El Diamante no es un caserío, es apenas un punto en
las profundidades del los Llanos de Yarí en el Departamento del Meta. El lugar
donde se llevó a cabo la X Conferencia de las FARC-EP, su última conferencia
como grupo armado, y de la que emergieron como partido político a continuar su
lucha por una Colombia con menos violencia, más justa, más equitativa y más
incluyente.
Cerca de 350 periodistas de todas las latitudes
llegaron a El Diamante a cubrir este momento histórico para el país. No
obstante, aunque no todos, un gran número de ellos solo fueron tras la chiva,
la morbosidad periodística y el espectáculo.
El Diamante era el centro de operaciones de una compañía
conformada por 60 guerrilleros, allí tenían su campamento, en medio de una
mancha boscosa de árboles y palmas inmensas que desde el aire no dejan ver las
caletas (como llaman a los alojamientos los guerrilleros) donde descansan los
guerrilleros y guerrilleras y se protegen de los bombardeos. El campamento
cuenta con un rancho (cocina) al borde de la carretera (trocha), chontos (zanjas
horizontales que cumplen la función de sanitarios), y se ubica al lado del Río
El Diamante donde se bañan, escapan del intenso calor y lavan sus ropas.
En esa misma mancha boscosa en medio de esa inmensa
llanura, la organización de la X Conferencia dispuso de decenas de caletas
adicionales para albergar a los cientos de visitantes que querían experimentar
por unos días la rutina y restricciones de la vida cotidiana guerrillera.
Los invitados teníamos también las opciones de
dormir en áreas acondicionadas para camping o equipados con camarotes, ambos
espacios debidamente cubiertos con carpas y con decenas de sanitarios y duchas portátiles
dispuestos a solo metros de distancia. Estas dos áreas estaban ubicadas aledañas
a las zonas dispuestas para el trabajo de los periodistas, conferencias de
prensa y restaurante. Las áreas de
prensa estaban equipadas con cómodas mesas y sillas cada una con dobles salidas
eléctricas para cargar computadores y demás equipos electrónicos.
Adicional a estas áreas, la organización de la X
Conferencia instaló una moderna infraestructura de espectáculos, equipada con
una inmensa tarima y tres pantallas gigantes, donde artistas reconocidos en diversos
géneros y de distintos orígenes fueron los protagonistas de los conciertos
musicales programadas para cada noche. .
Las reuniones diarias de la X Conferencia en la que
participaron todos los miembros del secretariado de las FARC-EP y más de 200
delegados representando todos los frentes y bloques, se llevaban a cabo en una área
un poca más alejada del área dispuesta para los visitantes. A diferencia de las
instalaciones para visitantes, las construcciones de esta área reflejaban un
cuidadoso diseño arquitectónico: un
entretejido de bambú hasta media altura de muros y en el techo. Contiguo al área de las deliberaciones de la
conferencia, construyeron instalaciones adicionales para el alojamiento de los
comandantes y delegados, restaurante y espacios para la logística durante el
desarrollo de las reuniones.
Esta será la imagen del Diamante que la mayoría de
visitantes recordaremos. Pero si hacemos
el ejercicio de remover mentalmente todas las instalaciones y nuevos espacios
que fueron ocupados con ocasión de esta conferencia, podríamos tener una idea
muy cercana de El Diamante real, un punto perdido en las llanuras de Yari. Un espacio pequeño con solo dos casas de
madera, con espacios abiertos y techos de zinc donde los pocos locales y los aún
más esporádicos visitantes o viajeros que transitan por la trocha se abastecen
de víveres, bebidas refrescantes y por supuesto cerveza para aplacar el intenso
calor y humedad que caracteriza esta región de los llanos.
Es con ocasión de la X conferencia que El Diamante
se transformó en un pequeño y congestionado caserío, lleno de casetas ubicadas
en los alrededores de las únicas dos construcciones originales, donde tenderos
y comerciantes de pueblos de la región instalaron casetas para vender comida, mercancías,
ropa de contrabando de todo tipo y por supuesto cerveza y trago.
El Diamante se transformó así en un lugar de atracción
para cientos de pobladores de caseríos y veredas del lado de San Vicente del
Caguán en el Caquetá y de La Macarena, por el lado del Meta. Este grupo de
visitantes eran humildes campesinos con rostros quemados por el sol y el polvo,
y sobre todo endurecidos por los horrores de la guerra y el abandono estatal.
Periodistas, fotógrafos, reporteros, en su propósito
de encontrar historias e imágenes que alimenten la morbosidad y el espectáculo
de su audiencia, dedicaban sus días a perseguir y espiar a los guerrilleros y
guerrilleras mientras cumplían con sus tareas diarias. Para estos periodistas del espectáculo, el
campamento de la guerrillerada parecía que lo veían como un zoológico. Perseguían
o esperaban agazapados a guerrilleros y guerrilleras para fotografiar todos sus
movimientos y actividades, aun las mas privadas, ingresaban al interior de sus
caletas, a sus minúsculas cocinas que algunas parejas de guerrilleros habían
dispuesto para replicar una pequeña vivienda familiar.
Periodistas del espectáculo como los de RCN que
andaban a la caza de guerrilleras embarazadas para preguntarles sobre su
embarazo y para reforzar la basura que ellos les han metido en la cabeza a la mayoría de colombianos: que "sus comandantes las forzaban a tener abortos."
Periodistas del espectáculo como los de Caracol Televisión
que sin ningún asomo de vergüenza, ni siquiera con sus colegas, emitían en
directo notas e imágenes mostrando a un campesino llorando porque había llegado
al Diamante a buscar a su hija y aun no la había encontrado. Imágenes que habían sido captadas por un camarógrafo
de la agencia EFE y que se las había prestado a Caracol TV, pero que correspondían
al momento en que el campesino lloraba de la emoción y felicidad porque ya había
encontrado a su hija, y porque la había visto en perfecto estado de salud y muy
entusiasmada de ser protagonista del momento que vive el país.
Periodistas del espectáculo como los reporteros que envió
la cadena BluRadio, Daniela Morales y Jorge Herrera, quienes sin ningún asomo
de vergüenza, emitían también en directo, y en medio de otros visitantes que los
escuchábamos, notas como, "....aquí desde San Vicente del Caguán, Caquetá,
en medio de lluvias....", cuando estábamos en El Diamante, Departamento
del Meta, a 8 horas de San Vicente, y no estaba lloviendo!!!
Esto es apenas una breve reseña de lo que ocurría en
un día típico en El Diamante durante la X Conferencia. Quienes estábamos
interesados en conocer realmente y por dentro a los guerrilleros y guerrilleras,
nos encontramos con unos seres humanos humildes, cordiales y cálidos en las
conversaciones, conscientes y convencidos de sus luchas y con plena comprensión
de los orígenes de las tragedias y realidades que afectan a esa gran mayoría de
colombianos, conscientes de los retos y amenazas que tendrán luego de su desmovilización
como organización armada, pero llenos de ilusiones y vislumbrando un futuro en
el que puedan dormir tranquilos sin la zozobra y temor de los bombardeos
indiscriminados, en el que hayan garantías para que no los asesinen, y puedan
en su nueva vida ayudar a educar a sus comunidades para que se organicen y
participen activamente en los procesos democráticos y de reconstrucción de país
que supuestamente se van a abrir luego de la firma de los acuerdos de paz.
Con todo y las ilusiones que significa dejar atrás
los horrores de la guerra, el sentimiento general de los guerrilleros y de
todos los miembros de la comunidad local y campesinos provenientes de los
pueblos y veredas, con quienes tuvimos el privilegio de compartir, es de temor
y desconfianza hacia el gobierno y su aparato militar, hacia las élites políticas
y las oligarquías. Les preocupa quedar
desprotegidos frente a las amenazas de los paramilitares y del propio ejército
y por eso muchos, aunque manifiestan que votaran afirmativamente el plebiscito,
piensan que las FARC-EP no deberían entregar las armas sino hasta que el estado
desmonte el paramilitarismo y depure sus fuerzas militares.
El otro país, el país intoxicado por la propaganda
oficial, inyectada todos los días, a toda hora por los medios corporativos
prepago y periodistas del espectáculo como los que enviaron al Diamante, siguen creyendo que
son las FARC-EP en quienes hay que desconfiar.
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