Medios escritos y de televisión locales difundieron en los últimos días y con cierto aire de celebración dos recientes reportes internacionales relacionados con terrorismo, el uno difundido por el departamento de Estado de los EEUU y el otro presentado como elaborado por una organización de investigación de riesgos europea.
El primero informe es el refrito anual del Departamento de Estado gringo que lista los países que “según ellos” apoyan el terrorismo, y el cual actualizan cada año dependiendo de si ha habido o no países que se les han salido del corral. En la lista de los últimos años, no podía faltar por supuesto, Venezuela; y más recientemente, Bolivia, como quiera que sus presidentes, elegidos democráticamente, decidieron no seguir mas arrodilladlos al imperio y sacaron a patadas a muchas de las multinacionales que explotaban y se robaban sus recursos naturales y energéticos.
El que Venezuela y Bolivia sean incluidos en este informe propagandístico no debe sorprender pues su principal objetivo es la satanización como terroristas de gobiernos democráticos que no siguen las ordenes imperiales, como antesala (justificación) frente a eventuales intervenciones militares en esos países cuyo propósito es recuperar el control político y obviamente los beneficios económicos que sus multinacionales perdieron. Las acciones intervencionistas que anteceden a las invasiones, asesinatos de sus lideres o golpes de estado que financian y promueven a través de agencias como la USAID, las disfrazan a través de la propaganda de que lo hacen por el re establecimiento de la democracia y la seguridad hemisférica!!
El segundo informe incluye los países que, también según los gringos, están bajo amenaza del terrorismo, dentro de los cuales (vaya coincidencia!) el único país del continente es Colombia. Pero la coincidencia no es tan extraña ya que en esta lista están incluidos también los países en los que el imperio gringo ya hace presencia, ya sea directamente mediante ocupación militar, como en los casos de Afganistán, Irak, Pakistán, o indirectamente a través de programas de asistencia militar cuyo objetivo es apoyar la supuesta guerra contra el narcoterrorismo, como es el caso de Colombia. En ambos casos, el objetivo real es justificar la ocupación/invasión de países como Irak por ejemplo; y la continuidad de la ayuda/presencia militar con el fin de salvaguardar el control que ejercen sobre los gobiernos títeres que han implantado en esos países (Colombia, por ejemplo), y como consecuencia de ello, asegurar el control y explotación de los recursos naturales y energéticos. Con esta intervencion logran también que los movimientos populares o de rebeldes que busquen transformaciones económicas y sociales de fondo sean neutralizados.
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