Los más recientes cables diplomáticos de la embajada de EEUU publicados por el Espectador sobre el escándalo DAS y persecución a la CSJ constituyen la última y más contundente evidencia de lo que desde mucho tiempo atrás ya se había: que la orden de chuzar y perseguir venia de la presidencia de la republica, concretamente, de Álvaro Uribe.
Dirán los ciegos defensores de Uribe que en los cables no se menciona el nombre del presidente de entonces. Obvio, con el enorme poder de intimidación que tenia Uribe como presidente, que funcionario de su gobierno se podía atrever a denunciarlo con nombre propio. De ahí que en las rendiciones de cuentas del general Naranjo y ex director del DAS de entonces ante el embajador gringo solo se hayan hecho señalamientos de cercanos asesores y funcionarios de Uribe. Ni Naranjo al hacer las denuncias ni los gringos al recibirlas son tan estúpidos, como la mayoría de colombianos, como para no hacer la conexión del eslabón final entre los funcionarios mencionados y su jefe inmediato, el presidente de la republica.
O acaso hay alguien medianamente informado que no sepa que José Obdulio Gaviria, Bernardo Moreno y Edmundo del Castillo, eran los asesores mas íntimos, fieles y cercanos de Uribe, que le hablaban al oído y que reportaban y recibían instrucciones de Uribe y de nadie más? O que el propio director del DAS también es nombrado, depende y recibe instrucciones directas del presidente de la republica?
Así que ante la desnudez en que lo dejan los cables diplomáticos gringos, al narco para ex presidente no le queda más alternativa que recurrir a sus ya conocidas burdas estrategias; con la diferencia que en esta ocasión solo le servirán para demorar por un tiempo muy breve el impacto del Tsunami judicial que se le vine encima.
Al igual que lo hizo con la ex directora del DAS, María del Pilar Hurtado, cuando estaba ya acorralada y lista para empezar a hablar, seguramente ya está trabajando asiduamente en la consecución de asilo político para los rasputines en la Casa de Nariño. Las razones que aducirá no serán diferentes de las expuestas para el caso de la prófuga Hurtado: presentar a sus asesores como victimas y/o perseguidos políticos; como quiera que según él fueron las cabezas visibles de una administración que fue víctima de un montaje del narcoparamilitarismo en venganza por la extradición de sus principales jefes. La retorica de esta estrategia ya no lo han echado un montón de veces: que agentes de estos narcoparamilitares inflitraron el DAS y la CSJ para conspirar y desestabilizar su gobierno, e igualmente para impedir su reelección.
Aunque esta vez, la estrategia de sacar a sus rasputines del país no va a ser tan fácil dado el escándalo internacional que desencadeno el asilo otorgado por Panamá a su protegida Hurtado.
El plan B, por si la anterior estrategia no le funciona, también es predecible. Hará uso de su inmenso poder político que tiene en el gobierno de Santos para neutralizar cualquier intento de que él personalmente sea vinculado a un proceso penal por fuera de los sainetes montados en la comisión de investigaciones de la cámara de representantes. En realidad este plan B ya está en marcha, de ahí las declaraciones espontaneas pero con tientes desafiantes e intimidatorios del presidente Santos y de su vicepresidente en el sentido de que su gobierno brindara toda la protección al ex presidente Uribe frente a cualquier acción que las autoridades judiciales nacionales o internacionales inicien en su contra.
Pero con todo y el respaldo y protección que pueda tener Uriben no solo por parte de Santos sino de las elites políticas y económicas que se beneficiaron de su naco-paragobierno, surgen preguntas obvias que no pueden quedar en el aire:
Quien más que el presidente se beneficiaba del hecho de que los opositores de su gobierno sean neutralizados (o eliminados); de que los jueces no investigarían los estrechos vínculos de congresistas de su coalición política con el narcoparamilitarismo (incluyendo su primo y parientes de sus ministros); de que la CSJ pierda credibilidad ante la opinión pública?
Aun si toda la operación se hubiese ejecutado a sus espaldas, qué intereses individuales podían tener sus más cercanos asesores en arriesgarse a montar tamaña operación por su propia cuenta y riesgo? Acaso solo garantizar la continuidad de sus privilegios, derivados de la prolongación de su presidencia, es una explicación lógica y racional como para creer que actuaron a espadas de Uribe ?
Acaso estos funcionarios tenían tanta delegación de poder como para que el director del DAS, que depende directamente del presidente, siga ciegamente sus ordenes si confirmar primero que esas eran las instrucciones de su jefe único, el presidente de la Republica?
Acaso, como lo han dicho algunos funcionarios del DAS, las instrucciones dadas por el presidente en el sentido de que atendieran todas las instrucciones de Jose Obdulio no implican la condonacion de las ordenes que este ultimo dio para emprender el plan de las chuzadas?
Acaso, como lo han dicho algunos funcionarios del DAS, las instrucciones dadas por el presidente en el sentido de que atendieran todas las instrucciones de Jose Obdulio no implican la condonacion de las ordenes que este ultimo dio para emprender el plan de las chuzadas?
Todos los caminos conducen a Uribe; y seguramente consciente de ello es que el presidente Santos ha salido a ofrecerle su respaldo y protección, aun a costa de sacrificar su capital politico.
Pero la salida en falso de Santos tal vez solo tenga eco entre la galería y la godarria que ciegamente han apoyado a Uribe desde su beatificación. Como podrá explicar ante la comunidad internacional su contradicción entre su declaracion de respeto y apoyo a la actuación independiente de la justicia y las recientes declaraciones en tono amenazador en el sentido de que su gobierno no permitirá que Uribe sea vinculado formalmente a un proceso penal. Acaso, como lo ha hecho en ocasiones anteriores, recurrirá a una de sus frases celebres como la de que "aquel que no cambia cuando lo hacen las circunstancias es un imbécil"? Pero entonces tendrá que explicar cuáles son las circunstancias que lo “obligan” ahora a cuestionar la independencia de la justicia
Es Santos tan imbécil como para sacrificar su administración a expensas de proteger a su ex jefe y garante de su elección como presidente?
Acaso es tan imbécil como para no darse cuenta de que si cree firmemente que su ex jefe es inocente la mejor oportunidad de que así quede demostrado ante la comunidad internacional es precisamente que la autoridad judicial competente así lo determine luego de una rigurosa y transparente investigación?
Acaso es tan imbécil como para no darse cuenta que al proteger ciegamente a su ex jefe va a aparecer como cómplice de todos los crímenes y violaciones que cometió su ex jefe?
Finalmente,… o es que no es imbécil sino que sus declaraciones erraticas son el resultado de presiones del narco-para-uribismo para que proteja a su ex jefe y asi evitar su propia caida, como quiera que fue su ministro de defensa en cuyo periodo se monto la operación criminal de recompensas que condujo al asesinato de miles de civiles inocentes para hacerlos pasar por guerrilleros; para no mencionar su complicidad con las falsas desmovilizaciones de paramilitares y guerrilleros, falsas liberaciones de secuestrados, desapariciones forzadas, etc., etc.,… ??
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