Entendible que la mayoría del pueblo colombiano celebre que las negociaciones de paz que se desarrollan en La Habana entre el gobierno y las guerrillas de
las FARC muestren acuerdos positivos sobre algunos de los temas de la agenda.
Mas aún, si esos primeros puntos acordados tienen que ver con soluciones a
problemas sociales y económicos que han sido ignorados por todos los gobiernos;
y que por lo mismo, si esos acuerdos se concretan, los cambios en calidad de
vida y justicia social de esa inmensa población ignorada, serian
significativos.
No
obstante la esperanza que se vislumbra con ese nuevo país, no se puede ignorar
que las condiciones para que esas transformaciones sociales se puedan concretar
no dependen enteramente de la voluntad política de las partes sentadas en la
mesa de La Habana sino de fuerzas externas e internas muy poderosas cuyos
intereses políticos y económicos (y geopolíticos) se verían
amenazados en un escenario de una Colombia en paz…
Algunas
de esas poderosas fuerzas internas son incluso conocidas por la gran mayoría de
la población, pues su oposición a una solución política del conflicto ha sido
abierta, aunque los argumentos mezquinos y contradictorios que utilizan para
sabotear el proceso de paz en curso no son tan evidentes para una gran parte de
la población.
Son las
fuerzas externas sobre las que no hay suficiente o ningún conocimiento por
parte del pueblo colombiano. Dentro de
esas fuerzas externas la de mayor peso es el gobierno de EEUU y sus
multinacionales; cuya presencia (injerencia) en el país es vendida como
benéfica y como una demostración de los
estrechos lazos de amistad, respeto mutuo y cooperación entre las dos naciones.
De ahí que hasta las acciones militares que el gobierno gringo ejecuta dentro
del país son presentadas como necesarias para la “estabilidad democrática y la
seguridad nacional” e incluso regional. Ni que decir de la millonaria “ayuda” que
recibe el gobierno en el marco de los acuerdos para la lucha contra el
narcotráfico, convenientemente transformada en la ultima década en lucha contra
el “terrorismo”.
Colin Powell, Secretario de Estado de EEUU, pasando revista a sus tropas en tiempos del inicio del Plan Colombia
Son los
intereses de esa “estrecha cooperación” entre EEUU y Colombia los que se verían
amenazados frente a cualquier intento de concretar una negociación política con
las guerrillas y consecuentemente el fin del conflicto. Y hay poner entre
comillas “intento de concretar” para distinguir entre la etapa de
negociaciones, incluyendo incluso la firma de un acuerdo de paz y la desmovilización
de la guerrilla, y la etapa de implementación de esos acuerdos, incluyendo por
supuesto la garantia de condiciones de seguridad para la transición de
la guerrilla hacia la constitución de un movimiento político (o que se
integren a los ya existentes), con todos los derechos y garantías para hacer
proselitismo político, hacer oposición al gobierno y acceder a cargos públicos de
elección popular, incluyendo la presidencia.
Es la
posibilidad de que la izquierda aumente su poder político, y como
tal ejerza mayor influencia en la opinión publica colombiana lo que constituye
la mayor amenaza para esas fuerzas internas y externas.
La
historia muestra dos vías por las cuales fuerzas políticas diametralmente
opuestas al sistema capitalista han logrado el control del estado y hacer transformaciones políticas, sociales y
económicas radicales en beneficio de la mayoría de los ciudadanos:
1) A través de una revolución
armada, cuyo ejemplo exitoso mas reciente es la revolución cubana que en 1959
derrocó al entonces presidente títere del gobierno gringo;
2) A través de procesos
democráticos, en los que fuerzas
políticas opuestas a regímenes capitalistas del llamado tercer mundo (títeres
de EEUU) han logrado despertar la conciencia colectiva y apoyo de las clases
populares; las cuales, o bien eran chantajeadas/engañadas para que votaran por
los mismos, o bien porque no participaban en procesos electorales arreglados
cuyos candidatos no les ofrecían posibilidades reales de cambio. Los ejemplos
mas recientes de cambios a través de procesos democráticos son los ocurridos en
Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay…
Para
fuerzas políticas de izquierda el acceso o toma del poder por las armas ya no
es una opción viable ya que los regímenes capitalistas, con ocasión de la caída
del régimen de la Unión Soviética, no solo han incrementado aun mas su
capacidad militar y policial sino que se han vuelto mas propensos al uso de la
violencia y al terrorismo de estado, para reprimir cualquier intento de
sublevación armada, incluso para reprimir protestas populares pacificas.
Así las
cosas, la vía democrática (dentro de un verdadero sistema democrático) es la
única opción para que en Colombia se concreten todas las reformas políticas,
sociales y económicas que se necesitan con urgencia. No obstante el absoluto
control que el establecimiento capitalista actual tiene sobre los procesos
electorales, la posibilidad de que el pueblo se despierte y apoye
mayoritariamente una opción política de izquierda es lo que mas preocupa a las fuerzas externas,
especialmente al gobierno de EEUU, sus bancos y sus multinacionales.
El gobierno
gringo no puede correr el riesgo de que experiencias como las de Venezuela, Bolivia,
Ecuador se repliquen en otros países de la región, especialmente en un país como
Colombia, su enclave estratégico, geopolítico y fuente de millonarias ganancias
para sus multinacionales.
En
resumen, la posibilidad de que los lideres de las FARC entren a la arena
política y a través de un frente unido con
los grupos políticos de izquierda existentes se ganen el apoyo de la mayoría de
los electores, es intolerable para el gobierno gringo. Y para evitar ese
escenario recurrirán a todo el poder de influencia y chantaje (político,
económico y militar) que ejercen sobre el gobierno titere colombiano. De hecho,
cualquier posibilidad de poner fin al conflicto interno tiene que pasar por la
aprobación del gobierno gringo. Al pueblo colombiano lo pueden encaramelar con
declaraciones de que apoyan las actuales negociaciones en La Habana, incluso pueden
llegar a permitir que se firme un acuerdo de paz, pero lo que no tolerarán es
que las FARC se constituyan en una fuerza política que amenace el status quo.
Parecerá
una premonición fatalista, pero tal como ocurrió con la Union Patriótica (UP), si el proceso llega
hasta la desmovilización y reinserción política de la guerrilla, no solo sus
lideres sino también quienes se unan o apoyen su movimiento político serán víctimas
de una nueva fase de terrorismo de estado: otro genocidio de los miembros del que
seria el segundo movimiento político de la guerrilla. Como en los tiempos de horror contra la UP,
los que logren escapar al terrorismo de estado se verán forzados nuevamente a
buscar refugio en las montañas o en el exilio.
Un
nuevo ciclo de guerra antisubversiva habrá comenzado en el país. Un estado de guerra perpetua tal como lo ha
concebido, lo mantiene y le conviene al gobierno gringo. Ese es el centro de su
política internacional artificiosamente justificada tras el atentado terrorista
de Septiembre 11 de 2001. Esa guerra
perpetua por ahora los tiene ocupados en las regiones de Medio Oriente, Africa,
y Euroasia, pero eso no implica que hayan perdido su interés en Latinoamérica.
Lo que es pasa es que por mas poderosos que sean, su capacidad económica (y de
manipular la economía) no les alcanza para abrir frentes simultáneos de guerra
en Latinoamérica.
El
servilismo incondicional de las clases políticas y elites económicas
colombianas así como la continuación del conflicto interno, les permite a los
gringos ocupar por ahora todo su aparato de guerra en otras latitudes del
planeta. Como muchos reconocidos analistas internacionales lo han expuesto,
Colombia es el Israel de Latinoamérica. Maquina de guerra que pondrán a funcionar
para recuperar su hegemonía en la región en el momento en que, bien consideren que
sus tácticas de guerra política y económica encubiertas contra los países que
se les rebelaron no funcionaron, o bien porque nuevos cambios políticos en la
región amenazan su imperio.
Ministros de Defensa, Juan Carlos Pinzon de Colombia y Ehud Barak de Israel, reunidos para fortalecer "cooperación militar" (Terrorismo de Estado)
Solo
con una Colombia en estado de guerra interna podrán poner en marcha sus planes
de recuperar el control político, económico y militar de toda la región, o por lo menos evitar que el "nuevo socialismo" se propague.
Ministros de Defensa de Israel pasando revista a tropas colombianas
Actualización Octubre 11/14:
La declaraciones del secretario de Defensa de los EEUU durante su reciente visita a Colombia y que incluyo reuniones con el presidente Santos, su ministro de Defensa y altos mandos militares, corroboran lo que hemos discutido anteriormente: "Tener paises como Colombia que avanzan y muestran la clase de liderazgo que Colombia ha demostrado, y con las capacidades, entrenamiento que tienen, es un inmenso recurso para el mundo, para las Naciones Unidas y seria muy importante para los intereses de EEUU alrededor del mundo".
El Secretario de Defensa, Chuck Hagel, acompañado de sus súbditos colombianos, pasa revista a sus tropas colombianas y le da instrucciones a uno comando mercenario de la base de Tolemaida
Traducción de Declaraciones del secretario de Defensa de EEUU: Aun si Colombia acuerda terminar la guerra con las FARC, no permitiremos que el inmenso, monstruoso aparato militar que hemos creado sea desmontado porque lo necesitamos para las guerras perpetuas que libramos alrededor del mundo, incluyendo las que iniciaremos en la region de Latinoamérica para recuperar el dominio de los paises que se nos han salido de control.
Reunión de Pte @JuanManSantos y secretario Chuck Hagel @DeptofDefense estudió cooperación de #USA y #Colombia en seguridad regional
— Mindefensa Colombia (@mindefensa) October 10, 2014
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