cuando debido a que nos toca abandonarlos a su suerte, terminan
pidiendo limosna en las busetas, en la delincuencia, o asesinados, como el soldado Dominguez.
El cinismo e indolencia de Santos son tan extremos que la unica vez que se acuerda de ellos es cuando las FARC, en comunicados que emite pidiendo negociar un acuerdo humanitario, los llama "capturados" o "prisioneros de guerra". Ahi si la reacción del gobierno se produce de manera inmediata, pero no para por lo menos evaluar las propuestas de las FARC, sino para expedir comunicados de prensa ridículos e inocuos rechazando tal denominación.
El cinismo e indolencia de Santos son tan extremos que la unica vez que se acuerda de ellos es cuando las FARC, en comunicados que emite pidiendo negociar un acuerdo humanitario, los llama "capturados" o "prisioneros de guerra". Ahi si la reacción del gobierno se produce de manera inmediata, pero no para por lo menos evaluar las propuestas de las FARC, sino para expedir comunicados de prensa ridículos e inocuos rechazando tal denominación.
Pero volviendo al tema de sus deseos de convertirse en abanderado de la paz entre Israel y Palestina, tal vez la lógica de Santos sea la misma que predomino durante el narco gobierno de Uribe, quien se ufanaba tanto de la experiencia, profesionalismo y logros de sus “héroes de la patria” que terminó enviando contingentes a Afganistán y Méjico, dizque a entrenar y asesorar en la lucha contra el "terrorismo" y narcotráfico; y más recientemente, aunque en secreto, a Arabia Saudita, a unirse a mercenarios gringos y defender el aparato represivo y criminal que controla ese país por décadas.