Uno tras
otro quienes trabajaron para Uribe, o tuvieron (o aun tienen) algún vínculo
político o personal con él están finalmente siendo juzgados por la justicia
colombiana, aunque los procesos están en diferentes etapas ya sea en la Procuraduría,
Fiscalía o en el Corte Suprema de Justicia.
De la
cadena de escándalos, investigaciones judiciales y condenas que hemos visto en
los últimos meses, es inequívoco concluir que todos los que rodearon y aun
rodean a Uribe, o bien ya eran criminales, o se volvieron criminales y/o corruptos
trabajando para él. Frente a hechos y evidencias irrefutables la cínica y
patética disculpa de que cuando los conoció o los nombró en sus cargos eran
“buenos muchachos” o “personas respetables” que no tenían procesos judiciales
en su contra es en ultimas una evidencia más de su poder corruptor y de
transformar en criminales a quienes se acercan a él, pues como explicar que
haya sido precisamente trabajando directamente bajo sus ordenes y supervisión
que se hayan vuelto criminales. Y como explicar también el hecho de que todas
las acciones criminales que esos subalternos de Uribe cometieron fueron precisamente
para beneficiarlo a él directamente.
Será acaso
porque se dio cuenta que esa contradicción no la podía sostener mas que, con
ocasión de la condena al ex director del DAS Jorge Noguera, repentinamente cambió
de estrategia y salió con la cara de cínico que lo caracteriza a pedir perdón
por haberse equivocado con su nombramiento?.
Independientemente
de las razones de sus piruetas y malabares, lo repudiable no es la farsa de
pedir perdón sino el hecho de que prácticamente toda la opinión publica
nacional le crea y lo absuelva de tajo de toda responsabilidad y conexión
directa con todas las acciones criminales cometidas durante su administración por
sus más cercanos amigos y subalternos. Amigos y subalternos a quienes ha
defendido hasta el último momento, prácticamente hasta el minuto previo a las
sentencias condenatorias. Como hombres limpios, impolutos, incorruptibles,
buenos muchachos,...se refería cada vez que algún impertinente periodista se
atrevía a preguntarle por sus actos; lo cual, para agravar su cinismo y su abierto
desafío a la justicia y a lo poco que queda de moral en la sociedad colombiana,
lo reafirmaba premiándolos con altos cargos diplomáticos o gestionándoles
exilio; aun a pesar de que tenia claro conocimiento de que ya habían
investigaciones disciplinarias o penales en su contra.
Como es
posible que para absolver a quien fuera jefe directo de todos los criminales y
corruptos procesados por la justicia, solo sea suficiente que este pida perdón
por el error de haberlos nombrado? ….como si luego de nombrarlos estos hubiesen
desempeñado sus altos cargos en ministerios e instituciones estatales de otro
país; peor aun, como si no hubiese sido él el directo y único beneficiario de
todos los actos criminales por los que sus subordinados están siendo judicializados.
Tal ves
ayude a la opinión publica nacional a apartarse por un momento de la línea de
pensamiento dictada por los medios de comunicación serviles del establecimiento,
el que puedan ver en un solo escrito una breve reseña de algunos de los más destacados
criminales y de mas alto rango de la administración Uribe, quienes hoy, o están
ya condenados, o tienen procesos penales solidos en sus contra, por acciones criminales
que tuvieron que tener la autorización de Uribe; o como mínimo, su pleno
conocimiento como quiera que él era su jefe inmediato; y como lo han incluso
denunciado ante los jueces investigadores algunos de los procesados, el directo
beneficiario de esas acciones ilegales.
A continuación una breve reseña de los
expedientes de algunos de los funcionarios “excepcionales” que trabajaron con
Uribe:
Amigos y subalternos directos de Uribe ya
condenados:
Salvador Arana – ex gobernador de Sucre, quien luego de
su salida por denuncias de homicidio fue nombrado por Uribe embajador ante el
gobierno de Chile. Este sujeto pasó prácticamente directamente de la embajada
de Chile a una celda colombiana a cumplir una condena de 40 años por ser autor
intelectual de varios asesinatos cometidos en el departamento de Sucre.
Jorge
Noguera
- ex director del DAS, el “buen muchacho”, a quien luego de su salida del DAS por
denuncias criminales, lo nombró cónsul en Milán. Y con quien tenia tanta
confianza que hasta se quedaba a dormir en su casa cuando visitaba Santa Marta
en misión oficial. Este criminal ha sido recientemente condenado a 25 anos de
cárcel por sus alianzas con los paramilitares que asesinaron a varios
activistas sociales.
Amigos y subalternos de Uribe con procesos
ya avanzados (o cerrados y con sanciones) en la procuraduría, y/o con pliegos
de cargos (o con petición de condenas) en la Fiscalía o la CSJ:
María del Pilar Hurtado – ultima directora del DAS bajo la
administración de Uribe y su funcionaria de confianza (o títere de él) para
garantizar la continuación de las operaciones criminales del DAS iniciadas por
Jorge Noguera; a quien Uribe la sacó del país inmediatamente supo que la
Fiscalía le abrió proceso penal. Hoy se encuentra en Panamá gozando de un
exilio que ha sido cuestionado en cuanto a su legalidad por muchas respetables
organizaciones especializadas en derecho internacional.
Andrés Felipe Arias – ex ministro de Agricultura, de quien Uribe
se refería como su clon perfecto para sucederlo en la presidencia, de ahí su
retiro oportuno del ministerio para lanzarse como precandidato conservador; y
cuyos actos corruptos no se limitaron a la repartija de millones de millones de
pesos a amigos de Uribe que financiaron sus dos campanas presidenciales y la
campana del mismo Arias como precandidato, sino a la formulación e
implementación de políticas agrarias que permitieron que terratenientes locales,
narco paramilitares y multinacionales les arrebataran millones de hectáreas de tierras
productivas a indígenas, afrocolombianos y a campesinos para convertirlas en
plantaciones agroindustriales de palma africana.
Bernardo Moreno – ex secretario privado de Uribe, quien manejó
todo el programa criminal de persecución, interceptación de comunicaciones,
hostigamientos y amenazas del DAS en contra de opositores políticos de Uribe,
defensores de derechos humanos, periodistas independientes, sindicalistas,
magistrados, jueces, académicos, y dirigentes sociales.
Edmundo del Castillo – ex secretario jurídico de Uribe,
estrechamente vinculado con los escandalosos robos al erario publico hechos a
través de contratos adjudicados irregularmente a los Nule; además de su
evidente participación en la conspiración montada desde la presidencia en
contra de la Corte Suprema de Justicia.
Sabas Pretelt – ex ministro de gobierno y justicia, nombrado
luego embajador en Italia, quien manejó el programa de sobornos a congresistas
para que apoyaran la primera y segunda re elección de Uribe, programa que incluyó
entrega de notarias, dirección de hospitales, seccionales del Sena, etc.; y
quien además fue activo promotor del referendo para la segunda re elección
Carlos Albornoz -
ex director de la dirección nacional de estupefacientes, quien entregó la
mayoría de bienes incautados a narcotraficantes para que los usufructúen congresistas
(o familiares de estos) que apoyaron a Uribe en su primera elección y re
elección y votaron a favor todos los proyectos de ley presentados por su gobierno.
Rodolfo José Campo Soto - ex director del Incoder, quien tiene
imputación de cargos por manejo y adjudicación ilegal de contratos, además de
actos corruptos en la legalización de tierras a terratenientes y miembros de
organizaciones criminales; tierras que fueron arrebatadas violentamente o bajo
amenazas a sus genuinos propietarios.
Amigos
íntimos de Uribe que terminaron asesinados o extraditados luego de que
empezaron a hablar mas de lo que se les tenia permitido:
Pedro
Juan Moreno – Intimo amigo de Uribe desde
las épocas de alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia, quien luego de
distanciarse de Uribe empezó a contar muchas historias reveladoras, y quien según
la versión oficial murió en un accidente de helicóptero a la salida de
Medellín.
Alias
Job – Reconocido criminal muy cercano a otro
criminal, Alias Don Berna, quien frecuentaba el palacio presidencial, y quien
fue misteriosamente asesinado luego de la última visita que realizó al palacio
de Nariño a reunirse con Bernardo Moreno, Edmundo del Castillo, José Obdulio
Gaviria y altos funcionarios del DAS (y muy seguramente, con el propio Uribe)
para planear los planes de desprestigio en contra de magistrados de la Corte Suprema
de Justicia.
La
mayoría de los jefes máximos de los paramilitares
- quienes aceptaron entrar al proceso de Justicia y Paz, y fueron
repentinamente extraditados luego de que empezaron a contar, o amenazaron con
contar, quienes eran sus socios y jefes políticos.
La lista podría continuar hasta llenar
docenas de paginas. No hemos incluido, por ejemplo, a los amigos
paracongresistas, que son mas de 60, muchos de los cuales ya han sido
condenados, incluyendo el primo hermano de Uribe, el ex senador Mario Uribe;
todos procesados por delitos que van desde apoyo y financiación directa a
grupos paramilitares hasta complicidad con crímenes y masacres cometidos por estos
grupos; y por supuesto, todos fervientes seguidores/defensores de Uribe y
miembros de la coalición Uribista en el congreso de entonces.
Así que desligar a Uribe de todos los actos
criminales cometidos durante su administración (para no mencionar los que
ocurrieron cuando fue gobernador de Antioquia) no cabe en la cabeza sino de los
mismos criminales y de aquellos cuya capacidad de mínimamente razonar está
totalmente controlada por la propaganda que difunden los medios de comunicación
cómplices de todos esos crímenes.
Porque si analizamos las alegaciones de que
Uribe no sabia o no ordenó las prácticas criminales del DAS, por ejemplo, la
única manera que podría explicar tal desconocimiento es que todos los
funcionarios involucrados actuaron a mutuo propio y lo que estaban haciendo era
conspirar contra él para desprestigiar su administración, propiciar su
renuncia, etc.; situación que sería creíble (frente al hecho de que estos
funcionarios dependían directamente de Uribe) sino fuera por la irrefutable
contradicción que representa el hecho de que ha sido el propio Uribe quien más
los ha defendido, llegando incluso hasta el extremo de cometer el delito
adicional de ayudarlos a evadir la justicia sacándolos del país como exiliados.
Así las cosas, la única conclusión lógica e irrebatible
es que Uribe, si no dio directamente las ordenes e instrucciones detalladas de
cómo operar, por lo menos si estuvo totalmente enterado de todas las
actuaciones criminales del DAS. Y si aceptamos esta premisa, es decir, que solo
estaba enterado pero no fue él quien dio las ordenes ni diseño el plan de
operaciones, esa salida tampoco la puede usar como atenuante pues es claro que
no hizo nada para detener esas operaciones criminales; por el contrario,
firmaba cartas de felicitaciones para los agentes del DAS más destacados, y
salió a defender implacablemente a todos los funcionarios involucrados cuando
el escandalo salió a la luz publica.
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