martes, 28 de octubre de 2014

Proceso de Paz y Victimas: victimas ignoradas, re victimización de victimas, fabricación de victimas,…..

El punto de las victimas, como era de anticipar, se ha convertido en un tema álgido en las negociaciones de paz que se desarrollan en La Habana.  Un asunto humanitario que abordado con la seriedad que demanda su importancia podría garantizar el éxito de la negociaciones, ha sido objeto de las manipulaciones mas mezquinas, y no solo por los enemigos del proceso sino por pate de elementos del propio gobierno.

Aparte de la mezquindad natural que caracteriza a ciertos personajes de la vida política, la manipulación de las victimas es una consecuencia de la distorsión que se ha hecho del conflicto colombiano, en cuanto a su naturaleza, orígenes, causas, victimas y determinadores.

La manipulación mezquina de las victimas, a unas re victimizándolas, a otras usándolas, y a otras ignorándolas, es una formula perversa que conducirá a otro fracaso del proceso de paz.

Si por parte del gobierno hay sinceras y genuinas intenciones de alcanzar paz, las discusiones sobre el tema de victimas deben abordarse sobre la base de que todo el pueblo colombiano tenga claridad de los origines, causas y naturaleza del conflicto interno. Eso por supuesto requiere de un gran esfuerzo pedagógico principalmente dirigido a ese grueso de población que ha sido bombardeada por los medios prepago con una versión del conflicto totalmente distorsionada, al punto que hay victimas que no saben distinguir quienes sus victimarios.

Para empezar, hay que hacer una clara distinción entre el conflicto civil interno, que es de naturaleza política, social y económica; y el “conflicto armado o confrontación armada”, que es una consecuencia de la existencia de ese conflicto interno.

El conflicto interno colombiano tiene sus orígenes desde prácticamente la época colonial; y como tal, sus victimas son la gran mayoría de colombianos, quienes lo han sufrido a través de la marginación y represión estatal y que por lo mismo han sido condenados a vivir en condiciones de miseria y marginamiento social generación tras generación.

Si se trata de la confrontación armada, que es lo que se trata de terminar mediante una negociación política, entre sus victimas hay que contar a los miles de colombianos que han sido asesinados en el fuego cruzado entre las guerrillas y las fuerzas armadas, como resultado de ataques indiscriminados a poblaciones en las que actores del conflicto armado (de uno u toro bando) han montado bases operacionales, por explosivos enterrados en zonas de conflicto (por ambos bandos); e incluso (dentro del derecho internacional), podrían considerarse como victimas los combatientes de uno u otro bando que han sido sometidos a tratos inhumanos luego de haber sido hecho prisioneros.

Por el lado del conflicto civil interno, las victimas alcanzan cifras de millones: como resultado de masacres, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, desplazamientos forzados,…hechos de violencia que en su gran mayoría han sido cometidos por agentes estatales y paraestatales, es decir por el propio Estado que se supone está para proteger la vida y honra de todos los colombianos, lo que hace que esos crímenes sean aun mas repudiables.

De hecho, no les falta razón a las guerrillas cuando reclaman que incluso miembros de la guerrilla deben ser consideradas como victimas del conflicto interno como quiera que han optado (o se han visto forzados) por alzarse en armas luego de que sus familiares mas cercanos (en muchos casos, familias enteras) han sido asesinados en masacres o selectivamente por parte de fuerzas estatales/paraestatales bajo el pretexto de que eran miembros o auxiliadores de la guerrilla. Su único delito era vivir marginados y condenados a vivir en la miseria en regiones del país donde el único actor externo que les garantizaba su supervivencia era la guerrilla.

Los buitres carroñeros que se lucran de la guerra se han dado a la tarea, con ayuda de los grandes medios de comunicación, de negar la existencia del conflicto o distorsionar su naturaleza y manipular mezquinamente a la población haciéndole creer que las únicas victimas que hay que reparar son las del conflicto armado, y que sus únicos victimarios son las guerrillas.  Bajo esa lógica absurda, ni siquiera entonces el conflicto armado ha existido. Según ellos, lo que ha padecido el país durante los últimos 50 años no es una confrontación armada entre fuerzas irregulares y estatales sino una serie de asaltos a bases militares, a poblaciones, etc., por parte de un grupo de “terroristas” que no quieren que el país prospere (léase, que continúe bajo el control y explotación de fuerzas trasnacionales en asocio con las oligarquías y mafias políticas locales).     

Y lo peor es que incluso elementos del gobierno se unen a este coro. Una cosa es lo que los delegados de Santos discuten y acuerdan en La Habana y otra totalmente opuesta lo que algunos de sus funcionarios vociferan públicamente. El caso del nefasto ministro de defensa es el mas patético y dañino. No descansa en su empeño de desdeñar e ignorar a las victimas del terrorismo de estado, y no pierde oportunidad de incendiar mas los ánimos de los buitres carroñeros, manipulando mezquinamente cualquier declaración que sale de la delegación de las FARC.

El desprecio por parte del Estado de sus miles de victimas es tal que incluso desconoce sus propios documentos oficiales que sobre el conflicto armado se han escrito.  El documento mas reciente es el preparado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, el cual da cuenta de que solo el 30% son victimas son de las FARC.  Las fuerzas estatales y paraestatales son responsables del 70% de los crímenes y hechos violentos/victimizantes cometidos a lo largo del conflicto interno colombiano; y eso mal contados porque el mencionado documento oficial solo cuenta las victimas a partir de la época en que se inicio la confrontación armada. 

Esas victimas del estado no tienen dentro del país la audiencia que tienen las victimas de la guerrilla; incluso, aunque el gobierno ha aceptado incluir dentro de los grupos de victimas que han viajado a La Habana a representantes de sus victimas, dentro del país, cuando los medios prepago se refieren a ellas las estigmatizan, condenan, las asocian con terrorismo, y hasta se burlan de ellas porque saludan a los delegados de las FARC.

Para salir de este oscuro ambiente la primera guerra que hay que acabar es la guerra de mezquindades; a quien hay que desmovilizar y desarmar primero es a los buitres carroñeros que se han lucrado de la violencia y terrorismo de estado; a quienes hay que censurar no es a los delegados de las FARC en La Habana sino a los periodistas prepago que todos los días desde la madrugada vomitan su verborrea incendiaria y su odio hacia las victimas del terrorismo de estado o contra quienes las visibilizan o defienden.

Al presidente Santos se le debe exigir que muestre coherencia entre su retorica a favor de las negociaciones de paz cuando es entrevistado por medios extranjeros y su lenguaje guerrerista que predomina cuando se dirige a la audiencia nacional; lenguaje que se torna incendiario cuando, haciendo uso de sus habilidades de ventrílocuo, a quien pone a hablar es a su muñeco el ministro de defensa con el fin de complacer a los buitres carroñeros y a su alienada galería.

domingo, 26 de octubre de 2014

Metáforas y eufemismos que disfrazan el terrorismo de estado en Colombia


El conflicto colombiano, y mas concretamente el terrorismo de estado, no solo ha dejado cientos de miles de victimas y agudizado la miseria de la inmensa mayoría de sus habitantes, sino que ha prostituido el significado de palabras que existen para describir acciones criminales al punto que una gran parte de la población ha alcanzado un estado de anestesia que hasta los mas horrendos crímenes son observados con indiferencia y hasta con asentimiento.

Las siguientes son algunas de las tantas metáforas y eufemismos que utilizan el gobierno, sus fuerzas militares/paramilitares, las mafias políticas, elites y sus medios prepagos para deshumanizar a sus victimas, minimizar los efectos de la guerra estatal contra toda la población, y manipular la percepción de la opinión publica frente a los horrendos crímenes cometidos por agentes del propio estado.

Terrorismo – El termino terrorismo ha sido históricamente definido como una acto de violencia dirigido en contra de la población civil y con motivaciones políticas. Pero el gobierno colombiano ha adoptado (o le han exigido que adopte) la definición manipulada del gobierno de EEUU, según la cual terrorismo es el uso “ilegal” de violencia para alcanzar objetivos políticos  a través de coerción ejercida contra el gobierno o la sociedad civil.  Como resultado de esta manipulación lingüística los miembros de las fuerzas militares en servicio activo son incapaces de cometer actos de terrorismo no importa cuantos civiles sean asesinados en desarrollo de cualquier operación militar.

Terrorista – en línea con la definición anterior, como terrorista puede ser designado cualquier colombiano que se atreva a protestar, cuestionar, oponerse al régimen mediante el recurso de la protesta pacifica pero que se puede tornar violenta por acciones de infiltrados del mismo aparato estatal (situación que ha ocurrido en la mayoría de las protestas y marchas). Bajo esta premisa, terrorista puede ser cualquier líder sindicalista, estudiantil, activista social o de derechos humanos, líder campesino, indígena o afrocolombiano; e incluso cualquier colombiano de a pie que participe en una marcha o protesta callejera.

Plan Colombia – Acuerdo final de sometimiento del gobierno colombiano y sus fuerzas militares y policiales a los designios del gobierno de EEUU, y que permite la militarización de todos los ámbitos sociales del país y la expansión del terrorismo de estado a todos sus rincones. Bajo este acuerdo, las fuerzas armadas del país quedan prácticamente al mando de Pentágono y como tal son militares y mercenarios gringos los que deciden y dirigen todas las “operaciones militares”; según ellos, en contra de la insurgencia y el narcotráfico.

Operativo militar/policial – Operativo de las fuerzas de terror estatales, bajo el mando de militares y mercenarios gringos (contratistas, los llaman – otro eufemismo), y que tienen como propósito crear terror en las comunidades que habitan supuestamente zonas de influencia guerrillera. Como resultado de estos “operativos”, campesinos humildes (hombres, mujeres y niños) que son masacrados por los bombardeos indiscriminados son presentados también como guerrilleros o auxiliadores de la guerrilla. Producto de estas acciones de terrorismo estatal, los habitantes de las zonas bombardeadas se ven forzados a abandonar sus tierras y pertenencias, y huir a las ciudades a engrosar los cordones de miseria. Para confundir mas a la opinión publica, estos operativos son denominados con nombres rimbombantes como “plan espada”, “plan cóndor”, etc.

Chuzadas – Política de estado de persecución, amedrentamiento, chantaje, hostigamiento e invasión de la privacidad de opositores políticos y de cualquier ciudadano que sea considerado un elemento subversivo o potencialmente subversivo.  Para el Estado, como se infiere de la manipulación del termino “terrorismo” comentado anteriormente, subversivo y terrorista ya son prácticamente lo mismo.

Bacrim – Nuevo nombre dado a los grupos narcoparamilitares con el fin de ocultar su falsa desmovilización y sometimiento a la justicia. La fuerzas militares aprovechan esta designación para alegar que no tienen mandato constitucional para enfrentar a estas “bandas criminales”; de ahí que estas bandas, conformadas por los narcoparacos de siempre, tienen ahora mas libertad y espacio geográfico para cometer impunemente sus atrocidades y seguir con el gran negocio del narcotráfico.

Falsos positivos – Asesinatos a sangre fría de civiles inocentes por parte del ejercito para presentarlos como muertes en combates con las guerrillas. Estas ejecuciones extrajudiciales, como se conocen judicialmente, son parte de la política de terrorismo estatal mencionada anteriormente la cual a su vez es parte de la instrucción y entrenamiento que reciben oficiales y suboficiales colombianos en la Escuela de Las Américas en EEUU. En el lenguaje militar, esta práctica terrorista es apenas una de las materias incluidas en el manual de contrainsurgencia cuidadosamente elaborado por el ejercito gringo y que ha sido y sigue siendo puesto en practica en todas las guerras que libran o patrocinan (Guatemala, El Salvador, Vietnam, Afganistan, Irak, etc….).

Neutralizar – Eufemismo para dar cuenta de los asesinatos de supuestos miembros de la guerrilla producto de “operativos militares”. Una variante de este eufemismo que utiliza frecuentemente el gobierno cada vez que un colombiano es asesinado por el ejercito es decir que un “guerrillero/terrorista fue abatido” en un operativo militar.

Zonas especiales de desarrollo – Regiones colombianas, que generalmente han sido abandonadas por el estado, en las cuales se instala un comando militar para que supuestamente supervise y asegure la ejecución de proyectos y programas de desarrollo social y económico. Detrás de este “noble propósito” lo que hay es el interés del gobierno de asegurar militarmente la zona en anticipación de macroproyectos de inversión de gran capital (proyectos mineros, petroleros o energéticos) que únicamente beneficiarán a multinacionales y a sus socios locales (mafias políticas y empresariales).

Limpieza social – practica cotidiana de exterminio de sectores de población que viven en condiciones de miseria absoluta y cuyos victimarios son agentes del estado o miembros de bandas paramilitares.

Términos como los anteriores han sido creados para reemplazar imágenes mentales de crímenes atroces con imágenes de algo distinto. En ultimas, este lenguaje tiene el propósito de constreñir totalmente la creación de cualquier imagen mental que pueda producir horror y demandar castigo para sus autores. Si la persona no puede ver con claridad lo que sucede, tendrá dificultades para entender sus implicaciones. Un sistema inhumano (deshumanizante) requiere de un lenguaje inhumano. Este lenguaje se ha vuelto tan familiar y dominante que ha penetrado nuestras vidas y pensamientos prácticamente sin que nos hayamos dado cuenta.

Por el lado de los medios de comunicación, en lugar de confrontar a los políticos, militares y funcionarios del estado y conminarlos a que llamen las cosas por su nombre (que digan “asesinato” cuando “asesinato” es el acto cometido por ellos, “colombianos/pueblo/gente” cuando son “colombianos/pueblo/gente” las victimas de esos asesinatos), repiten y repiten las evasiones y manipulaciones lingüísticas que utilizan con el propósito de ayudar en la minimización de sus acciones criminales.  

Lo peor es que esa terminología tan trivializada y degradada la digerimos sin ningún cuestionamiento hasta que también nosotros mismos terminamos utilizándola en nuestras conversaciones cotidianas (operativo del ESMAD, terrorista de las Farc abatido, plan choque, etc.), sin detenernos a pensar cómo esas palabras que se siembran y resuenan en nuestra mente nos impiden ver la realidad y los horrores que ocurren a diario.

Si los colombianos queremos recuperar la esencia de la condición humana de las manos de ese grupo minúsculo de personas que la han secuestrado, tenemos también que empezar por recuperar el lenguaje a través del cual esa humanidad es definida y descrita. Para ponerlo en simples términos, esta es tal vez la primera tarea que tenemos que hacer quienes realmente queremos un país justo y en paz.

Muchas son también las metáforas y eufemismos que se usan para manipular la verdad sobre las actuaciones políticas corruptas, cotidianas dentro del gobierno y congreso (mermelada, reforma, etc.) pero esto será tema de otro articulo. 

jueves, 9 de octubre de 2014

Juan Carlos Pinzón, ministro conspirador o carta de Santos para crear condiciones que “justifiquen” rompimiento de negociaciones de paz

El ridículo que hizo el pirómano ministro de defensa Juan Carlos Pinzón con la “revelación” de que sus servicios de inteligencia descubrieron que Timochenko ha viajado a La Habana, parecería mostrar que su jefe Santos no lo tiene últimamente al tanto de todo lo que ocurre con las negociaciones de paz. Timochenko si estuvo en La Habana pero con conocimiento de los delegados en la mesa de negociaciones y obviamente del propio Santos.  

Y no faltan razones para pensar que existe un proyecto de conspiración de las fuerzas militares con el gobierno de Santos ya que está comprobado que las actividades de espionaje y saboteo del proceso de paz han sido desarrolladas precisamente desde oficinas, bases militares y dependencias que dependen directamente del ministro de defensa.  Actividades criminales que cuando fueron develadas, el ministro Pinzón fue el primero que salió a negarlas; luego a intentar justificarlas; y por ultimo, a minimizarlas.

Lo que no aún encaja es porque Santos ratificó y aun mantiene a Juan Carlos Pinzón como su ministro de defensa cuando todas sus actuaciones (todas grotescas, por lo demás) lo delatan como que es mas el ministro dedefensa de Alvaro Uribe Velez que del gobierno actual.

Dado el lenguaje incendiario y proclividad a los montajes desestabilizadores que caracteriza a Pinzón, acaso Santos lo mantiene como su carta principal para dejarlo actuar con total libertad cuando vea que es el momento de romper las negociaciones con las FARC? 

martes, 7 de octubre de 2014

La paz en Colombia, un imposible?

Entendible que la mayoría del pueblo colombiano celebre que las negociaciones de paz que se desarrollan en La Habana entre el gobierno y las guerrillas de las FARC muestren acuerdos positivos sobre algunos de los temas de la agenda. Mas aún, si esos primeros puntos acordados tienen que ver con soluciones a problemas sociales y económicos que han sido ignorados por todos los gobiernos; y que por lo mismo, si esos acuerdos se concretan, los cambios en calidad de vida y justicia social de esa inmensa población ignorada, serian significativos.

No obstante la esperanza que se vislumbra con ese nuevo país, no se puede ignorar que las condiciones para que esas transformaciones sociales se puedan concretar no dependen enteramente de la voluntad política de las partes sentadas en la mesa de La Habana sino de fuerzas externas e internas muy poderosas cuyos intereses políticos y económicos (y geopolíticos) se verían amenazados en un escenario de una Colombia en paz…


Algunas de esas poderosas fuerzas internas son incluso conocidas por la gran mayoría de la población, pues su oposición a una solución política del conflicto ha sido abierta, aunque los argumentos mezquinos y contradictorios que utilizan para sabotear el proceso de paz en curso no son tan evidentes para una gran parte de la población.

Son las fuerzas externas sobre las que no hay suficiente o ningún conocimiento por parte del pueblo colombiano.  Dentro de esas fuerzas externas la de mayor peso es el gobierno de EEUU y sus multinacionales; cuya presencia (injerencia) en el país es vendida como benéfica y como una demostración de los estrechos lazos de amistad, respeto mutuo y cooperación entre las dos naciones. De ahí que hasta las acciones militares que el gobierno gringo ejecuta dentro del país son presentadas como necesarias para la “estabilidad democrática y la seguridad nacional” e incluso regional. Ni que decir de la millonaria “ayuda” que recibe el gobierno en el marco de los acuerdos para la lucha contra el narcotráfico, convenientemente transformada en la ultima década en lucha contra el “terrorismo”.


Colin Powell, Secretario de Estado de EEUU, pasando revista a sus tropas en tiempos del inicio del Plan Colombia

Son los intereses de esa “estrecha cooperación” entre EEUU y Colombia los que se verían amenazados frente a cualquier intento de concretar una negociación política con las guerrillas y consecuentemente el fin del conflicto. Y hay poner entre comillas “intento de concretar” para distinguir entre la etapa de negociaciones, incluyendo incluso la firma de un acuerdo de paz y la desmovilización de la guerrilla, y la etapa de implementación de esos acuerdos, incluyendo por supuesto la garantia de condiciones de seguridad para la transición de la guerrilla hacia la constitución de un movimiento político (o que se integren a los ya existentes), con todos los derechos y garantías para hacer proselitismo político, hacer oposición al gobierno y acceder a cargos públicos de elección popular, incluyendo la presidencia.

Es la posibilidad de que la izquierda aumente su poder político, y como tal ejerza mayor influencia en la opinión publica colombiana lo que constituye la mayor amenaza para esas fuerzas internas y externas.

La historia muestra dos vías por las cuales fuerzas políticas diametralmente opuestas al sistema capitalista han logrado el control del estado y hacer  transformaciones políticas, sociales y económicas radicales en beneficio de la mayoría de los ciudadanos:

1)   A través de una revolución armada, cuyo ejemplo exitoso mas reciente es la revolución cubana que en 1959 derrocó al entonces presidente títere del gobierno gringo;

2)   A través de procesos democráticos, en los que  fuerzas políticas opuestas a regímenes capitalistas del llamado tercer mundo (títeres de EEUU) han logrado despertar la conciencia colectiva y apoyo de las clases populares; las cuales, o bien eran chantajeadas/engañadas para que votaran por los mismos, o bien porque no participaban en procesos electorales arreglados cuyos candidatos no les ofrecían posibilidades reales de cambio. Los ejemplos mas recientes de cambios a través de procesos democráticos son los ocurridos en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay…

Para fuerzas políticas de izquierda el acceso o toma del poder por las armas ya no es una opción viable ya que los regímenes capitalistas, con ocasión de la caída del régimen de la Unión Soviética, no solo han incrementado aun mas su capacidad militar y policial sino que se han vuelto mas propensos al uso de la violencia y al terrorismo de estado, para reprimir cualquier intento de sublevación armada, incluso para reprimir protestas populares pacificas.

Así las cosas, la vía democrática (dentro de un verdadero sistema democrático) es la única opción para que en Colombia se concreten todas las reformas políticas, sociales y económicas que se necesitan con urgencia. No obstante el absoluto control que el establecimiento capitalista actual tiene sobre los procesos electorales, la posibilidad de que el pueblo se despierte y apoye mayoritariamente una opción política de izquierda  es lo que mas preocupa a las fuerzas externas, especialmente al gobierno de EEUU, sus bancos y sus multinacionales.

El gobierno gringo no puede correr el riesgo de que experiencias como las de Venezuela, Bolivia, Ecuador se repliquen en otros países de la región, especialmente en un país como Colombia, su enclave estratégico, geopolítico y fuente de millonarias ganancias para sus multinacionales.

En resumen, la posibilidad de que los lideres de las FARC entren a la arena política  y a través de un frente unido con los grupos políticos de izquierda existentes se ganen el apoyo de la mayoría de los electores, es intolerable para el gobierno gringo. Y para evitar ese escenario recurrirán a todo el poder de influencia y chantaje (político, económico y militar) que ejercen sobre el gobierno titere colombiano. De hecho, cualquier posibilidad de poner fin al conflicto interno tiene que pasar por la aprobación del gobierno gringo. Al pueblo colombiano lo pueden encaramelar con declaraciones de que apoyan las actuales negociaciones en La Habana, incluso pueden llegar a permitir que se firme un acuerdo de paz, pero lo que no tolerarán es que las FARC se constituyan en una fuerza política que amenace el status quo.

Parecerá una premonición fatalista, pero tal como ocurrió con la Union Patriótica (UP), si el proceso llega hasta la desmovilización y reinserción política de la guerrilla, no solo sus lideres sino también quienes se unan o apoyen su movimiento político serán víctimas de una nueva fase de terrorismo de estado: otro genocidio de los miembros del que seria el segundo movimiento político de la guerrilla.  Como en los tiempos de horror contra la UP, los que logren escapar al terrorismo de estado se verán forzados nuevamente a buscar refugio en las montañas o en el exilio.


Un nuevo ciclo de guerra antisubversiva habrá comenzado en el país.  Un estado de guerra perpetua tal como lo ha concebido, lo mantiene y le conviene al gobierno gringo. Ese es el centro de su política internacional artificiosamente justificada tras el atentado terrorista de Septiembre 11 de 2001.  Esa guerra perpetua por ahora los tiene ocupados en las regiones de Medio Oriente, Africa, y Euroasia, pero eso no implica que hayan perdido su interés en Latinoamérica. Lo que es pasa es que por mas poderosos que sean, su capacidad económica (y de manipular la economía) no les alcanza para abrir frentes simultáneos de guerra en Latinoamérica.

El servilismo incondicional de las clases políticas y elites económicas colombianas así como la continuación del conflicto interno, les permite a los gringos ocupar por ahora todo su aparato de guerra en otras latitudes del planeta. Como muchos reconocidos analistas internacionales lo han expuesto, Colombia es el Israel de Latinoamérica. Maquina de guerra que pondrán a funcionar para recuperar su hegemonía en la región en el momento en que, bien consideren que sus tácticas de guerra política y económica encubiertas contra los países que se les rebelaron no funcionaron, o bien porque nuevos cambios políticos en la región amenazan su imperio.


Ministros de Defensa, Juan Carlos Pinzon de Colombia y Ehud Barak de Israel, reunidos para fortalecer "cooperación militar" (Terrorismo de Estado)


Solo con una Colombia en estado de guerra interna podrán poner en marcha sus planes de recuperar el control político, económico y militar de toda la región, o por lo menos evitar que el "nuevo socialismo" se propague.


Ministros de Defensa de Israel pasando revista a tropas colombianas 


Actualización Octubre 11/14:

La declaraciones del secretario de Defensa de los EEUU durante su reciente visita a Colombia y que incluyo reuniones con el presidente Santos, su ministro de Defensa y altos mandos militares, corroboran lo que hemos discutido anteriormente: "Tener paises como Colombia que avanzan y muestran la clase de liderazgo que Colombia ha demostrado, y con las capacidades, entrenamiento que tienen, es un inmenso recurso para el mundo, para las Naciones Unidas y seria muy importante para los intereses de EEUU alrededor del mundo".

El Secretario de Defensa, Chuck Hagel, acompañado de sus súbditos colombianos, pasa revista a sus tropas colombianas y le da instrucciones a uno comando  mercenario de la base de Tolemaida

Traducción de Declaraciones del secretario de Defensa de EEUU: Aun si Colombia acuerda terminar la guerra con las FARC, no permitiremos que el inmenso, monstruoso aparato militar que hemos creado sea desmontado porque lo necesitamos para las guerras perpetuas que libramos alrededor del mundo, incluyendo las que iniciaremos en la region de Latinoamérica para recuperar el dominio de los paises que se nos han salido de control.




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