La pregunta de Semana de hecho ha venido repitiéndose en muchos
estamentos políticos, sociales, en incluso, por parte de analistas
internacionales.
Todos quienes se plantean el interrogante lo hacen únicamente sobre la
premisa de que Uribe representa un amplio sector de la población colombiana
bajo la sombrilla de su partido de garaje Centro Democrático, y que como tal el
logro de la paz, así se firme un acuerdo con las FARC-ELN, no estaría
garantizada. Mencionan entre los
obstáculos, su oposición a cualquier procedimiento de aprobación,
implementación y financiamiento de los paupérrimos cambios que se deriven de
los acuerdos de La Habana; algunos mencionan incluso (sugiriendo su vinculación
con los paramilitares) la amenaza que representa para el proceso de reincorporación
de las guerrillas a la sociedad civil y a la actividad política.
Para la gran mayoría de quienes plantean este interrogante, el simple
hecho de que Uribe eventualmente manifieste públicamente que apoya el proceso
de paz en curso seria la carta que hacia falta para garantizar el fin del
conflicto y el inicio de una nueva etapa en paz para todos los colombianos.
Nada mas ingenuo!!
No habrá paz así Uribe empiece a salir con Santos a las regiones y
pueblos de Colombia a explicar los acuerdos que se han alcanzado ya en La
Habana y hacer pedagogía para un nuevo país en paz. Claro, el establecimiento,
sus grandes medios de bolsillo y las elites que se han beneficiado de la guerra
nos harán creer que ahora si la paz es un hecho!!. Hasta las FARC es posible que se crean el
cuento y firmen a ojo cerrado el acuerdo final en Marzo del próximo año.
Algunos dirán incluso que el apoyo de Uribe facilitará el desmonte de
las organizaciones paramilitares (las BACRIM, como las llama el
establecimiento). Una vez las FARC hayan
firmado el acuerdo de dejación de las armas, nos harán creer incluso que el
paramilitarismo ha sido desmontado,…….grandes operativos policiales y
militares, capturas de paracos lideres y combatientes, procesamientos y
condenas de paramilitares, shows mediáticos de entrega/sometimiento voluntario
a la justicia, etc…..llenarán las paginas de la gran prensa, las pantallas de
televisión y las cabinas de estaciones radiales. Pero todo será otro burdo montaje; como lo
fue la desmovilización paramilitar durante el gobierno de Uribe.
La realidad es mucho mas compleja y muy cruda por cierto, sobre todo
para esa inmensa mayoría de población colombiana que ha sufrido la guerra
durante mas de 5 décadas.
Nunca habrá paz en Colombia, aun con Uribe estrechándose las manos con
Santos y con Timochenko, si su poder politiquero y capacidad de maniobra
criminal y guerrerista se mantienen; y si sus crímenes quedan en la impunidad.
El poder de Uribe no se deriva únicamente de la aceptación que tiene entre
millones de colombianos alienados con su verborrea patriotera, incendiaria,
sino de su condición de ser el alfil principal del gobierno de los EEUU para el
desarrollo de su política exterior tanto en Colombia como en toda la región
latinoamericana.
No hay que engañarse. El supuesto apoyo de EEUU al gobierno de Santos,
incluso el respaldo al proceso de paz no son mas que gestos estandarizados de
relaciones publicas de la política internacional gringa. Ellos tienen claro que
sus intereses están en riesgo en un escenario de fin de la guerra en Colombia,
incluidos sus intereses en toda la región. Para ellos Uribe es el único que les
garantiza carta blanca para preservar el control político, militar y económico
en Colombia, así como la continuación de
la operaciones encubiertas de espionaje, conspiración, desestabilización y de
guerra sucia, e incluso operaciones abiertas paramilitares-militares, contra
Venezuela, Ecuador, Bolivia, …
Tiene que ser uno muy ingenuo para creer que Uribe y su ejercito de narcoparamilitares,
por mas lunáticos que sean, se atrevan a incursionar a Venezuela y montar
operaciones de desestabilización contra el gobierno de Maduro por su propia
iniciativa. No hay duda de que todas las operaciones desmanteladas por Maduro,
y las que aun se mantienen dentro de territorio venezolano, son diseñadas y
dirigidas desde Washington y sus embajadas en Bogotá y en otros países serviles
de la región. Uribe, su ejercito de paramilitares, y sus renombrados sicarios
del periodismo criollo, quienes a diario desde sus columnas de opinión,
estudios de radio y televisión, difunden y amplifican su verborrea patriotera,
son y seguirán siendo los verdaderos aliados de Washington. Estos y sus
patrones en Washington son los verdaderos y mas poderosos enemigos del pueblo
colombiano.
Con todo y lo desconsolador que parezca el escenario anterior, la paz
de Colombia si es posible pero con Uribe fuera del escenario político. Con Uribe dentro del proceso pero solo como
actor preponderante del conflicto, como victimario sometido a la justicia transicional y
confesando todos sus crímenes; o enjuiciado y condenado por una corte de otro
país o la corte penal internacional. Por
supuesto, este desenlace está prohibido discutirse en el país de Uribe. No es sino leer como concluye la Revista
Semana el articulo de portada que le dedica en su ultima edición:
“El expresidente Alvaro
Uribe, su bancada del Congreso y los colombianos de carne y hueso que lo apoyan
tienen mucho que aportarle al país.”
Aunque remoto, irónicamente seria Santos quien le haría el regalo de
la paz al país,… el mismo que fuera el ministro de defensa de Uribe en la
época en la que mas civiles inocentes fueron extrajudicialmente asesinados,
desaparecidos, torturados, encarcelados, perseguidos y desplazados como
consecuencia del terrorismo estatal que montó el narcoparamilitar Uribe durante
su gobierno. El mismo Uribe que, luego del fracaso de su tercera re eleccion, lo convirtio en el actual presidente de los
colombianos.
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