El patético
argumento de salvar a la Corte Constitucional sobre la base de que no todos los
magistrados son corruptos, lo que corrobora es que evidentemente todos son
corruptos. No de otra manera se explica que ningún magistrado haya renunciado
irrevocable e inmediatamente luego de conocer las acciones y hechos delictivos
que comprometen al magistrado Pretelt. Eso
es lo que hacen las personas decentes cuando su reputación, su honradez, su
ética profesional, se ven comprometidas
como consecuencia de revelaciones sobre actividades corruptas o criminales que son
descubiertas dentro de la organización, institución o empresa de la que hacen parte.
El
magistrado Pretelt puede ser calificado de cínico cuando manifiesta que no va a
renunciar porque no es el único que participaba en los actos corruptos
denunciados. Aunque suene cínico, su
posición tiene sentido. Porque cómo es posible que un grupo de solo 9 personas,
que trabajan siguiendo procedimientos judiciales claramente definidos, no
detecten o no se hayan enterado, sino hasta cuando el escandalo explota, acerca
de las actividades delictivas que desarrollaba uno de sus miembros?!!
La única
explicación es que todos los magistrados son corruptos!!. De ahí su
comportamiento errático luego de destapado el escandalo: primero salieron descaradamente
en defensa de Pretelt; luego, cuando ya no podían controlar el nauseabundo olor
del pozo séptico propusieron que el magistrado Pretelt pidiera una licencia de
dos meses; y finalmente, cuando el senado negó la petición de la licencia, tímidamente solicitan que el magistrado
Pretelt renuncie.
Ninguno
de los “pulcros” magistrados , nadie del alto gobierno, ni nadie de las otras
instituciones judiciales y disciplinarias piden sanciones penales ejemplares
para el magistrado Pretelt. Pero claro, como todos están untados el manejo y
conclusión del escandalo no puede ser mas predecible. A Pretelt lo arreglarán para que apague el
ventilador, a lo sumo le pedirán que
devuelva las 5 Ha de tierra que el mismo ofreció devolvería (de las tantas que
les robó a campesinos de Cordoba y Uraba), iniciarán el sainete de las
investigaciones en el congreso y luego en al CSJ; y para cuando hayan tomado
alguna decisión de judicialización (si es que algún día la toman), ya Pretelt
habrá salido del país, con estatus de exiliado que el mismo gobierno y
autoridades judiciales le habrán ayudado a conseguir.
Pero
como en Colombia todo es extremadamente dinámico, no solo los hechos especificos
de corrupción en la corte constitucional sino también sus coletazos en la
fiscalía general, la procuraduría, el congreso y hasta en el alto gobierno con
ocasión del ventilador que alcanzó a prender el magistrado Pretelt, ya pasaron a un segundo plano. Ahora lo que atrae toda la atención de la
galería es la reacción del gobierno y sus supuestas propuestas de reforma de todo el sistema
judicial del país; lo cual no es mas que la reafirmación de lo que ha sido
tradición en Colombia: proponer cambiar todo para que todo siga igual.
“No
vamos a dar un salto al vacío”, declaró el presidente Santos al anunciar las
medidas que adoptará su gobierno para superar la crisis. A santos hay que
abonarle su sinceridad por hablar en primera persona (vamos) pues eso solo
corrobora lo que todo el mundo sabe pero pocos aceptan como una realidad. El
hecho innegable de que todo el país es un pozo séptico.
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